Esa noche, pude soñar a mí misma sentada otra vez en el colectivo desde donde lo había visto. Lo extraño es que estaba sentada en el mismo lugar, pero no había gente, ni tampoco paisaje. Todo era una nube gris que no se distinguía profundidad. Llevaba puesta toda la ropa de esa tarde y mi bolso con mis auriculares del celular. Quitándome los auriculares que no pasaban música alguna, mi perspectiva cambio con el frenado del colectivo. Recuerdo que el colectivero no tenía rostro ni luz, solo era una persona borrosa. Pero, esa persona, me dedico una mirada por un minuto y luego se volteó a la puerta la cual dejo abrirse. Para mi sorpresa lo más impactante era que el amor de mi infancia, subía el colectivo vestido de policía como esa tarde lo había visto. Cuando paso en frente de mí y cruzó sus ojos a los míos, me levanto la mano y me saludo con amabilidad que me parecía tan extraña, por el recuerdo del niño rudo que conocí. Siguió hasta el final del colectivo y se quedó allí parado sin sentarse. Luego de un par de segundos, mi cabeza se sacudió un poco por el freno del colectivo. No moví los labios, pero pensaba qué más podía ser. Cumpliendo mis deseos, me veo a mi misma, subir y pagar mi boleto. Cómo podía estar en dos lugares diferentes pero solo una preocuparse y la otra pretender que nada pasa. Lo más extraño era que al levantar la mirada del colectivero, sonrió y camino al fondo sin apartar sus ojos a lo que debía ser él. Cuando por fin llega a su lado, le toma de la mano y lo besa con total normalidad en los labios. Su beso no es corto ni tampoco prolongado, era una forma de demostrar lo mucho que se habían extrañado. Allí estaba yo, sentada en un asiento cerca de la ventana, y ...allí estaba yo, de la mano con el amor de mi infancia.
La imagen de ambos juntos me hiso ver que en lo profundo de mi corazón, mis sentimientos estaban brotando nuevamente de un manantial que creía ya seco y sin vida. Lo que mi corazón me decía, era un mundo o dimensión que no conocía de posibilidad en la que él y yo fuésemos uno.
Mientras mi mente divagaba sin parpadear ante la escena de segundos de aquella irreal pareja. El colectivo se torna oscuro y las luces se van apagando.
Entonces un libro cayó al suelo al lado del asiento de mi lugar, eso me sorprendió. Cuando me acerque, no dejo tiempo a mirar de donde había caído porque otro caía al poco tiempo al costado. Varios se desplomaron en mi cabeza y desperté con libros en la cama, un dolor, mareo, y el sutil chillido de mi gato dulce de leche maullando por comida.
Durante el desayuno y componiéndome del despertar, trate de relajarme y recordar ese sueño. Era tan tangible como los parpados de mis ojos. Me estaba obsesionado con algo tonto de hace mucho tiempo. Las cosas pasan por algo. Además era obvio que estaba en pareja y las posibilidades eran solo de otra vida u otra dimensión o que seamos amebas. No me gustaba la idea de perder, sin embargo, no se puede llamar perder, porque disfrute de esos momentos y ya me sentía ganadora. Que tontas cosas pienso, mejor hago un esfuerzo y me olvido de todo aquello de una vez o lo barro de donde salió.
Continúe con mi mañana y deje que mi mente se distrajera de todo ese asunto tonto. Ya no me hacía gracia ser a única que se haga estas ideas. Acomode mis cubiertos y taza en la bacha. Deje un poco de alimento a mi gato, tome mi bolso y derecho al trabajo.
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La ladrona.
RomanceUn día de su vida, de los más simple, nuestra protagonista sufre un arranque de recuerdos de su infancia y vive al día siguiente , el peor día de trabajo de su vida.Un vaticinio de un cambio?, quizás, o tan solo una etapa de trascender a una histori...