Charlie

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La mujer que me salvo la vida. La mujer que allí estaba meditando, no se había dado cuenta que yo había despertado. Medía unos casi 6 pies. Su tono de piel era blanco y su cabello ondulado hasta los hombros color marrón claro. Estuve un rato observándola por alguna razón me causaba tranquilidad. Tenía mucho parecido a mi madre eso me causaba nostalgia. En ese instante se dio cuenta que yo estaba consciente y rápidamente se paró de su asiento y se fue a mi lado y me tomo por la mano.

- Wow, gracias a Dios que estas bien. ¿ cómo te sientes? -

-Me siento como perro atropellado-

- Me alegra tanto que hayas despertado. No he podido pegar un ojo. -

- ¿Porqué? ¿Porque sigues aquí? ¿Porqué me ayudaste?

Cuando le preguntaba eso comencé a llorar. Ella se me acerco me intento tranquilizar y me abrazo.

-Tranquilo chico. También perdí a mis padres en un accidente. Aquí estoy yo, te ayudare en este proceso. No voy a dejar que te pase lo que me paso a mi.

Cuando me decía eso me llegaron muchas preguntas a la cabeza, pero logro tranquilizarme. ¿Porqué le importaba tanto a ella? ¿Qué ella veía en mi que le hacía querer cuidarme?

-Seguro te preguntarás porque te ayudo-

-Vaya que si. -

- Verás, son muchas cosas. Esa no era nuestra ruta. Íbamos a tomar un camino alterno pasando por detrás de ese bosque. Pero algo, algo me decía en mi interior que debíamos pasar por allí. Sabía que tenía que ser algo importante. Así qué tomamos esa ruta. De camino ya por el bosque escuchamos el... Um...

- ¿el que?-

- El carro, el accidente. Y cuando pasamos estabas tu allí al borde de la carretera. -

- Pero, si estuve horas esperando que pasará el dolor. Y a las horas fue que pasaste tu.-

- Lo importante es que estas aquí. Que despertaste. Lo importante es que saliste de todo esto vivo. -

Sentía que había algo raro. Me estaba ocultando algo o al menos había pasado algo que no quería decirme. Pero aún así me sentía bien. En ese instante entro el doctor. Me llevo a sacarme unos rayos x y unos análisis de sangre. Me receto unos medicamentos para el dolor.

-Richard, tuviste suerte. Ese accidente que tuviste pocos lo hubieran sobrellevado. Así qué quiero que te cuides. Toma tus medicamentos y no hagas fuerza. Si me prometes hacer eso te doy el alta. -

-Si doctor. Lo prometo. -

- Bueno pues tengo entendido que Charlie es tu tutora. Charlie tienes que tomar mucho cuidado de el. -

Al fin sabía el nombre de la mujer que me salvo la vida. Charlie. En ese momento se mudaron a una esquina del cuarto y logre escuchar lo que decían. Que raro que ella hubiera dicho que es mi tutora. Supongo que me mudare con ella hasta que pueda mudarme con mi padre. Cuando el escuche la noticia será desastroso.

-Charlie, con respecto a su madre y hermana, las autoridades no lograron encontrar los cuerpos. Parece como si el agua se los hubiese tragado vivos.

-Probablemente se hundieron junto al auto-

-Probablemente. Pero ahora lo que importa es que cuides de Richard.

En ese momento me sacaron de la camilla me montaron en una silla de ruedas y me llevaron al auto de Charlie.

- Richard, la jugada no me salió fácil. En tu cartera tenías tu Seguro Social, tu plan médico y tu identificación. Con eso pude llenar los papeles y decir que era tu tutora. Todo lo hice por ti. No quería dejarte en el espacio. No quería dejarte solo en estos momentos. De hoy en adelante vivirás con nosotros en Wilmington hasta que te recuperes. Estoy segura que te llevarás bien con mi hijo Sean. Tiene 19 pero aún vive en casa.

- Gracias Charlie. No se cómo voy a poder agradecerle todo esto.

Comencé a llorar. No me imagino como alguien desconocido puede hacer tanto por alguien que en su vida lo había visto. Pero no me queda de otra y al parecer todos en su casa esperan mi llegada. Espero que sea bienvenido y que Sean se lleve bien conmigo. Alguien desconocido llegando a vivir en su casa y lo aceptan como si nada. Bueno, serán costumbres de Wilmington, una ciudad cerca de la playa de Carolina del Norte. Y así continuamos nuestro viaje de una 1 y media lleno de muchas conversaciones pero a la misma vez silenció cuando me iba a pensar en mi madre y las lágrimas corrían por entré los poros de mis mejillas. Pero ahora me tocaba vivir el presente. Aunque me tomaría mucho tiempo acoplarme a una vida sin mi madre tendría que aceptarlo. Y así entre pensamientos continuamos hasta que llegamos a la casa.

Entre Sueños OscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora