Mercy ¡La asombrosa!

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I

El sol salió temprano ese día, yo no pude dormir mucho en aquel hotel de Atlanta, así que vi, como poco a poco, la habitación se iba iluminando. Las ventanas dejaban entrar un mortecino rayo de luz, entre rojizo y anaranjado, las paredes blancas de aquel hotel tomaron un color similar al del cobre, toda la habitación brillaba, era tan resplandeciente que la luz dañaba la vista. Aquel esplendor, era como ver al sol directo a los ojos, la habitación era cada vez más y más brillante, ahora estar en aquella habitación era insoportable. No brillaba, Ardía. Eran enormes llamas, esa habitación era un verdadero horno, una imagen tomada del infierno, sí. Esa ya no era la habitación, ahora yo me encontraba en otro lugar, y la gente, estaba en llamas, ardían sin darse cuenta, estaban quemándose vivos y no lo sabían, no era una habitación en un hotel de Atlanta, era todo el mundo. Desperté.

Seguía en mi cama, en aquel hotel, al parecer me había quedado dormido, ya deberían ser como las nueve o diez de la mañana. Y aquello... ¿Había sido solo un sueño? No lo parecía, todo se había sentido tan real, tan reciente. ¿Por qué había tenido ese sueño? Que más bien era una pesadilla, no importaba. Desde pequeño había aprendido que los sueños son inofensivos, son imágenes que el cerebro crea, ¿por qué? Porque quizá todos estamos locos, ¿pero no había empezado un viaje solo por un sueño que ahora ni siquiera recordaba? Eso me hacía estar más loco. Como sea, a veces no es bueno pensar tanto en ese tipo de cosas.

Me sorprendí cuando oí que alguien tocaba mi puerta.


-¡Andy, despierta! ¡Ya es hora!- era la voz de Dave a través de la puerta.

II

Me levante casi corriendo, olvidando que estaba en ropa interior, para abrir la puerta. ¿Qué esperas? ¡Vístete! Te veo abajo en el comedor. Fue lo único que dijo Dave y después se fue.

Me vestí, lo más rápido que pude, en parte por Dave y en parte porque estaba ansioso de llegar a nuestro destino. Baje a donde estaba el comedor de aquel hotel y ahí estaba Dave sentado, con una tasa de café y un periódico en ambas manos. Por primera vez, parecía el hombre de negocios que decía ser.

Me senté con él, pero el parecía no darme importancia, hasta que dijo:

-Lo que sea que vayas a comer pídelo para llevar

-No hablas en serio ¿Verdad? - y aunque entendía su impaciencia también estaba hambriento- ¿Sabes que aquí no hay servicio para llevar?- El seguía leyendo- ¿Vez? ese es el problema contigo, nunca sé cuando hablas en serio o cuando solo bromeas. Desearía que fueras más directo.

-Volvió a pasar- dijo sin mover el periódico de su lugar- anoche como a las diez, solo que esta vez fueron menos personas. Ya son más de quinientas personas.

Ese comentario fue un duro golpe de realidad, mi realidad, la verdadera razón por la que estábamos ahí. E inevitablemente, después de oír eso, mi mano se dirigió hacia el bolsillo de mi chaqueta en un movimiento involuntario para sacar una vez más, aquel volante que decía

MERCY ¡LA ASOMBROSA!


¡El mundo es un lugar lleno de misterios! ¡Un infito mar de conocimiento del cual apenas hemos tocada la superficie!

Yo puedo guiarlo en ese amplio mar para encontrar aquello que de verdad desea.

Mis habilidades ancestrales y esotéricas provienen de una larga tradición de brujas y hechiceros. Yo todo lo veo, y todo lo sé.

Death DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora