Olvídame.

Capitulo 3.

  — ¡Uy no! Estas muy equivocado si crees que voy a desperdiciar mi tarde estando con Roy —Dijo Bea antes de encerrarse en su cuarto.

— ¡Por favor Bea! —Entre a su cuarto detrás de ella— Tu y Roy son mi única esperanza para hablar con Didi. ¡Dijiste que me ayudarías en lo que sea!

  —Pero es que Roy me cae muy mal, siempre intenta besarme. Como mi hermano deberías de golpear a los chicos que se quieren aprovechar de mi no lanzarme a ellos como carnada.

—Por favor Bea —me arrodille junto a su cama—. Eres mi única esperanza para volver a hablar con mi Didi, te prometo que te lo compensare.

—Como sea —dijo rodando los ojos sin quitar la vista de su libro.

Le di un beso largo en su mejilla y me fui alegre a mi habitación.

Ahí estaba, parada esperando a su padre que ojalá no llegue. Tenia ganas de correr hacia ella y llevármela conmigo, pero aguarde un momento más para recibir el mensaje de Roy y estar seguro de que puedo ir a hablar con ella.

Roy 6:10 p.m.
Bro, tienes aproximadamente media hora, apúrate y suerte.

Respiré profundo y salí de mi escondite. Mientras caminaba hacia a ella iba pensando en que era lo que le diría. Estaba nervioso, no sabía que le diría ni que me diría ella, como comenzaría a hablar con ella; si fuera la Didi que recuerdo no sería necesario pensar en cómo iniciar la conversación, pero no lo es.

—Hola —dije al momento que llegue junto a ella, sentí como un gallo se me salía en la "a".

Soy un estúpido, estúpido, estúpido, estúpido.

Ella solo asintió con la cabeza mientras apretaba los labios.

—Soy... —estire mi mano.

—Oh, yo sé quién eres —dijo con una voz muy baja.

Me quede callado. Sabe quién soy, no me olvido. Me llene de ilusión de que lo de la fiesta fue un mal entendido y cumplió su promesa al recordarme.

—Eres el loco que me abrazo en la fiesta de la otra noche —rodo los ojos—. Ahora puedes irte.

Solté un "Oh" bastante desilusionado.

—Emm... —raspe mi garganta, para asegurarme que no saliera ningún otro gallo—. ¿Eras tú? —rei—, lo lamento, estaba muy ebrio.

—Que interesante —dijo en un tono irónico volviendo a rodar los ojos—. No me interesa, puedes largarte y dejar de molestarme.

Respire profundo y recordé sus palabras: "recuerda que aunque actúe toda indiferente y fría y que posiblemente te mande a la chingada más de una vez... En el fondo sigo siendo la chica dulce y tierna que conoces y amas."

—Ángel —extendí mi mano.

La miro y me miró a mí no muy confiada.
Yo solo quería que tomara mi mano una vez más, al menos un rose suyo para que todo esto valiera la pena.

—Didi...

Miro mi mano un momento más y finalmente la tomo. Al momento en que sentí mi piel en contacto con la suya sonreí, disimule un poco mi sonrisa para que no pensara que estoy loco pero aún así no podía evitar sonreír al saber que tenía de nuevo su mano sobre la mía; la mire a la cara y me di cuenta que igual ella tenía una sonrisa, demasiado sutil e imperceptible, pero la conocía lo suficiente para saber que estaba sonriendo. Trate de apretar un poco su mano como lo solíamos hacer pero inmediatamente deslizó su mano fuera de la mía.