El bien.

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Yo quería tomar su mano y demostrarle a todos lo hermoso que podía llegar a ser detrás de esa máscara fría y aterradora.

Yo sabía que él era diferente.

Yo sabía que Zoro también era tímido.

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Aterrado.

Esa palabra describiría la forma exacta en la que se sentía.

Mientras todos pensaban en que harían un Viernes por la tarde, él sólo se preocupaba por que sus piernas fueran lo suficientemente rápidas como para correr de aquellos dos bravucones que lo perseguían y querían golpearlo.
No tenía idea de lo que les había hecho como para merecer aquellos golpes.
Pero ahí se encontraba, corriendo, literalmente, por su vida.

No acostumbraba hacer ejercicio, así que sólo aguantó un par de cuadras más,  cerca del instituto.

Se había dado por vencido, durante todo el trayecto se preparaba mentalmente para recibir aquellos golpes.

"Sólo duele si piensas que duele."
Se decía en un intento de calmar sus nervios.

Giró en un callejón y espero de forma paciente a sus atacantes.

Cuando escuchó pasos cerca de él cerro los ojos fuertemente y quedó inmóvil en el suelo.

Aquella paliza jamás llegó.

Dos

Tres

Quince

Sesenta segundos pasaron y no recibió ni un sólo roce.

Abrió los ojos y la escena lo dejo petrificado.
Frente a él la silueta de un hombre fornido y alto lo cubría y delante de ellos yacían los cuerpos de sus atacantes, tirados en el suelo, jadeando de dolor.

El efecto de contra luz no dejaba ver bien al dueño de aquella sombra.

Estaba asustado.

Tal vez él lo golpearia o le quitaría el dinero de su almuerzo.
Se veía muy fuerte y la idea de recibir un puñetazo de él ya le calaba hasta en los huesos.
Se aferro a sus libros, con miedo y esperando de nuevo que abusaran de él.

"Será mejor que nos vayamos." Escucho decir al sujeto frente a él. Su voz le recorrió como un escalofrío por todo el cuerpo, era la voz más varonil que había escuchado.

Se perdió tanto en aquel sonido que no logró prestar atención a lo que decía hasta que de nuevo habló:

"Hey, vamos."

Alzo la mirada, curioso.

La imagen que observo lo dejo estupefacto.
Rasgos perfectamente masculinos, semblante moreno en una belleza fresca, pero que mostraba rasgos de perversión y pecado en aquellos ojos avellana.

"Lindos."Pensó.

Tenía un extraño color de cabello y una expresión de preocupación.

Agradeció a la escasa iluminación por no mostrar en  sus mejillas aquellas nubes de carmín que las adornaban cuando abochornado se sentía.

A pesar de todo, logro ver un leve destello de emoción en los ojos avellana.

Tímido.||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora