Capítulo 2

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Mariela se fue y yo pasé el resto del día terminando de arreglar todos los papeles que me quedaban. A las cuatro de la tarde dejé todo el despacho ordenado y me encaminé hacia mi departamento, no sin antes coger la carta que recibí esta mañana.

Una vez en casa me fui a mi habitación y me situé enfrente mi armario. Una vez delante, empecé a mirar los vestidos que tenía y me di cuenta que no tenía ninguno suficientemente elegante para el evento que debía asistir aquella misma noche. Al principio dudé en ponerme uno rojo con un corte lateral, pero tal y como decía la carta que recibí aquella misma mañana, se trataba de pasar desapercibida pero no totalmente, es decir una mezcla entre ir elegante pero a la vez seductora.

Miré el reloj y vi que eran las cinco menos diez. De repente me acordé que tenía que ir al gimnasio a las cinco, dónde me esperaba mi entrenador personal, así que me vestí rápidamente, cogí mi bolsa de deporte con todo lo necesario dentro, incluyendo la cartera con dinero suficiente para comprar un vestido adecuado para el evento de aquella noche. Llegué al gimnasio y ya estaba sudando, de echo, estuve corriendo todo el trayecto hasta llegar allí, no por gusto, sino porque llegaba tarde, así que cuando abrí la puerta y vi que todavía quedaban dos minutos para las cinco, me llegó un sentimiento de satisfacción personal realmente increíble.

Bien Mia, quién te ve ahora y quién te vio hace seis meses.

Gracias conciencia eres realmente oportuna.

Después de beber agua y secarme el sudor con una toalla me dirigí hacia la esquina dónde normalmente estaba Christian, mi entrenador, esperando, pero no estaba. Se me hacía extraño que no estuviera ahí porque el tenía devoción por la puntualidad así que supuse que le había sucedido algo. Esperé cinco minutos más y al ver que no llegaba decidí acercarme a la zona de boxeo para practicar mis ganchos y calentar un poco antes de pelear con alguien. Después de saltar a cuerda, practicar mis ganchos y calentar lo suficiente me dirigí al ring con la intención de pelear un poco. Subí y me situé en la esquina del cuadrilátero para dejar mi botella de agua y mi toalla. De repente escuché a dos personas hablando al otro lado del ring.

- John, no pienso pelear contra ella.- dijo una voz grave y profunda.

- Estoy harto de que te quejes siempre.- respondió un señor mayor vestido con ropa de deporte y un silbato.

- ¿No ves que la voy a romper? John, por favor.- dijo en tono socarrón la voz grave.

Levanté disimuladamente la cabeza para ver de quién venia, pero la voz permanecía oculta detrás del hombre con chándal.

- ¡Basta, soy tu entrenador y yo elijo tu entrenamiento, así que ahora haz lo que te estoy diciendo! - el anciano parecía realmente enfadado dado que tenía una expresión de pocos amigos.

-Pero John, es una niña, no acabaré ni la ROUND 1. Le voy a hacer daño y va a llorar.- realmente ese hombre me estaba haciendo enfadar. -Ni siquiera tendré tiempo para calentar.- lo que faltaba...

- Considéralo un pre calentamiento. Por algo te hago luchar contra ella pillín.- el hombre mayor parecía estar contento después de que su alumno accediera a pelear conmigo.

Mientras escuchaba la conversación, la sangre me empezaba a hervir y una rabia inmensa se acumuló en mi interior. No podía creer lo que estaba escuchando, así que me levanté, me puse los guantes y me dirigí hacia el centro del ring, preparada para empezar la pelea. Estaba concentrada mirando el suelo y planeando mi estrategia, cuando una risa grave y profunda me hizo levantar la cabeza.

- Todavía no hemos empezado la pelea y ya tienes mie... - y de repente dejó de hablar. A decir verdad a mi tampoco me salían las palabras. 

Nuestros ojos se encontraron y no podíamos dejar de mirarnos el uno al otro. El contacto visual que estábamos teniendo era más largo de lo necesaria pero su mirada realmente me cautivó. Lo voz grave que minutos antes había estado buscando, ahora la tenía enfrente mío. Era un chico de unos veintisiete años, alto y musculoso. Tenía el pelo rubio ceniza tirando a marrón claro, y unos ojos verdes, pero de un verde tan intenso y parecido al mío que me dejó sin respiración.


MUCHÍSIMAS GRACIAS POR LEER ESTA NOVELA, DE VERDAD OS LO AGRADEZCO MUCHO E INTENTARÉ HACER TODO LO POSIBLE POR PODER SUBIR CUANTO ANTES EL SIGUIENTE CAPÍTULO. OS QUIERO!

En busca de venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora