DIARIO DE UNA GORDA

DIA TRES

Querido odioso diario: Hoy por fin e conseguido convencer a mi madre después de siete meses de insistir en que me lleve de compras, sólo me comprará un vestido. Dice que no hay dinero para más. Soy un maldito espanto, al estar recubierta de pura grasa no me pudo poner toda la ropa que querría, así que mi abuela me teje vestidos de mi talla (muy espantosos)

-Sube ya al coche Joana. -Me dice mi madre apresurándome para llegar al centro comercial lo antes posible.
Al subirme al viejo Seat de mi padre la carrocería se unde unos centímetros más hacia el suelo.
Mi madre suelta un suspiro.

-¿Porque no ha venido papá? -Le pregunto a mi madre.

-No quiere pasar vergüenza...

-Deberíais devolverme... -Digo agachando la cabeza.

-¿Y tirar nueve años de trabjao a la basura?

-¡Yo no elegí ser gorda! No elegí que dos desarrapados locos científicos del cuerpo humano me adoptarán cuando apenas tenía seis años para investigar mi estado mental juntos con mi metabolismo, ni salir en una estúpida revista científica para gordos, ni que mis postizos padres me envíen a castings del "antes" sobre productos para adelgazar.

-¡Se acabó! -Mi madre saca las llaves del coche, sale dando un portazo. Cuando mi grasa corporal del brazo se inclina para abir la puerta mi madre pulsa el botón del seguro del coche.

-¡He! -Grito dándole golpes a la ventanilla del vehículo. Siento que empieza a faltarme el aire en este reducido espacio del que mi cuerpo ocupa sillón y medio.

-Volveré mañana para recogere y llevarte a el doble de sesiones con la psicóloga.

Apoyo mi sudorosa frente contra el cristal, dándome así por vencida.

Oigo los tacones de mi madre por el Parking hasta que ese molesto taconeo sólo se repite en mi cabeza.

Giro las páginas hasta encontrar la pregunta de la psicologa de esta mañana:

-¿Que ves delante del espejo?

Pegó más la cabeza en la ventana para ver mi rostro en el retrovisor.

-Solo me veo a mí.

Att: Joana