03

1.1K 144 3
                                        

—¡Por Dios, Jimin! —Exclamó feliz y agitada entre mis brazos. La abracé más fuerte sintiendo por fin su tacto, tacto que hacía tiempo que deseaba sentir.

—Estoy aquí —susurré mientras le acariciaba la espalda con tranquilidad. A penas recordaba su olor corporal, lo suave que era su piel, lo bien que lo olía su pelo a causa del champú que usaba...

Nada podía separarnos, permanecimos bastante rato abrazados sintiendo que por fin estábamos juntos, que por fin toda la distancia había terminado. Levantó uno de sus manos para acariciarme su mejilla provocando que casi mi corazón se parara con ese tacto, lo necesitaba, necesitaba esto. Sus manos eran suaves y cálidas, me transmitían tranquilidad y se sentía como estar en casa.

—¿Por qué no me avisaste? —Preguntó al separarse un poco de mí para verme a los ojos sin dejar de abrazarme. Sus ojos, a pesar de estar rojos, seguían siendo perfectos, podría mirarlos durante todo el día sin cansarme.

—Porque era una sorpresa —dije con obviedad y ella rió nerviosa. Su risa había provocado que mi corazón latiera con rapidez, me encantaba por llamadas, ¿cómo iba a no amarla en persona?

—El corazón me late muy rápido —admitió apoyando su frente en mi pecho. Sonreí al ver lo pequeña y adorable que se veía de esa manera—. Aunque me parece que estás igual... —reí nervioso provocando que me mirara a los ojos. Era extraño, teniéndola delante me encontraba tímido con ella, como si no fuéramos pareja.

—Estoy nervioso —fui honesto y ella sonrió para subir después ambas manos tirando de mis mejillas. Juntó nuestras frentes a la vez que cerraba los ojos cosa que por poco me provoca morir en el acto.

—Y yo, creía que nunca podría verte en persona —susurró con la voz entrecortada. Cerré los ojos con fuerza ya que sabía que si la veía de esa manera acabaría llorando con ella y aunque fuera de felicidad, ni siquiera me apetecía llorar—, pero, ya veo que los sueños pueden cumplirse —abrí los ojos para encontrármela sonriendo. Miré a un lado dándome cuenta de que su padre había desaparecido.

—Anoche a penas dormí de lo ansioso que estaba —admití y ella soltó una pequeña carcajada. Estaba tan cerca, quería besarla, quería sentir sus labios sobre los míos, los echaba de menos.

—Viniendo de ti me lo creo —bromeó sacándome una sonrisa. Dio un pequeño suspiro y puso los ojos en blanco.

El silencio se apoderó del momento, ambos disfrutábamos. ¿Qué más podía pedir? Mi momento soñado había llegado; poder abrazarla y sentir como nuestros corazones latían al mismo son. Si, soñaba con que ella realmente me amara porque, ¿cómo sentir que de verdad alguien te ama a través de una pantalla? Quería abrazarla y de verdad ver que me quería, besarla para comprobarlo, ver que me tomaba la mano sin tapujos, que me dedicaba una de sus bonitas sonrisas o que se reía de mis chistes malos sin compromisos.

La brisa algo fría recorría la zona y sentía que si seguíamos fuera por mucho tiempo alguno de los dos caería enfermo.

—¿Entramos? Hace un poco de frío —despertó del trance ante mis palabras y separó su frente de la mía. Asintió pero no se movió. Aunque empezaba el verano, parecía que Incheon se había levantado con algo de brisa.

—Oppa —casi escupo el corazón con sus palabras, escuchar eso me había encantado, a penas utilizaba esas palabras, cosa que tomaba por sorpresa cuando las usaba. Ella lo notó y sonrió con fuerza—, ¿me amas de verdad? —Preguntó ladeando la cabeza y sonreí ante su pregunta. Era tan terriblemente adorable que mi corazón dolía.

—¿De verdad crees que si no te amara vendría hasta aquí solo para verte, te llamaría todos los días y me preocuparía por ti más que por mi vida? —Abrió los ojos como platos medio aguantando la respiración—. Ni hace falta que te responda, Haeri-ah —ella hizo un pequeño puchero que me derritió el corazón y pasó sus brazos por mi cuello para volverme a abrazar.

Distance ↣ JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora