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—Jimin, voy a irme contigo a Busan, mi idea es estudiar la carrera allí —empezó a hablar Haeri después de un rato en silencio mirando sus zapatos. Abrí los ojos como platos.

—¿Qué? —Pregunté desconcertado. Tenía que ser una broma de mal gusto.

—¿Recuerdas que hace tiempo te dije que no encontraba mi carrera aquí en Incheon? —Asentí aún sin creerme sus palabras. ¿Acaso era un maldito sueño del que despertaría pronto?—. Te mentí, no sólo estaba en Seúl, también está en Busan —añadió provocando que mi corazón latiera desbocado. Tapé mi boca con la mano sin creer lo que estaba escuchando.

—Haeri estaba preparando una sorpresa —continuó su madre provocando que dirigiera mi mirada hacia ella—, hace tiempo entre todos hemos estado ahorrado para conseguir algo de dinero para la mudanza —miré a Haeri y después a su madre. Aún ni me lo creía.

—¿Por eso hay dos billetes de ida? —Pregunté haciendo que los tres asintieran. Sin dudarlo me tiré a abrazar a Haeri provocando que esta riera al instante—. Y creía que era yo el que iba a darte una sorpresa...

—Al final ambos hemos hecho una sorpresa para cada uno, no pensé que vendrías —me aseguró haciendo que me apartara para mirarla a los ojos. Me alegraba que al menos yo le diera una sorpresa yendo allí.

—Lo único que te pido Jimin es que la cuides —comenzó su padre el cual miraba orgulloso y feliz la escena—, irse sola y teniéndote solo a ti va a ser duro para nuestra pequeña —dijo agarrando del mentón a su hija haciendo que esta inflara sus mejillas derritiendo mi pequeño corazón.

—Claro que lo haré, no se preocupe por eso —le aseguré haciendo que este sonriera. Posó su mano sobre mi hombro y me dedicó una sonrisa bastante sincera, llena de confianza.

—Confío en tu palabra —añadió mirándonos a ambos. Revolvió el cabello de su hija haciendo que esta se quejara.

—Papá sabes que puedo cuidarme sola —rechistó y él tomó sus mejillas con ambas manos para que la mirara a los ojos. Haeri simplemente le observó con cautela.

—Lo sé pero te conozco y sé que te va a costar estar lejos de nosotros, aunque sé que eres adulta y podrás continuar sola —acarició sus mejillas con delicadeza realizando un gesto muy paternal, me recordaba a cuando mi madre se lo hacía a mi hermano—. Aparte de eres mi única hija...

—Te prometo que me cuidaré, me mantendré saludable, me esforzaré para que todo el dinero y el trabajo no sea en vano, cuidaré de Jimin y su familia, me encargaré de hacer videollamadas con vosotros, de llamar y sobretodo de venir de vez en cuando a veros, de verdad, haré todo eso —prometió tomando las manos de su padre y agarrándolas con fuerza. La madre de Haeri se acercó más peinando el largo pelo de su hija mirándola orgullosa.

—Ve allí y cumple tus sueños, sabes que es lo único que quiero que hagas —zanjó su madre provocándole una gran sonrisa en sus labios.

Después de esa conversación, decidimos que era hora de preparar la cena zanjando ese gran día. La verdad es que me sentía tranquilo y algo emocionado —era contradictorio— porque, me transmitía tranquilidad saber que ya solo nos separarían las horas de estudio y a penas estaríamos lejos uno del otro y emocionado, al saber todo lo bueno que nos traería la cercanía.

La conversación en la cena fue larga y productiva, una charla que sus padres querían darme. Charla resumida en; cuidado usad protección, no tengáis hijos a esta edad, estudien y preocupense por su futuro aparte de disfrutar de su juventud. Aparte de eso, nos dieron consejos para los estudios y sobretodo para la vida adulta que ahora se aproximaba. Vida adulta, cosa que también surgió en la conversación llevado de la mano a usar protección.

Distance ↣ JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora