Ichi, el dios torpe
"La torpeza no le es ajena a un dios y con más razón cuando se trata de un dios principiante".
Muy pocos conocen la historia del dios Ichi, el dios que con su torpeza logró acabar con el mundo y la raza humana.
Ichi era en un principio un humano más perteneciente al Reino de la Tierra puesto que al inicio de la creación sólo había dos lugares en los cuales nacer, dos lugares a los cuales pertenecer: el Reino de la Tierra y el Reino del Cielo.
¿Pero cómo es que un mortal logró convertirse en un dios? Ichi no era más que un humano común, y no era hijo de un dios; más bien, no era el hijo de Terasd, el dios padre de todo. Ichi logró el mérito de ganar el puesto de dios gracias a una cosa: el amor hacia una mujer.
Cuando el gobernante del reino del Cielo dispuso que su hijo debería de desposar a una dama, puso sus ojos en la hija del gobernante del Reino de la Tierra. Jult era su nombre, muchacha dotada de una gran belleza y carisma; joven que no correspondía al amor del príncipe del reino vecino. El corazón de Jult pertenecía a un criado del palacio, a Ichi.
Ante la respuesta negativa de la princesa, los habitantes del Reino del Cielo propusieron a Namil, su rey, que castigara al reino vecino y sacara provecho ya que el gobernante de éste se encontraba en un estado que le impedía el luchar. Namil hizo caso a las peticiones de sus súbditos, dando como castigo una sequía al Reino de la Tierra que parecía no tendría fin.
El Reino de la Tierra se veía cada vez más sumergido en el fango de la miseria y el caos; la repentina muerte de su amado rey y la sequía que les azotaba les hacía entrar cada vez más en pánico y también hacerles pensar que la culpa era de la princesa Jult ¿tanto le costaba el dejar a Ichi, que era sólo era un sirviente, para casarse con el príncipe del Reino del Cielo?
Ante los cuchicheos de la gente Ichi solicitó hablar, con el todavía molesto Namil. ¿el resultado de tal audiencia? Castigar al pobre de Ichi a cambio de que Namil consiguiera otra joven para ser la esposa de su hijo y detener la sequía que azotaba al Reino de la Tierra; el precio sería: convertirlo en una piedra que llora, que al llorar agua dispersaría toda sequía actual y venidera.
Namil transformó a Ichi en "agua que llora la piedra", conservando la forma humana y razón de éste, lo convirtió en un héroe, uno que no volvería jamás a disfrutar de los gozos humanos, un héroe que sacrifico su felicidad para salvar a otros...
500,000 años pasaron para que una de las eras de la Tierra acabase, e Ichi al ser un prisionero inmortal fue testigo de eso.
El Sol era la principal señal del inicio y destrucción de las eras del mundo de los humanos, y ésta, ésta había llegado a su fin. El nacimiento de un sol nuevo significaba el nuevo inicio de un dios... el plazo de Terasd había acabado, alguien más debía suplirle ¿pero quién? Terasd no contaba con heredero alguno, y sin heredero ¿Quién lo supliría?
La Tierra se veía peor a cada segundo, sin un Sol el mundo se extinguiría. Los dioses estaban cada vez más conmocionados, le repitieron una y otra vez a Terasd que detuviera la catástrofe, pero sus casi nulas fuerzas no le permitían hacerlo.
- Ichi - musitó antes de expirar.
El momento más trágico había llegado... la Tierra se vio inundada en una oscuridad total.
Ninguno de los dioses del Libatam - que es el lugar donde habitan los dioses - se sintió capaz de arreglar lo que la muerte de Terasd les había dejado, a ellos y a los humanos.
¿Acaso Ichi era la solución? No era posible que un simple humano fuera capaz de arreglar un lío de ese tamaño. Ante tal desesperación los dioses fueron en busca del nombrado por Terasd. La búsqueda no llevó mucho tiempo y cuando "agua que llora la piedra" se encontraba ya en el Libatam los dioses le devolvieron su antigua apariencia: de nuevo era Ichi, un humano.
Los dioses le explicaron lo que estaba pasando, mas el joven les reiteró su inutilidad; él había estado presente, había sido testigo de la extinción del mundo y de sus hermanos los hombres.
La solución de Ichi para la reconstrucción del mundo fue sencilla y no le fue en lo absoluto difícil, puesto que al nombrarlo Terasd antes de su muerte automáticamente le cedió el poder de crear todo cuanto quisiera. Algo que los demás dioses serian incapaces de hacer, aunque unieran todas sus fuerzas.
Debido a que los recuerdos de Ichi nunca fueron alterados ni desaparecidos al momento del hechizo hecho por Namil, el joven pudo reconstruir el mundo pieza por pieza tallando varias figuras de madera que el mismo realizaba siendo sirviente del palacio del Reino de la Tierra.
El mundo había recobrado su esplendor gracias a Ichi, al dios Ichi.
Sin embargo, si algo había caracterizado a Ichi fue su actitud bastante infantil. En un momento de egocentrismo el ya joven dios insistió en que el modelo tallado de madera del mundo y de todo cuanto lo rodeaba, debía girar en torno a él.
Así que una noche, sin que ninguno de los habitantes del Libatam lo pudiera advertir, Ichi tomo su creación de madera y la transportó entre saltos y brincos de alegría hacia sus aposentos donde el modelo de su creación fungió como un móvil.
Ichi durante su estancia como prisionero en la Tierra había estado observando que los llamados "móviles" eran unos pequeños juguetes que colocaban en las camas de los bebés y con los cuales los bebes se divertían bastante, él era un dios ahora, pero eso no le impedía el poder divertirse, y que mejor que el hacerlo con su mayor orgullo: el mundo.
En una de sus torpezas Ichi tiró demasiado fuerte del hilo que sostenía al Sol, haciéndolo caer y dejándolo por completo fuera de la vista de la Tierra. La catástrofe azotó una vez más a la Tierra gracias a la torpeza de un dios, un dios principiante.
Debido a que la figura del Sol había rodado bastante lejos de Ichi y gracias también a la oscuridad que le rodeaba le tardó bastante al joven dios encontrar el Sol. Y bien es cierto que el tiempo de los dioses no es el mismo que el de los hombres, pues gracias a eso la búsqueda de Ichi en el Libatam duró unos minutos, en cambio en el tiempo terrestre pasaron varios años sin un sol que les alumbrara ¿y quién es capaz de vivir tantos años sin el astro que le da vida? Nadie, todo había terminado. El mundo descansó, el mundo había acabado.
Los dioses al enterarse de la barbaridad que Ichi había hecho le castigaron, arrojándole de nuevo el hechizo del que le habían liberado, no sin antes obligarle a pronunciar el nombre de alguno de ellos para poder arreglar su torpeza.
La diosa Caspret fue la elegida por Ichi para remplazarlo, puesto que se había enamorado de ella en secreto. Caspret arregló el error de Ichi; sin embargo no reconstruyó la Tierra, pues al contrario de los sentimientos de Ichi hacia ella, Caspret le tenía una cierta envidia, debido a que él logró ser el dios principal sin ser un dios primero y no se permitiría dejar rastro de la obra de Ichi. Ella crearía algo mejor.
Y así sucedió. Caspret creó un nuevo mundo muy lejano a lo que alguna vez fue la Tierra, con seres los cuales eran todavía mejores que los hombres del mundo creado por Ichi y en su anterioridad por Terasd.
Debido a la todavía envidia de la diosa hacia Ichi, Caspret lo envió, siendo todavía "agua que llora la piedra", a la Tierra destruida por el joven dios.
Muchos aseguran que Ichi se encuentra en el fondo del mar; otros, que en el centro de algún volcán; y algunos otros dicen que ésta historia no es cierta.
Sin embargo, los más ancianos, aseguran que la historia es cien por ciento verídica. Y que la diosa Caspret ocultó a Ichi en lo más recóndito de la Tierra, para junto con eso realizar una promesa, y es que aquel que logre encontrar a "agua que llora la piedra" será merecedor de convertirse en dios y reconstruir el mundo de los humanos.
Han pasado 10,000 años desde la historia de Ichi y hasta ahora "agua que llora la piedra" se encuentra todavía en aguardo de que alguien le encuentre , pero eso es prácticamente imposible pues se encuentra varado en un mundo totalmente destruido y desolado.
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