Era de noche en los jardines de la mansión Kido, las estrellas trataban de igualar a la brillante luna llena.
Se podía ver debajo de un árbol una sombra, la sombra era de una chica, vestía un polo ancho de manga corta y unas licras de una tela muy delgada.
_____ noto que se acercaba una silueta , la silueta de aquel que siempre le hacía suspirar...
____: ¿Shun? ¿Qué haces aquí?
Shun: Vine... Pa.. para tomar aire. Rió con nerviosismo.
___:¿Enserio que te preocupa?
Shun: No nada en realidad,¿Puedo hacerte una pregunta?
Se sentó al lado de la chica.
-¿Dime?
Jugueteó con sus manos y su cabello casi intercalada mente.
-¿Quien... te..gu.. Quien te agrada más de los Caballeros? Esa última palabra el peliverde lo dijo tartamudeando.
______ parecía tan absuelta en sus pensamientos que no notaba el nerviosismo del caballero de andromeda.
-¿Por qué esa pregunta tan repentina? Dijo tratando de ser cuidadosa con sus palabras ya que en cualquier momento notaría su nerviosismo.
-Simple curiosidad. Respondió mordiéndose el labio superior. Mientras la miraba fijamente.
Ella sentía sus manos sudar y esquivaba la mirada del peliverde, haciendo que este se preocupara un poco cada vez más.
-Mmm, todos han sido muy agradables conmigo.
-Ah ya veo. Respondió Shun algo decepcionado.
Estaban tan preocupados en qué pensaría el uno del otro, tanto así que cada palabra que pronunciaban eran entrecortadas.
Ella quedó mirando el piso jugando con el verde pasto que se encontraba a su alrededor.
Él peliverde miró en la misma dirección.
-¿Qué haces? Dijo el tratando de hilar una conversación normal pero sus palabras seguían saliendo muy entrecortadas.
Ella levantó la vista cruzándose con sus profundos ojos verdes iluminados por el brillo de la luna llena.
Sabía que estaba nerviosa lo notaba en su mano sudosa y en las palabras que ni siquiera podía pronunciar.
-Me gusta mirar el cielo estrellado. Fue lo único que se le ocurrió.
-Es muy hermoso. Soltó una pequeña risa haciendo que a ella se le haga un nudo en el estomago.
-Mmm, si. El nudo llegó hasta su garganta lo cual no le permitía hablar demasiado.
El viento corría en dirección al sur, opuesta a ella, haciendo que ella temblara.
El peliverde rozó su mano con la suya.
-Estas fría- dijo casi en un susurro.
-El frío es dulce. Puso su mano en sus labios cuando pronunció aquella palabra.
-¿Tú crees? ¿Yhoga? Alzó las cejas.
Al parecer el malentendio todo lo que acababa de decir, lo que ella dijo era una simple metáfora no estaba para nada interesada en el rubio de ojos azules, a ella le gustaba el peliverde, aunque no lo demostraba demasiado o tal vez ella si lo hacía, pero a su manera.
