C.1 La Misión de la Mil

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1 Hora Antes de las Bombas

Una chica caminaba por un aeropuerto de Italia. Estaba a punto de tomar un vuelo que la llevaría directo a Argelia donde se encontraría con el famoso arqueólogo Nicolás Bauer. Por un año viajo por toda Europa visitando a los colegios Mandalay e informándoles a los directores que algo estaba por suceder. Exactamente que, no lo sabía, Nico no se lo había informado, pero igualmente siguió sus órdenes.

- ¿Ya bordaste? - pregunto Nico por celular, se escuchaba un poco desesperado.

- ¿Como que si ya borde? No sea tarado Nico, todavía estoy hablando con usted. - contesto la chica con tono burlón.

- Ah, la Mil calentona como siempre - murmuro Nico. – ¡Un año que no hablo con vos nena! ¡Un año! No importa, asegúrese de subir al avión. ¡No quiero problemas, no desviaciones, no 'hay se me paso el avión Nico' porque te mato! Te pasa algo a vos y me mata EL.-

- ¡Por favor! ¡El idiota no me ha hablado en una mendiga semana!- grito la Mil y antes de poder preguntar por el bienestar de sus hermanos la llamada se cortó. – Ah, pero lo que me faltaba, celular de mierda-

-Siguiente persona por favor- ordeno una joven mujer en italiano mientras estiraba la mano para tomar el boleto de vuelo. Pero antes de que la mujer pudiera tomar el boleto un hombre se acercó a la mujer y le murmuro en un idioma extraño. Pero La Mil entendió lo suficiente, las palabras, Bauer, Cielo, Bahía del Príncipe y bombas.

Sin pensarlo dos veces la chica corrió hacia cualquier salida que estuviera cerca. Pero ya era demasiado tarde, había llamado la atención de los hombres de seguridad. Miles de hombres de uniforme negro la rodeaban, irónico ya que Nico la había numerado como la Mil después de olvidarse del número del último Mandalayo huérfano que había numerado.

-¡Deténgase!- gritaban los hombres con armas alzadas, todas apuntando a su cabeza. Que estúpida había sido, pero al escuchar bombas le había entrado pánico. Esto es la cosa grosa de la cual Nico había temido por todo un año. La única opción que tenía es llamarlo a EL, al idiota, para sacarla del quilombo en el que se encontraba. Igualmente saldría muerta del aeropuerto, EL mismo la mataría por meterse en tantos problemas. – ¡Disparen!-

Cerró los ojos y se preparó para el dolor. Paso un segundo y nada, cinco y tampoco nada, pero por la dudo decidió no abrirlos. Y cuando había pasado un minuto los abrió y no pudo contener el grito de sorpresa que escapo de su boca.

-¡Ah! ¡Para! ¡Yo te puedo explicar!- ella grito desesperadamente mientras miraba por todas lados para encontrar al idiota con el lunar que la había rescatado. Sin embargo, EL no estaba allí. Pero lo más extraño de todo era que el altillo se encontraba totalmente vacío. Sin libros, sin cama, sin cuadros. Y el reloj que normalmente tenía una luz blanca ahora tenía miles de colores hermosos. –Jodeme...ay no ay no ay no-

-No, no te jodo, Camila- dijo un hombre mayor de edad con una suave sonrisa en su rostro llevaba puesto con un traje color de plata.

-Vos no sos Bruno...- trago Camila. – ¿Este es el otro plano?-

-No, no soy Bruno, soy Eduardo, y si bienvenida al puente que lleva a Eudamon. Soy un ángel de Eudamon, el primer ángel de Eudamon. Mi cuerpo terrenal murió hace cientos de años, pero porque era un ángel antes de morir, ahora mi alma vive por siempre en Eudamon- dijo el señor mientras se acercaba a Camilla. –Vos tienes una misión Camila, es muy importante que vos la cumplas-

-¡Ah pero qué bueno! ¡Otra misión! ¿Que no fue suficiente con la rebeldía de Bruno? - exclamo Camila con las dos manos sobre su cintura. Tomo un gran suspiro y dijo – ¿Y qué debo de hacer ahora?-

-Salvar a Simón-

-Eh, perdón pero a él no lo conozco- dijo ella con el ceño fruncido. – ¡Ah ya me acorde! ¡Es el chico con los ojazos hermosos en las fotos del Profe! Me imagino como se verá ahora. ¡Ay no me diga! Se murió! ¡Ay dios pero estaba bien bueno!-

El señor resoplo. –No, no murió, no te puedo contar todo, lo único que te puedo decir es que lo tienes que cuidar, él tiene que regresar a su tiempo con el resto de los chicos. ¿Aceptas tu misión?-

-¡Ay Don Eddy! Como que si tuviera otra opción- rio Camila acercándose a Eduardo y dándole una palmadita a su hombro. –Bueno, mi vida es así, completamente absurda, pero al menos tendré la oportunidad de ver a todos los locos hechos todos unos bomboncitos!-

-Perfecto- sonrió Eduardo. –No te preocupes por Bruno, él tiene mucho trabajo en Eudamon. No se dará cuenta que vos no estás en África-

-¿Qué quiere decir con trabajo?- pregunto preocupada. – ¿Ósea, usted me está diciendo que hay algo groso pasando allá? ¿Es por eso que Cielo desapareció hace unas semanas?-

-El problema que nos avecina no solo afecta a la tierra, nosotros en Eudamon también tendremos nuestra propia guerra que pelear- informo Eduardo. – ¿Lista?-

-¡No! ¿Cómo que lista? ¿Qué guerra? ¡No me puede dejar así con todas estas preguntas! ¡Don Eddy!- grito Camila, pero era demasiado tarde, en menos de un segundo se encontraba a lado de un letrero con la inscripción 'Bahía del Príncipe' -¡A pero todos estos mendigos ángeles de Eudamond son iguales!-

Ahora tendría que encontrar a Paz y Camilo, si hay guerra en Eudamon entonces ellos deberían de ayudar. ¡Ah pero que estúpida era! Una bomba esta por estallar y ella acá pensando en Eudamon y en la seguridad de Bruno, y eso que el idiota ya está técnicamente muerto

¡No tengo una persone en mente para el personaje de Camila, se los dejo eso a ustedes, imagínense a quien quieran, una actriz famosa, o a ustedes mismas!


Casi Angeles IV ResisteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora