Un dulce recuerdo.

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Tanzania es un país ubicado en la costa este de África Central. Se encuentran diversas tribus, y entre esas estaba la Masai. Temida por sus vecinos, a que estos eran grandes guerreros y cadáveres nómadas.

Ambreen Thowithe, que a su corta edad de 12 años, ya estaba planeado su casamiento. El hombre, había dado una cierta cantidad de su ganado para pedir su mano, y sin dudar, fue aceptado. Sería el día siguiente.
Al principio le pareció bien, normal. Era algo común en esos sectores, por lo que tampoco era de esperar que no pudiera estar con alguien que realmente le gustará, o esperar un tiempo para ser mayor de edad. Su madre le contó un poco de las tradiciones que habían, y en esas, estaba la ablación femenina. Qué en menos de 24 horas, le tocaría a ella también. Quedó horrorizada, no podía creer lo que escuchaba, que sólo por temas culturales y religiosos se hiciera tal atrocidad.

Por la noche huyó, pues sabía que no podría soportar aquello. Era una marca que la dejaría por toda la vida. Prefería ser catalogada de una mala forma, a aceptar todo eso sólo por el bien de su tribu. ¿Era egoísta? Tal vez, pero no quería tener el mismo destino que todas las mujeres allí. No supo cuando tiempo estuvo caminando sin rumbo alguno, aunque hubo un punto en el que terminó bastante cansada. Así que decidió descansar en un callejón, que sería un buen escondite y refugio por ahora.

—¿Quién esta allí? —preguntó, con cierta curiosidad. Allí encontró a un niño albino; de piel pálida y ojos de un color rojizo. El no respondió, sólo la observó con cierto miedo por un momento. Y había una razón para esto; a las personas albinas se les discriminaba mucho, e incluso se practicaba brujería con ellos. Su madre le contó bastante del tema.

—¿No me harás daño? —musito el pequeño.

—No, no lo haré. Lo prometo, no soy como ellos. —contestó con amabilidad la joven. —¿Cuál es tu nombre? Yo soy Ambreen.

—Ashraf. Es un bonito nombre, ven, siéntate aquí. Esta algo sucio, pero la verdad pasa un poco cuando estas por tanto tiempo. —respondió— Además es difícil estar con todo el calor que hace estos días.

Y así, estuvieron por un rato, ambos lograron contar sus historias, y porque terminaron en ese lugar. Ashraf también había huido, ya era algo que tenían en común.

—Es algo difícil de decir. —suspiró— Mis padres... fueron atacados por esas personas. No quería irme, pero no tuve otra opción, ya era muy tarde cuando le pedí a mi madre que fuera conmigo.-su voz sonaba entrecortada, y las lágrimas no tardaron en aparecer.

Ambreen se sintió comprendida por un momento. El también estaba sufriendo, e incluso mucho más que ella. Limpio con delicadeza la lágrima ajena, y acarició un poco su piel, que era muy suave.

—Pronto los encontrarás. Estoy segura que deben estar bien, tal vez en ese momento sólo se desmayó.

—¿Eso crees?

—Así es.

«Eres como mi luz de esperanza, que apareció cuando menos me lo esperaba. Tu dulce sonrisa me encantó, y tu belleza me sorprendió. Pero todo en ti me enamoro.»

Pasado el tiempo, fueron adoptados por un hombre que les ofreció su hogar. Confiaron en el, y fue lo mejor que les puedo haber pasado. Su amor creció cada vez más, se aprendieron a conocer. Pero no todo pudo ser feliz. El vecino, había descubierto que allí vivía un miembro de la tribu Masai, y un albino. No dudo en avisar estas dos cosas.
Fue llevada donde su futuro marido, aunque este ya no tenía el mismo interés que antes. Respecto a Ashraf, lo secuestraron. No se supo que fue lo que ocurrió con el.

—Oh, mi querido ángel. Si tan sólo te hubiera conocido en otro lugar, o época se que esto no hubiera pasado. Pero aunque pasé el tiempo, jamás te olvidaré. Aún tengo esperanzas de verte una vez más.


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⏰ Última actualización: Jul 01, 2017 ⏰

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Pequeño ángel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora