Donde se pintan los cuadros

68 8 2
                                    


Siempre me han gustado los bosques, quizás por la tranquilidad que me infunden o porque el hecho de estar rodeado de naturaleza me hace sentir libre. Sea como sea, probablemente ese es el motivo por el que me hallo aquí ahora, rodeado de altos pinos que me cobijan y me aíslan del mundo del que quiero huir.

Me siento en el húmedo suelo y apoyo mi espalda en un árbol de grueso tronco.

Respiro profundamente y me permito disfrutar del placer que me produce la mezcla del olor a tierra mojada y a pino que impregna el ambiente. El frescor que la sombra del árbol me da es todo un regalo en un día tan caluroso como lo es hoy. Si tan solo pudiera quedarme aquí para siempre...

Pero no, sé que eso no es más que una triste fantasía porque sé, con toda certeza, que mi padre mandará a alguien a buscarme tarde o temprano y que me obligará a ir a esa cena de etiqueta que tanto ha esperado. Y, por fin, después de tantos años, conseguirá ese último impulso que a mi familia le hace falta para lograr el éxito y la fama tan anhelados por mi padre. Tendremos dinero, dinero que gastaremos en lujosos caprichos que serán completamente innecesarios pero intentarán llenar el vacío de felicidad que se alojará en nuestros corazones. Mi padre no lo sabe, está cegado por su ambición y la riqueza que ya puede acariciar con la punta de sus dedos, pero yo sí lo veo. No obstante, a él no le importa nada de lo que yo piense.

El año que viene iré a la universidad para asistir a frías clases que no alentarán mi corazón ni lo llenarán de pasión y alegría. No sonreiré al aprender algo nuevo ni me emocionaré por los proyectos que se me presenten. Mi existencia se volverá gris, deprimente, y el blanco lienzo que es ahora mi vida será pintado por los tristes colores que mi padre decida. Creará un cuadro cuyo resultado estará a su merced, y modelará mi destino como si todo yo le perteneciese, tomando cada decisión de mi vida como si fuera la suya propia. Y yo no me opondré, dejaré que tome las riendas de mi futuro, pues soy demasiado cobarde y conformista como para llevarle la contraria.

Un blanco lienzo...Si tan solo pudiera tener uno en mis manos ahora mismo...Dibujaría cada detalle de lo que me rodea, cada flor escondida entre zarzas y cada diminuta mariposa revoloteando, para luego plasmar todas las sensaciones que este bosque me causa con unos vívidos colores.

Llevo días evitando pensar que, cuando llegue septiembre, no tendré tiempo para pintar. Mi padre dice que estoy loco por querer estudiar Bellas Artes y que de ninguna manera va a permitir que su hijo tire por tierra todo su trabajo y esfuerzo. Por supuesto, yo no coincido en absoluto con sus ideas. Pero, ¿qué puedo hacer? No soy más que un triste retratador de escenas y momentos, pobre de ideas, al que la musa le ha abandonado, dejándolo solo e indefenso ante lo que es la cruel mente realista, exenta de imaginación y creatividad.

Pero, a pesar de ello, no quiero estudiar una carrera que solo me llevará a una profunda depresión y mucho menos quiero tener que pasar el resto de mi vida trabajando en algo que no hará más que matarme poco a poco, esposando mi mente y restringiéndome el uso de pinceles y lienzos.

Pero, ¿qué se puede esperar de una sociedad como esta, en la que de nada sirven la expresión y el sentimiento? ¿A quién se le ocurrió un modo de vida tan triste y gris? ¿Dónde están en todo esto los libre pensadores, con sus bohemios estilos de vida? Personas que sienten, que piensan por si solas...El mundo está necesitado de ellas. Ellos son esas almas libres que la sociedad intenta refrenar: gente talentosa en ámbitos que se creen inservibles como lo son el mundo de las artes y las letras, incluso en la música. Son esas personas que vemos al observar un cuadro en un museo famoso o al leer un libro reconocido por el mundo de la literatura.

Nadie aprecia lo complejidad de la exactitud de un trazo en un cuadro, ni la belleza de transmitir sentimientos solo con palabras en una hoja en blanco o la dificultad de rimar versos melodiosos que son agradables de pronunciar.

RelatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora