Lo primero que sentí fue mi rodillas impactándose contra el duro suelo de la sala. Después, detrás de mí escuché el sonido de un besuqueo. Me puse de pie. Limpié mis rodillas sucias producto a la caída. Y por último me enfrente a los desconocidos ¡Pum! Por supuesto, Cris y Fabio. Los miré mejor y noté que ya venían bastante, como decirlo, chispeantes. Me pregunté si vendrían de la fiesta de Waldo, y eso logró cabrearme aún más. En consecuencia, me di vuelta y tiré humos.
-¡Cabrones! ¡Fijaos por donde vais!-Les grité. Percibí un dolor incomodo en la palma de mi mano, por lo que me la miré. Tenía pequeñas cicatrices producto de haberme incrustado la llave de casa al caer de sopetón. Ni siquiera había tenido tiempo para orientarme cuando Fabio y mi hermana se habían abalanzado como si estuviesen con afrodisiacos encima.
Cuando Fabio despegó su boca de la boca de mi hermana, me acordé de Iris, mi compañera de tenis, y fue como si los días hubiesen pasado frente mis ojos. Sin embargo, ya nada era lo mismo. No tenía mejor amigo, mi mejor amiga estaba con novio, así que técnicamente estaba sola y Spider estaba atacando.
-Sí que eres pesada, Gabriela-Dijo Fabio. Y después se tronchó de la risa. Tomó a Cris del torso e intentó dar un paso adelante, sin embargo, ambos se balancearon y volvieron a su lugar-Siempre cagandome los ligues...
Esto no era normal. Les miré y noté que además de habérsele idos las copas, tenían los ojos rojos. Por supuesto, mi conjetura no había estado errónea, habían ido a casa de Waldo a fumar eso que acabaría por matarle las neuronas.
-Vamos a mi habitación-Le ordenó Cris a Fabio, y comenzó a llevárselo de la mano.
Fue como un efecto dómino. Cada ficha, fue cayendo una a una representándome cada aspecto hasta que llegó la bomba que me mostró lo aparente. Mi hermana no tenía habitación propia en esta casa, su habitación era la mía. Fabio y Cris no estaban para tomar el té. Ellos no estaban en su momento más cuerdo. Ellos estaban camino a mi habitación. Cris estaba abriendo la puerta de mi habitación. Cris entró. Fabio estaba por hacerlo. Medio paso, comencé a despabilar, pie casi adentro, mi voz llegó a mi boca, vi como su espalda desaparecía del umbral de la puerta. Y entonces salté.
-¡Alto ahí! ¡Gorilas descerebrados que no controlan sus calenturas! ¡Salid de mi habitación!-Di fuertes zancadas en dirección a mi habitación. Una mueca de asco se formó en mi rostro al momento en que vi como Fabio se sacaba su cazadora, y por su parte, Cris la blusa.
-¿A qué eres perversa, Gabriela?-Cris me levantó una ceja-¿Te nos quieres unir?-Se puso de pie y caminó hasta mi. Con su dedo índice tocó mis pecas-Fabio me ha dicho que le gustan tus pecas ¿No es así, cariño?
El mencionado se rió tan fuerte que estaba segura que lograría dañarme los tímpanos. Sin embargo, no pude preocuparme por el dolor pues, al igual que mi hermana, se puso de pie y estuvo a escasos centímetros de mi rostro. Desde donde estaba podía sentir perfectamente el olor a marihuana. La noche de vigilia, ya me había puesto ese olor en alerta.
-Una vez vi una porno donde la tía tenía pecas. Quedé prendado de ella. Me pregunto cómo sería metérsela pero como no le conozco, no me quedas más que tú-Susurró. Me tomó un mechón de pelo. Y vi como empezaba a mover la otra mano hasta mi cadera. En efecto, el vomito subió producto del miedo.
-No me toques-Musité con la voz quebradiza. Y me corrí, sin embargo, sabía que no ganaría. Mi corazón se disparó. Y la respiración se me puso anormal.
-¿¡Has visto su cara?!-Le preguntó Fabio a Cris mientras estallaba en unas risotadas que iban y venían. A su lado, mi hermana no se quedaba atrás. De hecho sus risas iban más chillonas que las de él.
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Red de mentiras
Mystery / ThrillerÚltimo año de instituto. ' Último días con tus compañeros de clases. Último año de permitirte ser un adolescente alocado que gusta de ir a fiestas. No obstante, para la clase de psicología esas máximas no estaba ni un poco cerca pues alguien decid...