¿Saben de ese momento en que te das cuenta que la cagaste?
Pero no del tipo de cagarla como que se te olvidó la cartulina en tercer grado.
Si no del tipo de cagarla como que apostaste... Digamos que el pito porque eso es importante, y lo perdiste.Bueno, mientras me llevaban a experimentar con mi pobre, moribundo cuerpo lleno de cáncer, sentí ese tipo de cagarla.
¿Qué tal que enserio me quitaban el pito?Pero hablando en serio, sentí un enorme sentimiento de culpa.
Culpa por dejar a Índigo, por no ir a la puta quimioterapia y tragarme los jugos asquerosos que se suponía me ayudarían, por no al menos morirme sabiendo que era amado y amando.Ahora me van a convertir en un superhéroe de quinta, así como Linterna Verde y su traje animado.
Al menos pensaba que me convertirían en superhéroe, con el discurso que me dio el señor informercial del bar.Al llegar a lo que se convertiría en mi casa por los siguientes largos meses, me ataron a una camilla como si estuviera loco.
La realidad era que habían hecho bien en atarme; en verdad estaba loco si vine al nido de súper héroes en proceso/fallidos por propia voluntad.Una chica, si la puedo llamar así, fue la que me ato y se quedó quieta a esperar a alguien, seguramente.
Tenía cara de asesina serial y cuerpo de asesino serial, salvo por las tetas que en mi humilde opinión no eran tan lindas.
Pero claro, desde Índigo, ningún otro par de tetas me atraía.
Amor verdadero.Llego el hombre esperado, que parecía científico loco con su batita de hospital mala leche, cabeza rapada y semblante psicópata.
"Buen día, Señor Clifford," comenzó la introducción a la clase de '¿Qué hacer con imbéciles que se entregan a un laboratorio de todas clases de ilegal para ser conejillo de indias en lugar de quedarse con su novia perfecta?'
"Mi nombre es Ajax," note su increíblemente molesto acento británico.
"¿Qué? ¿Cómo la marca de jabón para lavar trastes?" reí tan fuerte que pude haber dejado de respirar.
Probablemente fue un error haberlo hecho, pues con una mirada dirigida a su matona, me soltó un golpe en la cara.
"Ouch," gimoteé, en vista de que no podía hacer nada más, atado a esa camilla.
En silencio, Francis y la que aprendí llamaban 'Angel', irónicamente, empezaron a hacer quien sabe que conmigo.
"¿Qué? ¿Qué me inyectan?" pregunte.
"Un mutante," cortantemente contestó, claramente odiando mi presencia.
"¿Y qué va a mutar?"
"Tus células," sentí como se iba impacientando. Y aunque si quería saber que me iban a hacer, lo hice más por molestar.
"¿Para qué?"
"Para que se puedan regenerar," no entendía porque seguía contestándome.
"¿Cómo?"
Me miró a los ojos, y tomo una gran bocanada de aire, probablemente pidiéndole paciencia a Dios y todo lo que es bueno.
"Vamos a torturarte. Desde casi ahogarte, hasta golpearte al punto de inconsciencia. Solo tremendas cantidades de estrés lograran que el mutante funcione," me sonrió de una manera enferma y casi, solo casi, me intimido.
"¿Y después de eso voy a ser un superhéroe?" devolví la sonrisa.
"Continúa con tu humor," se volteó listo para salir de la habitación, "es lo primero que muere aquí."
"Oh vamos, mi jabón," reí.Lo peor de todo es que cumplió su promesa de hacerme sufrir.
Me aventaban agua fría, o hirviendo.
Me metían a un cubo lleno de agua, para sacarme solo cuando era evidente que podría morir.
Me golpearon, demasiadas veces. Creo que eso era por puro placer de Ajax al verme sangrar. (Creo que en realidad odiaba no poder lograr callarme la boca).
Hicieron cosas que ni siquiera sabía eran posibles.Entre todo el dolor y tensión que sus mamadas me causaban, el recuerdo de mi Índigo me mantenía cuerdo.
Me acordaba de su sonrisa al despertarse, y de como me daba masajes (que llevaban a sexo).
Y la extrañaba.
Enserio la extrañaba, y me preguntaba como demonios fui tan imbécil como para dejarla.
Me preguntaba que estaría haciendo, si le había afectado mucho mi partida, si seguía trabajando en ese table dance.No hable de ella en todo el tiempo que estuve ahí, hasta que mi "compañero de cuarto" comenzó a hablarme de su familia.
"Supongo que me están esperando," dijo nostálgicamente y mi mente de inmediato se fue a pensar en ella."Índigo," murmure. Casi no lo dije, pero me sonó como un grito al vacío. O más bien, yo estaba en el vacío gritando hacía afuera sin que nadie me escuchara.
Pero claro, el estúpido de Ajax si me escucho.
"Que lindo," empezó a molestar. El compañero de cuarto se espantó ante su presencia y supongo que pensó que le harían algo por hablar conmigo.
"Oh, no se preocupen. Incitó las distracciones," seguía en su maldito tono condescendiente.
"¿Distracción como tu alías, Francis?" le conteste, y aunque no podía verlo, el imaginarme su cara me dio una profunda satisfacción.
"¿Cómo dijiste?" escuche sus pasos y lo tuve frente a frente.
"¿Es enserio? ¿Ajax? No se si es peor Francis o jabón de platos," me empece a reír histéricamente, silenciosamente esperando a que Angel, su matona, me golpeara. Pero no lo hizo y Francis comenzó a reírse conmigo. Le di una mirada de confusión por un segundo.
"Solo me parece hilariante que encuentres placer en burlarte de mi, cuando la realidad es que el único que esta sufriendo y que seguirá sufriendo eres tu," respondió a la pregunta que no hice.
"Oh vamos, cuando sea un super héroe ya solo hare el bien para apaciguar a mi alma adolorida," empece a reírme otra vez.
"¿Es que no lo entiendes?" me preguntó, asumo que retóricamente porque no me dio tiempo de responder, "tu no vas a ser un super héroe. Solo serás un esclavo para mi, y esta organización para siempre."
Por primera vez, en toda mi estancia aquí, no tuve suficiente sentido del humor para responder sarcásticamente. Lo único que salió de mi fue un "está bien, Francis," en intento de ocultar que no tenía más ganas de contestarle.
"Suficiente," creo que al fin rompí algo en el, como el en mí, "Angel, llévalo a la cámara."
Lo que sea que fuera la cámara, evidentemente no sería como la fresca primavera. Aunque pase el punto en que me importaba lo que me hicieran.
O eso pensé, hasta que el idiota de Francis, por puro morbo, comenzó a explicarme específicamente que me iba a hacer la dichosa cámara, que parecía cápsula de las de ciencia ficción en donde se duermen para ir al espacio, o pendejadas de esas.
"Lo que va a pasar," comenzó descaradamente el psicópata, "es que vamos a cerrar esto," hizo ademán a la cápsula, "y te vamos a ir quitando el oxígeno poco a poco..."
"Y cuando estés casi asfixiado, te volveremos a dar oxígeno, y luego quitártelo otra vez. Y así sucesivamente."
Sonaba bastante satisfecho consigo mismo, y su grandiosa idea.
"Eso, obviamente, te sometera a un nivel de estrés inimaginable. Si eso no hace que por fin mutes, no se que lo hará. Y la verdad," se acercó como para darle aún más dramatismo a su novela, "ya no me interesa."
Con eso, ordeno que Angel cerrará la estúpida cápsula que ya estaba causando que mi corazón se estuviera saliendo de su lugar y que mi cuestionable control sobre mis actos se estuviera suicidando.
El mecanismo comenzó a funcionar.