Cuando entré al hospital, una ráfaga de ese olor a desinfectante llegó a mi nariz, que asco.
Me subo al ascensor y marco el piso 3: Cuidados intensivos. Al salir de este me dirijo por los pasillos, dos a la izquierda y uno a la derecha, al lado de la estación de las enfermeras. Habitación 34.
Cuando abrí la puerta, ahí estaba decaído, pero se le iluminó la cara al vernos llegar. Sentí la necesidad de correr a darle un abrazo, no lo veía hace 3 días, cualquiera diría que es poco tiempo pero para mi fue toda una eternidad, pero pude contenerme, sabía que si lo hacía, no podría aguantarme más y no me gusta que la gente vea que soy débil
- Hola papá - dije, con una voz vacía
- Hola Emilia, tanto tiempo que no te veía -
- No seas exagerado, fueron sólo 3 días -
- Papá, te extrañe tanto. Hoy en el colegio tuvimos educación física, ahora soy el más rápido del curso - interrumpió Benja, muy orgulloso.
- Muy bien, campeón, ven a darme un abrazo -
Benjamín corrió hacia papá a darle un abrazo apretado.
- Benja, cálmate, papá aún está delicado no puede hacer movimientos muy bruscos - dice mamá preocupada
- Tranquila, Claudia, puedo soportar un abrazo - dice papá con una voz que logra tranquilizarla
- Benja, dile chao al papá que nos tenemos que ir a ver las zapatillas - dice mamá, mirando la hora
- Chao, papá, que tengas un buen día, te traje el computador para que hablemos por Skype en la noche, necesito que me ayudes con unos ejercicios de matemática -
- Si, yo te ayudo, pero acuerdate de llamarme temprano, porque aquí las enfermeras son estrictas con las horas de dormir - Benja asintió y le dió un abrazo de despedida
- Emilia, tu te devuelves a casa sola, toma acá está la plata para el pasaje -
- Gracias mamá -
Cuando se fueron, instantáneamente me puse muy nerviosa, sabía que este momento iba a llegar, pero nunca pensé que tan pronto, me senté en el sillón esperando a que me dijera algo. En eso le mandé un mensaje a Elena:
- Anda a mi casa más tarde, estoy atrasada -
- Emilia, se que estás asustada,confundida, triste y estás tratando de ser fuerte, pero ambos sabemos que te cansas de siempre mostrar la cara bonita. Yo no te culpo por todo lo que pasó, soy un fiel creyente de que todo tiene su razón de ser y esto NO es ni mi culpa ni la tuya -
Sus palabras se sentían como vidrio molido en el corazón, estaba tan asustada de escucharlas que cuando lo hice no sabía cómo reaccionar, por un lado sentía alivio, había repetido tantas opciones de esta escena en mi cabeza una y otra vez por interminables horas. Ya está, ya pasó.
- ¿Y tu crees que esto va a hacer que yo deje de sentirme culpable, que ese sentimiento por arte de magia desaparezca? Que deje de preguntarme ¿Qué habría pasado sí...? No puedo hacerlo, no puedo olvidarlo tan fácilmente. Tu eres mi gran compañero de vida, el que me ha apoyado en todo, y yo te respondo de esta forma - sentí como los ojos se me llenaban de lágrimas respire y salí de la habitación, ya no podía soportar más la culpa.
Camino a casa quise distraerme, desconectarme por lo menos 15 minutos de todo lo que me estaba pasando, me puse los audífonos, cerré los ojos y pensé en mí infancia: los veranos cuando todos comíamos sandía y hacíamos competencias de quien tiraba las pepas más lejos o cuando íbamos al la playa a jugar a hacer pasteles y tortas de arena. Me quedé pensando un buen rato, hasta que recordé que estaba en una micro y que me tenía que bajar, abrí los ojos, perfecto justo en el paradero, di las gracias al chofer, baje y caminé a mi casa.
Al abrir la puerta recordé que Elena vendría en cualquier momento, ordené mi pieza e hice mi cama. Puse un plato con galletas, el azúcar me ayuda cuando estoy nerviosa, tenía muchos sentimientos encontrados primero siento alivio de que por fin iba a poder desatar ese nudo que se estableció en mi garganta hace un tiempo. A la vez tengo miedo de ser juzgada, porque yo sé que a pesar de que decimos que no lo hacemos, todos tarde o temprano terminamos haciendolo. También me siento incómoda, para mi compartir lo que llevo dentro es muy difícil, pero no tiene que ver con la confianza que tenga con la persona, sólo con el hecho de contar mis cosas.
Suena el timbre. Mi corazón se detiene. Creo que puedo desmayarme. Abro la puerta, la dejo pasar a la sala de estar.
- ¿Cómo te fue? - pregunta preocupada.
- Mejor de lo que pensaba - respondo con una voz seca.
- Emi, yo se que para ti es difícil contar tus cosas, pero creo que es importante desahogarse de vez en cuando! -
Mis manos comienzan a sudar, mi corazón palpita aún más fuerte y siento escalofríos. Corro hacia la ventana que da a la terraza. Tomo aire y camino en círculos para relajarme.
Acabo de tener un ataque de pánico, esto ha llegado demasiado lejos.
~
¡ Hola a todos ! Espero que les esté gustando ésta historia tanto como a mi me está gustando escribirla, los invito a comentar que les gustaría ver , a decirme si les está gustando, alguna sugerencia o crítica constructiva, todo con buenas palabras es aceptado
Peace out ♥
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Últimas palabras [#Wattys 2016]
Teen FictionEmilia, una adolescente vive sus monotonos días con tristeza y culpa, tiene una pena guardada, que marca cada cosa que dice, hace o siente. Todos saben lo que le pasa, pero nadie entiende como ayudarla