Capitulo 3- Recuerdos.

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-Hijo, echemos una carrera, quien llegue al final de la playa, ganara.- decia Saul mientras miraba a Angel con desafio.

Era un dia hermoso, Angel y su padre Saul se encontraban en la playa, y como era de costumbre, siempre se echaban una carrera.

-No lo se, anciano, no quiero que te afecte esa columna vertebral.- decia Angel con tono desafiante y bromista.

-Gallo viejo vale por dos, no te confies hijo, no te confies en tu propia prudencia.-

Angel y Saul se miraron de reojo y en seguida se echaron a correr. Pero algo no andaba bien. El cielo, tan claro y nubes tan clara, se tornaron grices, la mar se empezaba a enbravecer y el cielo se tornaba más y más oscuro a medida que Saul avanzana.

-Padre... no vayas tan rapido, no te puedo alcanzar.-

-¡Alcanzame!.-

Lo que era realmente raro es que los pies de Angel cada ves se tornaban más pesados, lo cual le dificultaba en la carrera.

-Padre... me duele la pierna, padre.....-

-¡Avanza!.-

No pudo más y se arrodillo en la arena. La mar, cada vez era más brava, y Angel al ver a su padre, estaba a un limite que se asimilaba a un punto.

-Padre.... no te vayas....-

-....

Cuando Angel miro a su padre, la mar se lo habia llevado y se podia escuchar...

-¡Angel!

-Padre....¡PADREEE!

-Angel...Te quiero, que no se te olvide...-

Una vez dicho esto, Saul desaparecio entre el bravo mar...

-¡PADREEEEE! ¡NOOOOO!

*****

Angel se levanto del sofa de aquella vieja cabaña, estaba empapao de sudor, pero lo eso era poco con las lagrimas que bajaban de sus ojos.

-Era un sueño... un maldito sueño.

En efecto, era un sueño, uno del cual no deseaba despertarse.

Se levanto, ya ni lloraba, pues ya las lagrimas no le quedaba; pero el dolor que llevaba era infinito. Pues le habian quitado algo valioso, a alguien que le proyectaba una felicidad incomparable.

-¿Estas bien hijo?- dijo una voz opaca.

Angel miro, y vio un señor, su cara proyectaba tristeza, sus ojos parecian cristal, pues se podia notar que habia llorado una eternidad.

-Si...-mintio-¿Quien eres y que haces en esta cabaña?- dijo con tono triste y amenazante.

Angel sabia que no le quedaba fuerzas, sus fuerzas se esfumaron cuando un hombre en el hospital habia tomado sus maletas y emprendio una ruta hacia un destino eterno, uno que no sabia y que de seguro no volveria.

-Tranquilo, no soy tan malo como parece. Tu eres Angel, verdad.-

-¿Como lo supo? ¿Me conoces?-

Grito De SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora