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— Laura, me siento tan mal, no es lo que yo esperaba de él...

— Tranquila, él te dijo cómo era y sin embargo tú seguiste ahí, con él, tú misma sabías a lo que estabas expuesta, suena cruel, pero así es, tú misma te lo has buscado...

— Lo sé, pero, no puede ser esto posible

— Él es así, y jamás cambiará, y lo sabes, mejor, ¡shhh!, ahí viene

Israel se dirigía a nosotras, a Laura y a mí, esta vez venía con la chica de ayer, a la que estaba besando.

— ¡Hey! ¡chicas! ¿han visto a la maestra de filosofía?, necesito entregarle algunos trabajos — dijo Israel

Yo me quedé en silencio mirando hacia el piso, y Laura fue la única que habló

— ¿Te da clases ella?

— Si, así es, odio su clase, pero no quiero reprobarla, así que necesito entregarle algunas cosas para aprobarla

— ¡Oh!, ja, ja, no sabría decirte dónde encontrarla, creo que no vino, no la he visto

— No me digas eso, amiga — habló la chica con la que venía Israel. — Gracias chicas

Y ambos se fueron inmediatamente, él sin ni siquiera despedirse.

Él rompió mi corazón de mil maneras.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora