3.

6 0 0
                                    


Ya han pasado tres días... El tema del bar no se ha vuelto a mencionar, en cambio yo ahora voy todos los días a desayunar allí porque he descubierto que los desayunos son aun mejor que las cenas, les propuse trasladar mi habitación allí para vivir junto a mi preciada comida pero Daniel, el viejito agradable, se rió de mi.

Aún sigo sin entender por qué se rió de mi la verdad...

Y luego me preguntas por qué soy yo la inteligente de las dos.

Que te calles pesada.

Por suerte ya he terminado de decorar el que ahora será mi cuarto durante mi carrera universitaria, o eso espero, así que ya solo me queda disfrutar de los días de vacaciones que me quedan antes de que el lunes empiece la universidad.

Hoy es viernes, por lo que los amigos del retraso con patas vienen esta noche y encima se quedarán a dormir. Si me cuesta aguantar a uno imagina a todos los que vengan... ¡todo lo malo me pasa a mi!.

Son las seis de la tarde y según Hugo sus amigos no vendrán hasta las diez... Eso quiere decir que tengo cuatro horas libres de sufrimiento ¡SÍ!

Muy bien, si sabes contar y todo, ya no eres tan inútil como pensaba.

Arggg, ¡eres más irritante que yo!

Tú y yo somos la misma persona.

Touché.

Lo que iba diciendo... ¿Qué hago yo ahora? Me apetecen unos gofres, si creo que haré gofres. Y después tortitas..- mmm y tarta de chocolate también. Sí, decidido.

<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<

Ya he terminado de cocinarlo todo y tengo que admitir que me ha quedado delicioso todo, o por lo menos eso aparenta.

Escucho el sonido de las llaves en la puerta y decido esconder corriendo todo en algún lugar porque se que sino acabarán con todo en unos segundos.

Ya casi lo he guardado todo cuando Hugo entra por la puerta y me pilla con las manos en la masa, literalmente. Con las prisas el paquete de harina se ha roto y todo ha salido por los aires llenándome entera de harina.

- Mmmh, debería preguntar pero la verdad es que no me importa- dice-, solo te aviso de que mis amigos llegarán en cinco minutos- y se va por donde ha venido.

- Gracias por nada...- susurro.

Me levanto y termino de recoger lo que queda por medio, subo las escaleras hasta el cuarto de baño. Abro el chorro de agua para que se caliente mientras me desvisto. Me meto bajo el agua una vez desnuda y dejo que el agua corra por mi piel sin miedo, deshaciéndome de toda la harina que me ha caído encima, enjabonándome sin pensar en ello y tarareando algunas canciones.

Media hora después ya he terminado y estoy limpita limpita. Me aplico la crema de frambuesas que tanto me gusta y me seco un poco el cabello con el secador porque no quiero enfermar.

Voy a mi habitación y cojo un conjunto de lencería plata azulado, amo llevar lencería me parece muy cómoda, y una sudadera-vestido negra con un gran ancla blanca en la parte de delante. Me pongo mis converse blancas y me recojo el pelo en un moño mal hecho. Me miro al espejo para comprobar que voy bien y bajo.

Al bajar las escaleras noto barullo en el salón y voy a ver que están haciendo estos salvajes. Corro la puerta, ya que es una puerta corredera y lo que me encuentro no tiene palabras para ser descrito.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 19, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

SERENDIPIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora