Al llegar a casa, comenzé a caminar por toda mi habitación, sin razón alguna. En mi cabeza había una guerra mundial. Mi cerebro y mi corazón luchaban, pues una parte de mí, me decía que debía volver a ver a ese completo extraño, quién hasta el momento ha sido el único que ha podido alejar de mí ese molestoso vacío. Pero en otra parte de mi ser, aún hay cordura y me repite una y otra vez qué diablos es lo en lo que estaba pensando.
"¿No habías dicho que jamás querrías tener alguna relación con un hombre? ¿Y por qué quieres ver a ese extraño otra vez?"
Maldita conciencia, véte porfavor. Es como si me pudiera hablarme, teniendo otro punto de vista. Pero, solo quería verlo, no es que yo quisiera ser algo más... ¿o sí?
-¡NO, NO, NO! ¡____, qué rayos te sucede!- grité a mi misma mientras seguía dando vueltas por la habitación. Jamás debí ir a ese parque, jamás.
"¿Jamás? ¿Y cómo es que solo él pudo tranquilizarte y hasta hacer que te ruborizes?"
Otra vez, maldita conciencia. ¿De qué lado estaba? terminaría matandome. Necesito darle una solución a esto, y rápido. Quizás... quizás solo es porque necesitaba algo de compañía.
-¡Sí, exacto!- otra vez grité, sola en mi habitación.- Quizás, si me acerco más a mis compañeros de la clase ellos también podrían llenar ese estúpido vacío, que quizás solo sea soledad... ¡Sí! ¡Si, si, si! ¡exaaaaaacto!- me tumbé en mi cama, mirando hacia el techo. La verdad, ni mi propia idea me convencía, pero no perdería nada con intentarlo, quizás tenía razón, o quizás todo lo que necesitaba, era a él, y solo a él.
Esa noche, no pude pegar ojo. Después de esa pelea con mi conciencia, comenzé a recordar al extraño... ¿Cómo era su nombre? Niall, si, Niall. Comenzé recordando sus ojos, que por alguna razón tenían la capacidad de hipnotizarme al segundo que los veía... Luego, el sonido de su risa, más encantadora que escuchar pájaros en una mañana soleada, y, la manera en la hacía que me tranquilizara de tan solo escucharla...
"...sólo quiero decirte, que todo estará bien, pase lo que pase, ¿sí?". Por último, recordé esas palabras, sonreí. El sueño me consumía al fin, hasta que me quedé dormida.
