Seis.

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- Hola? Quisiera hablar con el doctor José Luis porfavor.

- Tiene una cita agendada, señor?

- No, pero me urge tenerla.

-Ok, tiene disponible en una hora más, le queda bien?

-Perfecto, gracias señorita.

-Su nombre señor?

-Ah, Chris Lohang.
-Gracias señor con apellido raro.

Me reí, me pareció que la secretaria de el doctor era simpática y no tan vieja como las que atienden y te gritan en vez de hablar dulces.

Listo, en 1 hora más iba a averiguar que mierda tenía, me empece a sentir horrible, tenía fiebre, me sentía mareado, y me habían salido como tipos de llagas en mi zona genital, tenía comezón y ardía, demasiado.
Me recosté en mi cama, intenté dormir pero no lo logre,ya quería ver a el doctor.
Estaba acostado cuando golpean mi puerta salvajemente, quién será?
Mire por la ventana y ahí estaba Taylor,y su papa acompañado de un chico.... Que mierda quería?

-Haber Taylor creo que fui muy directo con todo lo que te dije.

-Mira estúpido -me interrumpió el padre muy alterado- eres un asqueroso que se metió con mi hija y le contagiastes sida! Y aparte la embarazastes! Hace cuanto tiempo te acuestas con ella? Eh? Dimelo!
No tenía palabras para responder aquella insignificantes palabras.

-Que? Sólo 1 noche me acosté con Taylor! No puede usted venir a mi propia casa a acusarme de algo que no he cometido, y tu Taylor sabes muy bien que no es así, que tu seas una suelta no me involucra a mi.

Tenía que decirle eso, esto ya sobrepasó todos los límites.

Su padre se me acercó para golpearme en la cara, y le amortigüé el golpe, que señor tan loco. El chico lo agarro de los brazos mientras el gritaba ¡Asqueroso! ¡Violador!, y lo metió en el coche.

-Chris, lo de el embarazo, es, ahg, confuso. Los dos sabemos que es imposible sólo estuvimos una noche, pero que pasa con el contagio?

-Taylor, no tengo nada más que hablar contigo. Adiós.

Y cerré la puerta. Dios estaba colapsando, como es posible que se me acusen de tantas cosas que no he echo? No puedo lidiar con esto.

Me cambie de ropa, y me dirigí al lugar donde estaba el doctor.

Entré, y la secretaria estaba ahí, pelo castaño claro, ojos color miel, linda sonrisa,lindo cuerpo. Me recibió con una cálida sonrisa, moría de vergüenza, parecía de mi edad, y mi caso si que era vergonzoso.

-Ah! Tu debes ser el señor del apellido raro, no?

-Si, ese mismísimo soy yo.

-Ah, pues pasa, el doctor te espera.
La mire intensamente, y enseguida me corrió la mirada con vergüenza.

-Y bueno, aquí estoy doctor, espero que me ayude.

- Dime que tienes?

-Comezón intensa,fiebre,sudoracion...

-Bájate los pantalones por favor.

Me quede quieto, inseguro de haber escuchado bien. Pero era lógico. Al comprenderlo obedecí de inmediato.
El medico se acercó para examinarme y después de unos minutos movió la cabeza negativamente. Dió la vuelta para ir a su escritorio, pero no me gustó su expresión.

-Duele?

-Mucho-contesté.

El doctor con guantes y algodón en mano,agachado trataba de identificar la naturaleza de mis llagas que, por cierto, se hacían casa vez más intolerantes. Las pústulas habían reventado la epidermis y supuraban un líquido blancuzco. Eché un vistazo con cierta repugnancia. ¿Por qué me había pasado esto? La piel enrojecida toda la zona parecía a punto de reventar, después de ser apretada por los dedos del médico, las gotas de pus corrían hacia abajo, dejando unos hilitos brillantes antes de perderse entre la vellosidad.

-Sabe que tengo doctor?

-Si.. Aunque parece que esto es obra de dos o más microorganismos distintos.

-Maldicion! Grité.

-Quien te contagio?

-No lo sé, pudo haber sido algunas de las chicas con las que he tenido sexo los últimos días.

El doctor Marín movió la cabeza.

-Debes informar a tus amigas para que se revisen.. Y procurar tener una vida sexual más moderada en lo posible.

Su comentario me incomodó.

-Mi vida sexual es perfectamente normal-respondí-. Todos los jóvenes llevamos una similar.

-Y por qué?
Me encogí de hombros sin ganas de explicar eso.

-Sólo por placer?-añadió el medico.

-En parte-conteste-. Aunque creo que nuestra verdadera meta es aprender. Todos sabemos que debemos adquirir suficiente experiencia mientras seamos solteros para poder satisfacer a nuestras parejas en el futuro.

Me miró con fijeza y cruzó las manos sobre su carpeta haciendo una pausa en la redacción de mi historia clínica. El repentino interés que adivine en su rostro me dio ánimo para alzar la voz:

-Las mujeres también se entrenan intensamente. Ninguna quiere llegar con los ojos vendados al matrimonio,entre amigos respecto a quién es mejor en la cama y sólo un tonto se quedaría atrás mientras los demás se superan.

Salí del consultorio una hora después. Frente a un humeante taza de café la chica de la entrada aguardaba que el médico terminara su última consulta para poder retirarse. Pague los honorarios fingiendo premura y quise huir del lugar inmediatamente, deseoso de que no se fijara en mi.

-Tu próxima cita para cuando la anoto?-preguntó cuando ya me escabullía.

Di la vuelta nervioso, con la cabeza agachada pero al hacerlo derramé el café sobre el escritorio.
"¡Estúpido!,Estupido!" Me dije una y otra vez conduciendo el coche de regreso a casa.

Había una larga fila de vehículos delante del mío. Los coches avanzaron tres metros. Trate de calmarme. Acelere dos segundos y volví a frenar cooperando con la lenta, desesperante, procesión de la autopista.

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⏰ Última actualización: Jan 09, 2017 ⏰

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La vida de un mujeriego.© [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora