Houston, Texas.
Diez años antes...
-¡Maldición!.-Dijo con furia.
Lauren caminaba furiosa por los pasillos de aquella casa que paso la mayor parte de su vida. La sangre por ella corria desesperadamente por sus venas debido a la rabia que recorria por su cuerpo con una intensidad extrema. Nunca se habia sentido así antes. Nunca en sus veintidos años de vida. Sus puños estaban apretados y hacian que sus nudillos se blanquearan por completo. Su mandibula estaba tensa y una vena sobresalia debido a la presión que ejercia.
Camino aún más rapido hasta llegar a la oficina de su Tutor. Robert Beer. La puerta se abrio de par en par de un solo golpe, Lauren observo al hombre sentado detrás de un gran escritorio de caoba. La mirada fria y asesina de Lauren se clavaba sobre él, mientras que este se veia con una sonrisa de malicia en su cara.
Lauren sentia la necesidad de lanzarse sobre el y quitarle aquella sonrisa del rostro con golpes. No lo soportaba. Simplemente no lo soportaba. Era un idiota.
Robert se levanto lentamente de su sillón de cuero y se movio hacia una bandeja de plata donde tenia algunas bebidad. Cogió un veso y lo lleno de Coñac para volverse hacia Lauren y dedicarle una pequeña sonrisa.
-Hola, hija.-Saludo.
-¡Maldito infeliz!.-Exclamo Lauren con rabia mientras cerraba la puerta de un golpe.
Robert se limito y nego con la cabeza y con un suspiro se sento en su sillón. Miro a la mujer enfurecida ante él, se cruzo sus dedos sobre el escritorio.
-Esos no son los modales que te he enseñado, Hija.-Dijo en tono paterno.
-No te atrevas a volver a llamarme así. ¡Eres un hijo de puta!.-Respondio furiosa
Robert exhalo aire y paso una mano por su cabello negro.
-No entiendo la razón por la cual has venido hasta aca para decirme semejantes cosas.
-La razón es que confie en ti. Confie en ti.-Lo miro con lastima y luego dio un golpe a su escritorio.- ¡Maldición!, te entregue toda mi confienza Robert y tú la desperdiciste.
-No he desperdiciado nada, Hija. Aún no tengo claro la razón por la cual estas acá y creo que es muy malo gritarle a un hombre de cuarenta años.
-Tú debes saber que hiciste. Me traicionaste. ¡Robaste dinero del negocio de tú propia familia y me culpaste!.
La mirada de Robert recorrió toda la habitación y miro divertido a Lauren. Esa era la verdad. Robo y culpo a Lauren.. Era única que podia ser sospechosa en aquel momento. Siendo la de uno de los padres que no se preocupaban por ella, seria la mejor forma de manchar su apellido.
Le sonrio a Lauren amargadamente y le dio un trago a su bebida.
-¿Por que lo hiciste?.-Pregunto lauren seria.-Eras como un tutor, la unica persona capaz de darme lo que necesitaba. Eras como mi padre... ¡Mi propio padre! ¡Mierda!
-¡Basta de hablar de estupideces, Jauregui!.-Grito Robert y se levanto golpeando el escritorio.-Necesitaba dinero, y ningun miembro de mi propia familia podria hacerme ese jodido favor. Era más fácil robarlo y culpar a alguien...-La miro y volvio a sonreir malicioso.- Y tú ganaste el puesto.
-Eres un infeliz.-Murmuro lauren.-¡Eres un maldito infeliz!.
Lauren apreto aun más los puños para evitar la necesidad de matarlo a golpes. Lo odiaba, pero no podia matarlo. No podia... Aún.
-¡Si mis padres se enteran me odiaran! No puedo creer que hayas dicho semejante cosa.
-Vamos Lauren. Tús padres no te pueden odiar... Al menos no más de lo que lo hacen.-La miraba de lauren se encontro con la de Robert la cual tenia un cierto brillo de malicia en ellos. - ¿Por que crees que vives en esta casa? solo por que tus padres, tus propios padres no te toleran. Se arrepienten de tenerte. Y soy el unico al cual pudierón dejarte a cargo durante gran parte de tu vida. Por eso viajan por todo el mundo y no se detienen a preguntar por ti. No les eres importante.
El corazón de lauren se destrozo por completo con esas palabras. Era cierto que nunca veia a sus padres. Pero no creia que le odiaran. Nunca hizo algo malo para que lo hicieran.
-Muérete.-Especto con furia.-Me ire de esta casa. Te arrepentirás de haberme traicionado, Robert beer. Lo verás, me vengaré. Tú vida estara aquí.-Dijo señalando la palma de su mano. - Te arrepentiras.
Robert sonrió aun más y nego con la cabeza.
-Eres una muchacha ingenua. Pero si crees que algún día podrás vengarte, entonces estaré esperando ese día con ansias, chica.
Lauren le dedico una ultima mirada y salio de la oficina rapidamente. Choco con la hija de Robert. Madison. La miro de reojo y salio rapidamente en busca de sus cosas para largarse de esa casa.
Madison observo a lauren como salia furiosa de la oficina de su padre, y su curiosidad crecio para saber que pasaba. Tenia solo catorce años y tenia una gran obsesion por aquella mujer de ojos verdes. Ella era una simple colegiala y ella una mujer de veintidos años. Era el tipico amor adolescente donde ella estaba enamorada sola, el ni siquiera notaba su existencia. Suspiro al sentir su perfume femenino al entrar por sus fosas nasales y entro en la oficina de su padre para saludarlo con una sonrisa.
-Hola.-Le saludo Madison con una sonrisa en el rostro.
Robert estaba frotandose las sienes con los dedos y levanto su mirada para ver a su hija en el umbral de la puerta. Con una mano le hizo seña para que lo dejase solo y ella asintio cerrando la puerta de la oficina de su padre. No era extraño que su padre siquiera la mirara. Ella habia sido un error al nacer, no era raro que no le importara. Le estorbo así padre desde un princio. Rapidamente ella puso su miraba en los pasillos de su hogar intentando ver a Lauren si seguia cerca. Suspiro y se traslado hasta la cocina pasando por la puerta principal. Logro ver salir a Lauren y le dedico una ultima mirada y una sonrisa amarga antes de salir. Ella no entendia, se queria ir con el como si fuera una princesa y ella su otra princesa.
''Solo una atracción'' Se repetia en su mente una y otra vez.
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Un mes de placer ; Lesbian | m.b
Fiksi PenggemarUn Mes de Placer (Adaptada) Contenido adulto. -Quiero que tu hija pase un mes entero en mi casa. Y No la quiero para hablar. Específicamente la quiero en mi cama por treinta largas noches. La venganza suele ser dulce y aún más cuando el deseo está...