Me encontraba comiendo. Ya había pasado dos semanas. Se habían llevado a un hámster de tan solo 3 semanas, no me importo, pero a Zaragoz vaya que sí. Se puso paranoico y Zet, quien era como su hijo desde hace ya medio año, me confeso que Zaragoz tenía una cierta necesidad o hasta obsesión con salir de aquí.
Sí, no existían esos tales secretos de la ternura... pero tendré que inventarlos junto a Zet.
--Hey Pete, ya vámonos a dormir
Metí todas las semillas que pude en mi boca y camine hacia la cabaña.
Cuando llegue a la caballa vi al líder en una esquina viendo la pared de madera por delante de ella un tapete.
--Ven aquí Pete --hablo el anciano
--Uhm... Claro
Me acerque a él y me senté a su costado sacando las semillas de mi boca y poniéndolas a mi costado.
--Distintos hámsters han llegado a esta jaula, solo algunos me han ayudado a descifrar algunos de los secretos de la ternura y confió en que tú sabes todos
--¿Te han dicho alguna vez que tu voz es demasiado maquiavélica?
--Por favor, ayúdanos --imploro Zet
Mmh acaso estos dos me creían una especie de divinidad, porque hablaban como si lo fuera. Esto podría ser interesante...