Hacía bastante frío como para que fuesen los principios de la primavera. La gente aún no guardaba sus prendas de abrigo y seguían saliendo a la calle como si el invierno nunca se hubiese marchado de allí. Aquello era Holmes Chapel, Chesire; donde las temperaturas pocas veces superaban los veintitantos grados.
Era sábado, un día perfecto para salir por las calles junto a tus amigos y amigas. Un día perfecto para ir al parque, o al cine. Un día perfecto para pasar algo de tiempo junto a tu pareja. O, para Harry, un día perfecto para entrenar ilegalmente con su moto en un descampado de la zona.
Le habían desafiado a una carrera -obviamente clandestina- de motos para el miércoles. El rizado tenía por seguro que ganaría la carrera sí o sí, hasta el momento actual, nadie en absoluto había sido lo suficientemente capaz como para ganarle en una carrera. Mas, de todas maneras, él prefería entrenar un poco más. Por si las moscas.
Precisamente ese día, Loraine rechazó varias invitaciones para dar una vuelta con alguna de sus amigas, o amigos. Aquel sábado quería pasear un poco, despejarse, sobre todo de su última ruptura con David, a quien hace unas semanas, creía como el mismísimo hombre de su vida.
Aquel cabrón la había engañado sin pudor alguno.
Y con su prima.
De aquello hacía poco más de una semana, pero aún seguía algo bastante afectada, por más que lo ocultase delante de los demás perfectamente bien.
Su vestimenta en esos precisos momentos consistía solo de un fino vestido blanco y con ciertas transparencias, más un cardigan rosa. Loraine nunca había sido una persona que fuese muy vulnerable y, o sensible al frío.
Amaba aquellos momentos de pura soledad y silencio. Donde podía pensar con tranquilidad y calma. Donde no había nadie que la pudiese interrumpir. Le encantaba ir a ese tipo de sitios de vez en cuando, le relajaba.
El estruendoso sonido del motor de una moto a lo lejos la apartó de sus pensamientos bruscamente.
Harry Styles iba a toda velocidad hacia su dirección. Y dudaba que la pudiese visualizar debido a la arena que nublaba la vista. Por un lapsus de unos segundos se quedó totalmente paralizada, sin mover músculo alguno.
Mierda.
Afortunadamente sus reflejos reaccionaron lo suficientemente rápido como para no haber sido arrollada por el rizado quien ayer casi había dejado moribundo a un compañero de su clase. Se tiró a la tierra, y como consecuencia toda su vestimenta acabó colmada de tierra, sucia y arrugada.
Harry paró de forma brusca a pocos metros de ella.
"¡Imbécil! ¿¡Es que acaso no ves nada, coño!? ¡Qué mierdas te pasa!" gritó irritado Harry una vez saltó de la moto, con la sorpresa aún reflejada en su perfecto rostro.
Entonces la vio. Al parecer, no la había reconocido.
"¿Loraine Clifford?" preguntó, extrañamente... ¿asqueado?
"Sí, soy... soy Loraine..." logró balbucear en un bajo susurro Loraine mientras se acomodaba un mechón de cabello, la morena aún seguía con el pulso a la velocidad de la luz.
No obtuvo respuesta por parte del ojiverde. Éste solo bajó la mirada y se dirigió hacia su moto, la cual se hallaba tirada sobre la tierra. ¿Se iba a ir así, sin más?
"Esperaba un... perdón" susurró Loraine, y dos segundos después se arrepintió de haber formulado esa pregunta.
"¿Perdón?" una carcajada salió del de rizos, la primera vez que le había visto reír. Loraine. "Niña, vete una puta vez a tu maldita casa a estudiar o algo así, ¿quieres?" dijo groseramente Harry.
Rori se sintió humillada.
"No... no te hagas... el duro..., Harry. Sé... sé que en... el el fondo, no eres... así..." balbuceó con dificultad. Se estaba dirigiendo a posiblemente la persona más peligrosa de todo Chesirte, aquello era normal.
Harry permaneció en pleno silencio.
"Yo... yo si quieres... puedo... ayudarte..." volvió a susurrar la morena.
"Yo no necesito ayuda" respondió rotundamente y con un deje de enfado el ojiverde. "Tú no sabes nada de mí"
Mañana Parte 2.