Se encontraron en un callejón bastante desarreglado y sucio, pero igualmente ellos se iban a ir de allí a una clase de cita, o eso creía el menor. Troye estaba emocionado aunque lo ocultaba bien, le atraía Connor se perdía en sus ojos verdes y en su sonrisa, era muy temprano para decir que estaba enamorado del hermano de la mejor amiga de Sage, así que lo que podía decir es que le gustaba físicamente de un diez de diez. No le conocía en absoluto lo que aún más le intrigaba.
-¿Troye? ¿A dónde piensas ir?- preguntó Connor siguiendo los pasos de el rizado.
-Mh... ¿Te gusta la playa?- Connor lo miró algo sorprendido.
-Está demasiado de aquí, niño.
-Eso no debe importar. No me digas "niño"- Troye hizo unas comillas con sus manos y Connor rió.- Allí está mi auto, vamos.- él tomó la mano del mayor mientras corrían hasta éste, se había aprovechado del momento.
Subieron al auto de Troye, era un Fiat 500 de color negro que se lo había comprado con sus ahorros gracias a un poco de toda clase de crimen, Connor se abrochó su cinturón de seguridad.
-¿No te lo pondrás, niñito rebelde?- Connor se burló de Troye y el menor rodeó los ojos, al ver que no obtuvo respuesta decidió hacerlo él; llevó su mano hasta la parte superior del cinturón rozando su cuello, luego lo llevó, nuevamente rozando las caderas de el menor, hasta al lado del asiento de Troye y lo abrocho allí. Connor se arrepintió de haber hecho eso, pero lo disimuló sonriendo a lo que Troye también le devolvió otra de éstas.
Luego de varios minutos de silencio, excepto por la música en la radio, el mayor decidió entablar una conversación.
-Troye ¿cúantos años tienes?
-¿Importa?- contestó levantando una ceja.
-Vamos, no se nada de ti y tu tampoco sabes algo de mí y estamos yendo a una playa sin saber siquiera nuestra edad.
-Bien, tengo dieciséis.- Troye no podía mirar a Connor porque conducía y eso lo hacía distraerse un tanto.
-Eres un niñito. Yo tengo diecinueve.- el rizado hizo una mueca de burla.
(...)
Se encontraban caminando junto al atardecer sin saber adonde se dirigían pero eso era lo que menos importaba en el momento, callados los dos solo apreciando el paisaje, era hermoso. Se escuchaban las olas y el sonido de las aves lo que tranquilizaba más el ambiente.
-¡T-troye Sivan... Cuánto ti-tiempo!- era un vagabundo, estaba ebrio con su botella de cerveza en la mano y su barba demasiado sucia al igual que su ropa, su cabello estaba despeinado y sus ojos rojos, no podía caminar por lo ebrio que se encontraba. Troye no reconocía al hombre hasta que le llego un flashback de ese momento en el que el vagabundo le dio un par de píldoras, él las había exigido; las había querido para aliviar el dolor que estaba pasando.- ¿A él le ven...vendes también? Me debes... Mellet, ¿re-recuerdas?- Continuó hablando.
Le empezaron a sudar las manos, no quería arruinar una amistad recién comenzada. En cambio, Connor estaba confuso tenía muchísimas dudas de que estaba hablando el señor que parecía ser cercano a Troye.
-No te debo nada a ti.- respondió el menor.
-¡¿Nada?! ¡Tú me obligaste a darte esas estúpidas píldoras!- rió, Connor se confundía aún más.- Y además... Además de las píldoras... Todas las cervezas y...- el señor hablaba, comentaba cada cosa del pasado/actual de Troye, Troye estaba aterrorizado se tapaba las orejas con sus manos y antes que hablará de su familia corrió lo más rápido posible para escapar. Connor lo siguió.
No pudo aguantar más y se tiró al suelo mientras lloraba, trataba de no hacerlo pero era imposible. El pequeño Troye se había quebrado, al final no fue tan flexible como quiso. Pegaba sus nudillos contra la arena pero no le causaba dolor alguno.
-¿Troye?- Connor se acostó al lado de él mientras el menor se tapaba la cara con sus dos manos para que no lo viera llorar, Connor levantó a Troye hasta quedar sentado y lo abrazó como si fuera un pequeño niño llorando por su juguete perdido.- Esta bien, Troye...
-Claro que no.- empezó a llorar más fuerte guardándose los gritos.
Connor no quiso preguntar acerca de nada de lo que había dicho el vagabundo, pero no podía creer que Troye había hecho todas esas cosas; era muy pequeño para que se arruinará la vida.
No comentaron más nada, tan solo Troye se secó las lágrimas y se fueron del sitio. Había pensado que iba a ser un lugar pacífico en el que nadie lo molestaría, pero fue al revés, fue lo peor.
La última palabra que le dijo a Connor antes de que se fuera era mañana ven, a las diez.
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Crazy Troye «tronnor»
Fanfiction-Deberías controlarte en ciertos momentos y dejar ese argumento de que las mejores personas lo están, a veces estar loco no significa estar lleno de alcohol y drogas, en serio, Troye.