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-¡Sivan, despierta!- el profesor Luke le tira del pelo para que abra los ojos y presté atención durante la clase- ¡seguimos en clase!

Troye frota sus ojos y lanza un bostezo, la clase se ríe de él y se escuchan varias voces susurrando acerca de esto ya sabía quienes se burlaban de él, siempre eran los mismos, pero eran indefensos que no lograban animarse a insultarlo por miedo a que les suceda algo ya que lo etiquetaban como alguien drogado y maltratador.

Luke le lanza una mirada enfadada y Troye solo le sonríe maliciosamente, el profesor corre sus lentes y los deja en su escritorio haciendo ruido, junto con su mano, para lograr hacer silencio.

-Sivan, tiene castigo. Se quedará hasta las seis aquí.- el rizado le de vuelve otra de sus sonrisas y le guiña un ojo.

(...)

Eran las tres y Troye no aguantaba más estar allí, lo único que hacia era jugar con su hoja. Decidió abrir la ventana del aula para salir de esa cárcel y finalmente se escapó de la habitación sin dejar rastros.

Camino sin preocupaciones hasta su casa, al llegar a ella se escuchaban gritos de su odiosa madre junto con su padre, no era muy novedoso. Troye puso sus ojos en blanco y abrió sin hacer ruido la puerta de ésta, aunque su padre lo vio entrar.

-¡¿Dónde has estado, estúpido!?- grita su padre que tenía una botella vacía de alcohol en su mano, estaba muy desarreglado y su aliento confirmaba que estaba sumamente ebrio.

-Me castigaron por dormir en clase- contestó subiendo las escaleras, el padre no dejaba de gritarle y la madre igual.

Él llegó a su habitación, cerró su puerta para no escuchar nada y se recostó nuevamente en su cama, estuvo apunto de dormirse hasta que su hermana entró temblando y con su rostro demasiado pálido, tenía un papel en su mano.

-T-troye, ¿es-es verdad?- Sage le mostró el papel, en él decía "Troye es maricón ¿sabías?", el rizado suspiró y la miró a los ojos por unos minutos.

-Sip.- Sage le sacó el papel de sus manos, lo rompió y lo tiró al suelo, luego se fue corriendo como estúpida.

Él no pensó que eso le iba a decepcionar, no sabía que su mente era tan cerrada como para no aceptar la comunidad gay. No la culpó, capaz que era demasiado pequeña para comprender aquello y asimilarlo.

Lo bueno era que Troye nunca se deprimía por todos sus problemas pero bien sabia que en algún punto no iba a aguantar más e iba a caer lentamente, tenía miedo de aquello.

Sacó de su bolsa el papel donde tenía el numero de Connor y lo marcó en su teléfono.

-¿Qué dices sí salimos ahora y dejamos la fiesta para mañana?

Crazy Troye «tronnor»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora