Prólogo

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-Quiero volver -susurré entre lágrimas
-Lo sé- Sus ojos enrojecieron por el cúmulo de tensión, me mataba verlo así
-¿Vas a llorar? ¡No llores! ¿Por qué lloras?
-Se llama empatía
-La que está mal soy yo, no tú. Además no estoy mal - dije vanamente mientras una lágrima traicionera se deslizaba por mi mejilla.
-Estas llorando
-Yo siempre lloro - sonrió
-Es que es mi culpa...
-¡No! ¡No es tu culpa! La culpa es mía y ni siquiera hay un culpable, son cosas que pasan.
-Al principio del curso todos te querían en sus grupos, te relacionabas y se te veía bien. Y desde que empezamos te he distanciado de todos y después de lo que pasó con estas...
-Me da igual, no me arrepiento de nada
-Yo si
-¡¿Tú si?! ¡¿Tú si?! - me siento ofendida
-Si te hubiera pedido dos meses después... Para que te integraras, ahora no estarías así.
-Te repito, que me da igual. Yo no cambiaría nada.
- Y ¿qué vas a hacer ?
- Ps, no sé. Puedo irme, cambiarme de Colegio, volver Aytown, irme a Hupsted con mis abuelos, a Australia un año, de intercambio... Lo que quiera- reafirmo con petulancia
-Vete
-¿Quieres qué me vaya?
-No, lo que no quiero es que sufras y estas sufriendo.
-Y ¿por qué eres tú el que lloras? Me entran ganas de besarte.
-Me mira, le miro, no hay nadie en el pasillo y antes de poder reaccionar posa sus labios sobre los míos.-

Aquella mañana cambié mi forma de ver la vida, de ver a la gente. Aquella mañana era el principio de otra vida.
El resto de las clases concluyeron como cualquier otro día, pero era obvio lo que todos pensaban y lo peor es que yo lo sabía y sabía lo que sus miradas significaban cada vez que me veían.

AloneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora