El inicio de la Aventura

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Tenia poco de haber comenzado mis tan anheladas vacaciones, así que mi padre ha decidido enviarme a una pequeña aldea muy cerca de un enorme bosque, donde una pareja de ancianos conformada por la señora Katherine y el señor Williams estaban dispuestos a cuidarme, pues cabe mencionar que regularmente me enfermaba a causa de la contaminación de la ciudad aparte que por el trabajo de papá le es casi imposible cuidarme y ponerme atención.

Los primeros días solo pasaba el tiempo con la señora, no quería despegarme de ellos por temor a perderme y jamas volver a aparecer, pero al cuarto día el señor decidió ir al bosque a cortar alguno que otro trozo de madera, ya que los que tenían en su casa se habían acabado, así que se le hizo una buena idea llevarme con él  para que saliera a conocer el bello bosque y algunas personas de la aldea.

Al principio no quería ir, pero después de que tantas veces me insistieran, accedí ir, pues ¿Qué podría salir mal?, si todo el tiempo iba a estar al lado del señor, al principio fui un poco tímida por lo que casi no hablaba en el camino pero él, empezó a platicar conmigo.

-July ¿Sabías qué por muchos años este bosque fue considerado como mágico?, la razón es por que los niños y muy pocos adultos, eran capaces de ver a unos seres de apariencia humana pero solo se dejaban ver por su persona elegida, por muchos años se creyó que venían de otro mundo, esperó que tengamos suerte de poder ver a uno o bueno por lo menos tú- Aclaro el señor Williams con una gran sonrisa

-Ya veo-Mencioné con una leve sonrisa

Finalmente llegamos al lugar donde debía de cortarse la leña, pero mientras la cortaba, noté una pequeña silueta de un joven, pero al fijarse bien este parecía que tenía una especie de cola de zorro al igual que unas tiernas orejas

-Por fin...te he encontrado...mi niña- sonó una voz con un tono de satisfacción 

Pero al momento que presentio que lo estaba mirando se fue alejando, dejándome con la duda de ¿Quién era él?, pero obviamente no me iba a quedar con esa duda.

Así que decidí  seguirlo, estuve caminando por un par de minutos tratando de buscar a aquel chico, caminé y caminé, pero nada logré encontrar, hasta que por fin me di por vencida, tanto que no me había  fijado que faltaban alrededor de dos o tres horas para que el cielo se oscureciera, por lo que empece a buscar una forma de poder salir del bosque, pero todos mis intentos fueron en vano.

No tardo mucho en que me desesperara y empezará a estallar en lágrimas pues era más que obvio, que una niña tan pequeña se perdiera en el inmenso laberinto de un bosque.

Empece a pedir ayuda pero nadie vino en mi rescate, pero me di cuenta que si solo estaba dando vueltas nadie podría escucharme, por lo que era más conveniente que me quedase en un solo lugar, pero al parecer alguien se percató de mi ayuda.....

-Mph, ya lo suponía que una niña humana se había adentrado al bosque, ya que ustedes lo único que saben hacer es llorar, comer y molestar, dime pequeña ¿Que haces aquí?- me interrogo un chico de cabellos negros

Solo lo miré fijamente, era realmente apuesto, tanto que parecía haber salido de un cuento de hadas, por lo que en un charco de lágrimas me balance encima de él, ya que después de tanto tiempo por fin había  encontrado a una persona, pero cuando casi lo abrazaba el solo me evito, por lo que caí fuertemente al piso haciéndose un poco de daño.

-¡Oye! ¿Por qué haces eso?- Dije lloriqueando

-Yo no soy un humano, provengo de un mundo diferente a este, por lo que solo me puede tocar alguien de corazón puro de lo contrarió desaparecería, en pocas palabras y que para que tu cabezota hueca lo entienda prácticamente moriría pero prefiero no arriesgarme, pero cambiando de tema veo que estas perdida así que como me has agradado te ayudare a regresar, supongo que conoces por lo menos el camino a tu casa después de cruzar la aldea ¿O es que eres tan tonta?- pregunto el chico de bella melena oscura

-Claro que sé, aparte no soy tan tonta como tu crees- exclamé

-Mph, si no fueras tan tonta no estarías aquí y yo ahora mismo estaría leyendo un buen libro en mi casa- ¿Me lo debería de tomar como un insulto? pensé 

Solo preferí guardar silencio, por que llegue a la conclusión  de que si seguía peleando con él, lo más seguro es que cambiaría de opinión y me dejaría sola.

Él decidió que con la bufanda que traía, la podía amarrar a una de sus muñecas y la otra parte a mi muñeca, ya que como estaba oscureciendo casi no podía distinguir varias cosas y lo más seguro es me volvería a perder, ya haciendo esto partimos hacía la entrada al bosque.

Por el camino nos invadió un gran silencio, pero algo me llamo me mucho la atención, y era que el cabello del chico era increíblemente negro azabache, como si fuera la noche representada en su mismo cabello, pero sus ojos...eran totalmente azules, por lo que me recordó a uno noche en la playa.

El chico sintió mi mirar en él por lo que le incomodaba un poco así que empezó a hablar

-Oye humana ¿Cuál es tu nombre? Y ¿Cuántos años tienes?-interrogó el pelinegro

-Me llamo Juliette Evans, pero me agrada que me digan July, y tengo cinco años ¿y tu? - interrogue con una pequeña sonrisa

-Veo que tus padres también son raros, se puede ver que leen mucho a William Sheaksper, por lo menos mi nombre es más original que el tuyo, me llamo Nathaniel pero tu adivina mi edad- lo menciono con su sarcasmo de siempre

-Mmmm pues te ves muuuuuuy viejo y que se diga tu carácter, yo pienso que tienes ¡100 años!- Grite a tal modo que casi todo el mundo podría haberme escuchado

Nathaniel solo se puso a reír por un par de minutos, no podía parar, por lo que lo miré un poco confundida, ya que esperaba verlo con una expresión de enojo por la respuesta, pues aunque solo lo conociera hace poco, sus expresiones eran muy sencillas de deducir.

-Dime ¿En qué estás pensando pequeña pecosa?, casi le atinas en realidad tengo 107 años- me sorprendió más de lo que estaba- creo que ya te había dicho que yo no soy de este mundo. Ah mira que rápido hemos caminado, ya hemos llegado al principio del bosque lo único que debes de hacer es...

-bajar por las escaleras hasta llegar a la aldea, eso ya lo se, bueno ¿Mañana puedo venir a buscarte?- interrogue mirándolo detalladamente

-Claro, creo que un poco de compañía no me vendría mal, y menos de una pelinegra igual que yo- sonrió 

Solo acenti con la cabeza en forma de decir si, y partí por las inmensas escaleras hasta por fin llegar a la aldea y encontrar la casa donde me esperaban preocupados los ancianos, pero estaba emocionada de que mañana vería a mi nuevo amigo Nathaniel.

Sin embargo era muy joven en aquel tiempo para darme cuenta de que esto solo era el principio de algo muy grande y que cuando creciera esto cambiaría dramáticamente mi vida.

Fin

Amor InmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora