Cuando me pierdo

Prólogo

Hace un tiempo atrás, allá por el comienzo del año, descubrí algo que sin duda derrumbó mis planes y posturas de ese tiempo. Más que algo, fue alguien y sí, ese alguien fue suficiente para adentrarse en mi cabeza y sabotear mis ideales, sin siquiera saberlo. Ella es un misterio, tiene su postura de mujer firme y derecha, bien aferrada a sus valores y al mismo tiempo tiene ese aire alegre y divertido que enamora a quien cruza palabras con ella. Su pelo negro y recogido, que cuando los suelta se acopla a las ráfagas de viento creando una imagen tan apacible que calmaría hasta la marcha de un ejército. Sus curiosos ojos color avellana, ofrecen una mirada como la de una niña, inocente y despistada que logra disipar toda barrera externa y llegar expresa al corazón para luego encontrar su vía de salida llevándose consigo todo lo que allí se hallaba, dejándote obsoleto y vacío, como un muerto, para luego disparar palabras y devolver la vida a esa pobre alma, todo en tan solo instantes que parecen horas. Su mirada se asimila a un laberinto, ya que aunque lo hayas atravesado mil veces, siempre te pierdes y no encuentras escapatoria más que desistir y dejar que te consuma, como una especie de droga. Sus labios, tan delicados y pequeños, son la perdición de cualquiera que los vea y son aun más codiciados que el mismo oro . Su cuerpo, su andar, su forma de hablar, en fin, ella. El hecho de que yo podría llegar a ser la idea que ronda en su cabeza me desespera, pero lo hace aún más saber que ya tiene una. No había sentido algo parecido en mi vida, por lo que creo que debe ser normal que no sepa que hacer. Esa curiosidad por saber sí es posible ser correspondido por quien te gusta, era una de las cosas que más me impulsaba. Sin embargo, no siempre sucede el típico " final de película" en el cual todos somos felices y todo termina como uno espera. La gente sufre y nada sale como se espera, eso se parece más a mi vida. Esta historia no será la excepción, así que no se encariñen.