CAPÍTULO I

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Capítulo 1

El nerviosismo me invadía hasta los huesos. Había perdido la cuenta del tiempo que llevaba en ese lugar. La curiosidad me consumía, pero me limité a estancarme en mi sitio.

El lugar era realmente extraño, un lugar que no parecía tener fin. No se distinguían las paredes, ni mucho menos parecía tener límites.

Mis pies se encontraban descalzos; por lo que el frío se adueñó, rápidamente, de mi cuerpo.

Una silueta se hizo presente en el lugar. Escalofriante, terriblemente escalofriante. No podía distinguir a la persona en cuestión debido a la tenue luz que nos rodeaba, pero pude identificarlo como un hombre.

Giré mi cuerpo observando todo a mi alrededor. Todo lo que veía me aterraba, mis manos estaban heladas; y mantenía mis puños cerrados con tal fuerza que ni siquiera lograba sentir mis huesos.

Un ruido hizo que me girara sobre mis talones, sobresaltándome. Unos pasos sonaban en mi dirección y sabía que aquel hombre se dirigía hacia mi, pero no por mucho. El ruido que hacían sus zapatos, cesaron; entonces, su figura se me hizo familiar.

Ahora era yo quien se dirigía hacia él, pero me detuve en el momento en que sus labios pronunciaron unas palabras:

Detente. —Suplicó—. No sigas. —El sonido de su voz hizo que se me estremeciera el cuerpo. Sabía quién era él.

—¿P-Papá? —Mi voz salió en un susurro, de una forma inestable y temerosa. Intenté caminar en su dirección, pero era ahora él quien caminaba hacia mi, de nuevo.

El hombre quedó a una distancia prudente para ser reconocido finalmente, mientras que sus facciones eran estudiadas por mis pupilas, deleitándose con cada una de ellas.

Llegué hasta donde sus ojos se encontraron observando los míos. Su mirada cálida seguía ahí, como cuando la última vez que lo vi.

Me percaté hasta más tarde que un sabor salado me estaba ahogando. Él acercó su mano a mi rostro y, con delicadeza y suavidad, limpió los residuos de mis lágrimas.

De repente, sentí sus extremidades rodearme en un cariñoso abrazo. Sentía cómo su corazón palpitaba y retumbaba en su pecho, con tal fuerza que lograba sentir sus latidos. Sentía una gran ráfaga de emociones combinadas, que golpeaban brutalmente mis pensamientos, diciéndome que estaba vivo.

Todo era muy confuso; lo único que quería era contenerlo justo ahí, rodeándolo con mis brazos. Necesitaba terminar con las dudas que se alimentaban de mi mente día a día; aunque habría deseado conocer más allá de los porqués.

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El sonido vibrante del reloj despertador al lado de mi cama me  obligó a espabilarme sacó del profundo sueño en el que me encontraba; una respiración agitada se apoderó de mis pulmones, mientras sentía mi corazón latir con tal fuerza que su sonido logró llegar hasta mis tímpanos.

Hundí mi cabeza en la almohada, llevándome las manos a la cara; todos los buenos y malos recuerdos me atormentaron en ese instante. Cada vez las ganas de seguir soñando eran mayores, las ganas de vivir en mis propios sueños aumentaban. Sabía que no eran reales, pero mi subconsciente se aferraba a lo contrario.

El reloj despertador sonó nuevamente, así que extendí mi mano hasta presionar un botón. Entonces, me vi obligada a levantarme a tomar una ducha y alistarme.

Bajando por las escaleras, vi un sobre pasar por debajo de la puerta. Su contenido no era algo fuera de lo común, una carta impresa; aunque, sin destinatario ni remitente. Pero lo que llamó mi atención fueron las palabras que en ella se plasmaban: "Te espero en el Hyde Park a las 4:00 pm. Asegúrate de llegar puntual."

El contenido de la carta era realmente extraño, pero me convencí a mi misma que había sido sólo un error de ¿mensajería? Bueno, no era como que la mensajería llegara por debajo de tu puerta y no por el buzón.

Las paredes solitarias que me rodeaban hacían el sonido más desesperante y perturbador del mundo: el silencio. Pero el llamado a la puerta cambió el ambiente de mi hogar, sacándome de mi estado de trance.

Abrí la puerta, y lo primero que vi fueron sus casi perfectos dientes apoderándose de sus labios—. Aaron... —dije con incredulidad, asombro. En realidad no lo se.

«No ahora, por favor», pensé.

—Pareciera que no te alegras de verme. —Dijo con recelo.

—No es eso. Es sólo que me sorprende tu visita. Sabes que tengo que ir a clases.

—Y para eso estoy aquí. —Me regaló una sonrisa radiante.

—Mmm.... no necesito que lo hagas. Sé que tienes muchas cosas que hacer y...

—¡Oye! Sólo quería tener un gesto amable contigo, eso es todo. Últimamente no pasamos mucho tiempo juntos. Sólo quiero a mi novia. —La decepción llegó hasta sus ojos, y ni siquiera yo me permitiría rechazar su amable gesto.

—De acuerdo. —Respondí, aunque seguía sin estar conforme con mi decisión.

Subí a su auto y, conforme íbamos avanzando por las calles, el nerviosismo en mi estómago aumentaba de manera repentina. Sólo esperaba que él no estuviera ahí, esperándome como cada mañana afuera de la institución.

>><<

¡HOLA!

De entrada, gracias por leer.

Bienvenidas y bienvenidos a esta su historia, que, espero se de su agrado.

Sé que notarán varios errores, pero algún día haré correcciones. xd 

Si les gusta, háganmelo saber con votos y comentarios. (:

Bye :D

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