Parte tres

361 14 12
                                    

Una vez que terminaron de comer y de haber calmado el hambre del pequeño Alfred. Matthew dijo:

-Oye, ¿no deberíamos irnos a algún lugar donde haya civilización?- estar en medio de la nada no era nada grato.

-Tienes razón- dijo el mexicano.- y además ¿no deberías ponerle unos pañales al gringo?

"¡¡Cierto!!" Pensó. Alfred no tenía absolutamente nada de ropa, solamente estaba cubierto con la pijama que traía antes de hacerce pequeño.

-mmm...Sí -dijo- pero, ¿cómo movernos? No hay ningún tipo de transporte, y es mucho recorrido como para caminar.

-Cierto, cierto- México miraba al rededor pensando qué hacer.- ¡¡ah!! ¿¡Qué te parece si nos vamos a mi casa a caballo- parecía emocionado.

Un caballo estaba a unos cuantos metros de distancia de ellos. Afortunadamente el caballo tenía montura, debió haberse escapado de algún lado cuando todo esto sucedió.

-Pero... no sabemos cómo montar a caballo.-dijo Canadá, de todas formas, las unicas opciones eran irse a caballo o a pie.

-¡¡jajaja!! Hermano, olvidas que yo soy un charro profesional- dijo Pedro mientras se señalaba a sí mismo- sé cabalgar a la perfección, no tengas miedo,  yo iré al frente.

"¿De dónde habrá sacado lo de que yo tengo miedo...?" Pensó. Tenía razón, ¿cuándo dijo él  que tenía miedo de montar a caballo? Aunque nunca hubiera montado uno no significaba nada.

Cuando se asercaron al caballo, éste se puso algo inquieto. México empezó a acariciarle el hocico para que se calmara, y lo logró. México fue el primero en subirse. Canadá le dio el bebé a Pedro para que él se pudiera subir y ayudó a Kumajiro para que también subiera.

-¿Quién eres?- preguntó Kumajiro después de haber subido al caballo.

-Soy Canadá.- respondió.

-No puedo creer que sigas siendo "invisible", Matthew- dijo México agarrando las correas del caballo listos para irse.- si te lo propones puedes se una gran nación muy importante.- México era de los únicos que siempre lo recordaba y sabía quién era.

"¡Ay no, México muy pronto se dará cuenta de lo que tengo planeado!" Pensó. "¿Y si se da cuenta y no me quiere ayudar?" Estaba entrando en pánico en su mente. "No, México es amigo mío desde hace mucho tiempo, y dudo que no me ayude, además, a él no le cae bien Estados Unidos... ¿le digo ya?" Esperó unos segundos para ver si a México no se le llegaba a cruzar por la cabeza la idea que tenía Canadá. Por suerte, México no dijo nada más. "Mejor no, le diré en cuanto lleguemos a su casa"

Todo el recorrido de vuelta a la casa de México estuvieron intentando calmar a Alfred, que no paró de llorar por lo rápido que iba el caballo.

Sí que México le sabía a los caballos, llegaron en muy poco tiempo.

-Ohh!! Calma, muchacho- dijo México mientras tiraba de las correas para frenar al caballo.

Apenas el caballo se frenó del todo el bebé dejó de llorar, en cambio, empezó a reír. Aunque, su risa no era muy agradable que digamos, era parecida a su risa de cuando era adulto.

-Hemos llegado.-dijo México bajándose del caballo- Dame al gringo para que tú y Kumajiro bajen- se lo dio. Canadá casi se caía del caballo, ¿cómo demonios se tenía que bajar de esa cosa?- emm... espera, sólo apoya tu pie izquierdo en la hebilla y pasa tu otro pie al otro lado, es igual a como te subiste.

Canadá lo hizo. Cuando por fin todos bajaron, México de dio de vuelta el niño al canadiense, llevó el caballo y lo amarró a un lado de su casa.

El pequeño América [Hetalia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora