XII. "No quiero besarte"

35 5 0
                                    

- Es...- me quedé literalmente sin palabras al ver todo el estado de Nueva York, o gran parte de él, desde último piso del edificio más alto que hay en los alrededores-... Impresionante- completé la frase. Cuando junté mi mirada con la de Nate, lo vi intentando descifrar si estaba siendo honesta con él o no. Sonreí.

- Vengo aquí a veces- dijo. Ambos estábamos parados, literalmente frente a todo Manhattan, distraídos de las luces y de los sonidos de la bohemia ciudad eran nuestras propias respiraciones. Me volteé hacia Nate.

- ¿Si?- asintió con la cabeza, sin apartar la vista de la ciudad de Manhattan.

Pasaron unos minutos de silencio en donde Nate miraba el vidrio con una mirada que nunca antes había visto en él. Solo supongo pero era como si estuviese esperando a que algo pasara, tal vez a que viniera alguien y nos arrestaran, o que hubiese un terremoto tan grande que todo Nueva York se desmoronara, y, que mientras nosotros también lo hacíamos, disfrutáramos de ver como la ciudad cae y procede a transformarse en cenizas. Pero, de nuevo, sólo estoy suponiendo. Lo que yo hice durante esos minutos fue simplemente mirar a Nate. Aproveché cada minuto de ese momento para inspeccionar el rostro de Nate. De repente, Nate habló sin despegar su mirada del estado de Nueva York.

- Su nombre era Dominic- dijo. Su ceño estaba fruncido, como si le doliera lo que estaba diciendo. Lo miré confundida sin recordar bien de dónde conocía el nombre-, la chica que encontramos en el club- y ahí lo entendí. Aparté mi mirada de Nate y la concentré en el vidrio mientras me mordía el labio inferior-. La encontraron muerta en un río- su voz se mantenía uniforme, no temblaba, no cambiaba de tono, no se quebraba, pero se veía que le afectaba.

- ¿La conocías?- me contuve con todas mis fuerzas para no tomar a Nate y ahogarlo con un abrazo mientras le susurraba que estaba todo bien. Por primera vez desde hace ya unos minutos volteó su mirada gris hacia mí y yo lo hice hacia él. Tragué el nudo que se formó en mi garganta.

- No- dijo, con el rostro indiferente.

Su expresión no demostraba tristeza, ni tampoco su voz y ni siquiera había rastro de algún sentimiento en la postura de su cuerpo. Pero aún así sabía que, por alguna razón, le costaba hablar de eso.

- Solo tengo curiosidad- lo miré, confusa.

- ¿Por qué?

- Creo que la policía lo está encubriendo- volvió su vista al vidrio. Solté el aire que había estado reteniendo en mis pulmones.

- Yo también- dije, volviendo mi mirada al vidrio. No podía sostener su mirada, no ahora-. O que alguien lo está encubriendo y que la policía no tiene idea- dije. Nate me miró, dudoso.

- Creo que eso suena mas probable- dijo, pensativo. Ignoré la pregunta que picó en el fondo de mi mente, ¿tienes algo que ver con su muerte?

Ambos nos quedamos mirando el vidrio por otro rato más. Hasta la curiosidad me consumió y no pude evitar preguntarle lo que había estado merodeando por la cabeza desde que pisamos la cerámica en el primer piso.

- ¿Nate?- lo miré, él hizo un sonido con la garganta para que continuara, pero no apartó la vista del vidrio. Proseguí-. ¿Por qué me trajiste aquí?- Nate se volteó a mirarme. Mantuve mis ojos en los suyos, logré hacerlo.

- ¿Por qué?- medio sonrió-. ¿Crees que voy a matarte?- rodé los ojos.

- Es en serio.

- De acuerdo- dijo, se puso serio-. Nada especial- se encogió de hombros. Lo miré, inexpresiva.

- ¿De verdad?- lo miré, intentando descifrar en qué estaba pensando, o si en serio me trajo como trae a miles de chicas, pero me volví a topar con la pared que no me dejaba ver más allá de la iris de sus ojos. Se encogió de hombros, dando a entender que no era gran cosa.

Efecto MariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora