17. Líos Amorosos

1.1K 93 10
                                    

Al día siguiente, desperté por Jacinda moviéndose por la habitación de un lado a otro. Mientras abría los ojos, la divisé limpiando mi habitación. Lo cual es extraño, porque vamos, ni siquiera yo la limpio.

—Hola. —me dice, al ver que he despertado. Me levanto con pesadez de la cama y hago una sonrisa de boca cerrada. Jacinda parece notar que me he "sacado de onda."

—Hola Jacinda. —respondo, aun adormilada.

—Me tomé la molestia de limpiar un poco tu habitación, espero que no te moleste. —me dice, parándose de puntillas. Los rayos de luz solar entran por la ventana de la habitación, y hacen que el cabello castaño de Jacinda parezca casi rubio. Jacinda es bonita, y no me extraña que Kentin haya estado enamorado de ella desde que eran apenas unos niños, y también Armin es muy guapo, y no me extraña que ella se haya enamorado de él, aunque parece ya haberlo superado.

— ¿Ya te has cambiado? —pregunto sorprendida, y siento un poco de vergüenza porque Jacinda parece ser de la clase de chicas que se levantarían desde las cuatro de la mañana para tomar un baño de burbujas, vestirse adecuadamente, maquillarse, y hasta ir y dar de comer a los gatitos callejeros, como Nathaniel lo haría. Y ahora que lo pienso, he perdido el contacto con él.

—Sí, ya estoy lista. —me dice, tomando su celular y colocándolo en su bolsillo trasero. — Son las siete de la mañana, lo que significa que las clases empiezan en dos horas, Sucrette. Deberías apresurarte. Tu madre salió temprano, me dijo que te pidiera que compraras cilantro, y que por favor esta vez no lo confundieras con el perejil.

Jacinda continúa hablando, pero no la escucho no porque me aburra, sino porque me pongo a pensar en como puede ser tan fuerte. Anoche, mientras intentaba dormir la escuché llorar un rato, hasta que se cayó, supongo que se quedó dormida. Sus ojos están llorosos, pero se disimula bien por el maquillaje que trae puesto.

—...y, además, he tomado este conjunto de tu armario, espero que no te moleste. Me queda bien, ¿no te parece? —dice, terminando con una sonrisa amplia.

—No me molesta, está bien.

—Debo ir a mi casa por mis útiles, nos vemos en la escuela. —me dice, saliendo de la habitación y cerrando la puerta. Parece que un torbellino de limpieza ha pasado por aquí. Y, además, huele al perfume de mi madre. Debió haberse puesto un poco. Me levanto de la cama y me dirigo hasta el baño para lavar mis dientes. Armin me había dicho que Jacinda era una de esas personas que prefiera hablar antes que llorar, porque ella piensa que llorar es una perdida de tiempo, y por ello se la pasa haciendo cosas productivas. Cuando termino, continúo mis labores y, pasadas una hora y media, me dirijo a la parada de autobús para llegar al instituto.

Al llegar, veo a Kim en la entrada, parece que está esperando a alguien. Quiero ir y saludarla, pero después recuerdo lo que pasó con Kentin y decido no hacerlo. No es que me incumba, pero en serio necesito hablar con Kentin.

—Hey, Sucrette. —me dice Kim. Muy tarde, ya me vió. Hago una media sonrisa.

—Hola Kim. —saludo, haciendo una sonrisa de boca cerrada.

— ¿Qué tal? ¿Cómo vas con Armin? Me alegra que hayan regresado, hacen una linda pareja. —me dice, sonriendo de oreja a oreja.

— Oh, vamos muy bien, sí. Gracias. —digo, pasando una mano por mi cabello.

— ¿Estás bien? Tía, te noto un poquitín extraña. —me dice ella levantando un ceja. Y no puedo evitar poner cara de asombro al ver aquel acto. Yo no puedo hacerlo. Vamos, ¿quién puede hacerlo?

— ¿Qué? ¿Tengo un mono en la cara? —Bufa Kim.

— No, es que... ¿Me enseñas a levantar una sola ceja? —pregunto. Kim ríe y pasa su brazo sobre mis hombros.

Cuando veo a Jacinda llegar. Está sonriendo, y por un momento me pregunto cómo es que puede fingir tan bien. Trae un conjunto muy bonito. Trae una falda rosa y una bonita camiseta gris. Que por supuesto, va escotada. Al vernos, la sonrisa se borra de su cara por unos segundos, pero después vuelve a sonreír y pasa de largo. Y al parecer Kim no se da cuenta, o parece ignorarlo.

— Mira, ahí vienen nuestros chicos. —me dice Kim, esbozando una sonrisa.

Armin y Kentin vienen hacia acá. Armin me mira sonriente y viene hacia nosotras, mientras Kentin se escabulle por otra dirección.

— Hola preciosa. —dice el pelinegro, colocando un dulce beso en mi frente—. Ah, hola Kim. —comenta.

— Hola Armin —dice ella, haciendo una media sonrisa—. ¿Saben a dónde ha ido Kentin? No lo he visto en toda la  mañana.

¿Pero por qué miente?

—Oh, me dijo que iría a buscar a Jacinda.

— Vaya... —dice Kim, mirando hacia dónde Kentin salió corriendo hace unos minutos—. Vale, entonces supongo que iré a buscarle. ¡Nos vemos luego chicos!

Hago un gesto de despedida con la mano, extrañada. Kentin, ¿qué has hecho?

¡Hola guapas! ¿Cómo están? Tanto tiempo.
Recuerden que cualquier duda, queja, aclaración o cualquier cosa a mi otra cuenta, Pattledge 💘
Les mando muchos besos. ¡Hasta luego!

¿Contigo? (CDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora