Prólogo

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Mi primera cita. Estaba muy emocionado y nervioso por ella. Nos conocimos por internet y nos pasamos fotos, pero jamás nos vimos cara a cara. Era una sensación muy rara, había tantas sensaciones que descubrir, tantos olores que probar... Nunca me acostumbro a conocer a gente por internet. Nada es lo que parece.

Estaba en mi café favorito, leyendo en el teléfono la Saga de Geralt de Rivia mientras la esperaba. Llevaba una barba de tres días y vestía con una camisa blanca y unos vaqueros largos pese a que estuviésemos en pleno verano. Me acariciaba mi rizado pelo castaño pues es una manía que tengo, como muchas otras, a la vez que leía las intrépidas aventuras de mi brujo favorito.

- Hola... -me dijo una voz femenina.

Alcé la mirada y la vi. Su rostro era muy agraciado y bonito, parecía de porcelana. Sus ojos, verdes como la hierba en primavera, me miraban con una tierna sonrisa. Tenía una sedosa cabellera negra, y vestía con una camisa de manga larga remangada y una falda corta complementada con unas bailarinas.

- ¡Oh! -me levanté y la saludé con un abrazo- Hola. -me despegué y le sonreí- Marie, supongo.

- Sí, y tú debes de ser Dani-kun, ¿verdad? -me dijo cariñosamente.

- Ahí le has dado. ¿Te apetece tomar algo? -traté de ser cortés.

- La verdad es que solo un cortado.
Llamé al camarero y le pedí que le trajera el café. Mientras tanto empezamos a hablar.

- Y bueno... ¿A qué te dedicas Marie? -traté de romper el silencio incómodo.

- La verdad es que trabajo en una tienda de ropa local, ¿y tú?

- Bueno... Soy empleado en una tienda multinacional de videojuegos a la vez que estudiante de programación con el fin de ser desarrollador de videojuegos. Ya ves, mi trabajo y mis estudios están relacionados con mi hobby.

- ¡Qué suerte! A todo esto... ¿Qué te gusta?

- Pues... Adoro el manga y el anime, aparte de los videojuegos. Mi anime favorito puede ser Full Metal Alchemist, Evangelion o Madoka Magica. También adoro leer libros de fantasía o ciencia ficción. Tengo wattpad por cierto, y escribo ahí una historia.

- ¡Vaya! Coincidimos en muchas cosas. A mi también me gusta el manga, y el que más es Tokyo Ghoul. Y wattpad también tengo. Las historias que más me gustan son de hombres lobos, pero detesto crepúsculo y sus vampiros-hada, me parece malo pero con ganas.

No pude evitar reírme ante tal comentario hacia una saga que detestaba. Verdaderamente esta chica era bastante afín conmigo. Quizás si todo iba bien podríamos llegar a ser pareja y todo. De repente llegó su café. Ella se lo agradeció al camarero con una sonrisa.

- ¿Y qué me cuentas de ti? ¿Qué te gusta? -le pregunté de nuevo con una pregunta similar.

- Pues... Ahora mismo este café. -dijo mientras se lo bebía a pequeños sorbos- Y la naturaleza. Adoro los animales, sobre todo el lobo, es mi animal favorito.

- ¡También es mi animal favorito! Es más, estoy en algo que se llama furry fandom. No sé si te suena.

- Creo que lo sé. ¿Es un fetiche raro con animales de dibujos animados?

- ¿Qué? ¡No! -me reí- Es una subcultura urbana de animales antropomórficos. Otra cosa es la gran cantidad de pajeros que hay que adoran el porno de ello, yo lo detesto. Yo me escogí como fursona el lobo.

- Vamos, que eres un hombre lobo, ¿no pajero? -se rió- Venga, es broma. Eres demasiado guapo como para ser un hombre lobo.

- Gracias, supongo... -alcé mi mirada al cielo- ¿Quieres qué demos un paseo por ahí? Va a anochecer en nada.

Pegó un último sorbo a su café y pedimos la cuenta. Pagamos y nos fuimos los dos muy felices.

- Si quieres podemos irnos a mi casa. Vivo sola.

- Oh, vale.

- Pero no te creas que quiero ahora un rollo. Solo quiero que estés cómodo.

- Tranquila, estoy muy a gusto contigo.

- ¿Sí? La gente suele decir que soy un poco seca a veces.

- Pues esa gente te debe odiar, porque yo pienso lo contrario.

Ella me sonrió y se abrazó con fuerza a mi delgado brazo derecho. Continuamos platicando por todo el camino a medida que el crepúsculo se hacía más intenso.

Llegamos a su bloque de apartamentos. Ella vivía en el piso 10, el más alto de todos. Llegamos a la puerta de su casa. Al entrar en lo primero que me fijé fue en que estaba todo tan oscuro que apenas se podía ver.

- Aquí está un poco oscuro. -le comenté.

- Daniel... He de confesarte algo. Esta no es mi casa. -dijo seriamente.

- ¿Qué? ¿Entonces dónde estamos? -me sorprendí ante ese comentario.

- En la casa de mi anterior "novio".

- ¿Y qué hacemos aquí?

- ¿Sabes cual es la escena de Tokyo Ghoul en la que Rize muestra su verdadera naturaleza a Kaneki?

- ¿Sí? -dije incómodo.

De repente ella se abalanzó sobre mi y me mordió en el cuello. Mi sangre comenzó a brotar sin parar. Estaba asustado. Chillé y traté de quitarme ella de encima.

- Me encantas Daniel. Tu sabor, tu carne, tu voz... Quiero comerte enterito Dani-kun. -su voz empezó a volverse más grave poco a poco- Desde el momento que te encontré en Badoo supe que eras el ideal.

Su cara, en la poca luz que había, se veía como empezaba a deformarse poco a poco. Se alargaba, sus dientes se afilaban, su nariz comenzaba a volverse negra y le brotaba pelo por todo el cuerpo. Se estaba haciendo más grande y pesada a medida que pasaban los segundos. Estaba aterrorizado, nadie me iba a salvar en ese momento y si sobreviviría nadie me creería por aquello.

- Shhh... Ya pasó... -me acarició con sus zarpas mi cabello- Me encantas mi lobito, pero como dicen todo lo bueno se acaba... Pero tu cuerpo me durará días. -puso su zarpa sobre mi nuez y comenzó a dejarme poco a poco sin oxígeno- Adiós.

Traté de zafarme de aquella situación. Golpeé su brazo con la mano que tenía libre. No cedía. Lo empezaba a ver todo borroso. De repente, sin querer, le golpeé en la cara con mi puño, el cual tenía un anillo. Eso hizo que quitase la manaza de dolor y se la llevase a la cara.

- ¡Maldito! ¿Llevas plata? ¡Quema!

¡Plata! ¡Eso es! Aproveché ese pequeño instante para levantarme lo más rápido que pude a la vez que daba fuertes bocanadas de aire. Me acerqué a la pared del recibidor y con el tacto descubrí el interruptor de la luz. Lo encendí y con ello pude ver a la espantosa figura que antes conocí como Marie. Era un monstruo de pelo negro, más alto que yo y dientes blancos y muy afilados. Estaba quejándose de la luz, cerrando los ojos pues estos no estaban acostumbrados a recibir luz de golpe.

Me di prisa y me dirigí a la cocina lo más rápido que pude. Busqué en esta algún utensilio para defenderme. Me encontré una botella de whiskey, un trapo y un mechero. Dí rienda suelta a mi imaginación para hacer en ese momento un cóctel molotov. Abrí la botella de cristal y metí el trapo. A continuación le prendí fuego a este, me acerqué a donde estaba el monstruo y se lo tiré a la cara lo más fuerte que podía. La botella se rompió en mil pedazos y desparramó todo el alcohol sobre la cara, y este empezó a arder a una velocidad increible. En nada de tiempo Marie empezó a rugir con fuerza, moviéndose sin parar, tratando de quitarse en vano el fuego de la cara. El olor a pelo quemado era horrible. De repente ella se acercó a una ventana y por accidente rompió el cristal de esta y se precipitó al vacío a la vez que gritaba de pura angustia. Me asomé para ver cómo estaba ella. Seguía ardiendo en un patio trasero, pero esta vez yacía inerte, muerta sobre las losas de cemento.

El Beso de DianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora