Cap. 1

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-Venga para... Enserio, ¡para ya! No me lo puedo creer, no puedo dejar de mirarlo... Es que es tan mono...

Una vez más, me encuentro en una de las miles de discusiones con migo misma, en las que al final, siempre acabo haciendo lo que me da la gana. Bueno, mi historia se llama Adam, es un chico alto, guapísimo, con ojos del color de la coca-cola, esa que tanto se que le gusta, me encanta como piensa, es adorable y está en mi clase. ¿Que por qué le llamo "mi historia"? Porque se que aunque yo no le guste a el, nuestra historia acaba de empezar...

-Valerie, continua la lectura.

Ya esta el bizco otra vez interrumpiendo mis pensamientos ¿no se supone que venimos al instituto para aprender, para ser mas inteligentes y que pensar es de personas inteligentes? ¿Quién le manda a el interrumpirme? Ni que esto de las mitocondrias me ayudase a vivir el día a día... Bueno, habrá que hacerle caso y leer.

-las mitocondrias son órganos celulares encargados de...

Buff menos mal, el timbre, no tenia ganas de seguir aguantando más al bizco ¡que pesado! Salí rápidamente por la puerta mientras me ponía la mochila, seguida de mi mejor amiga, que se quejaba por todo, me hacían gracia las expresiones de estrés que ponía. Noté un codazo fuerte, miré a mi amiga y me señaló con los ojos detrás de mí.

-Oye Valerie ¿entiendes lo que nos explicó la de física y química?- me preguntó Adam sonriente.

-Sí ¿por?- logré responder cuando salí de mi empanamiento.

-Es que no lo entiendo...

-No te preocupes, cuando quieras te lo explico.

-Vale, ¡gracias!

Me quedé embobada mirándole mientras se alejaba. Evelyn me dedicó una mirada pícara a la que respondí dándole un codazo y con una risa estúpida. Cuando llegamos a mi casa, quedamos para la tarde y nos despedimos.

-Hola cariño ¿que tal el día?- me preguntó mi madre mientras me daba un beso.

-Bien, ¿que hay para comer?- le pregunté quitándome la mochila y los zapatos.

-Espaguetis.

-Bien- dije mientras me tiraba en el sofá boca arriba, estaba reventada...

Después de comer me senté en el escritorio y abrí la agenda. Me daba mucha pereza hacer los deberes, además era viernes.
-Y los viernes son para descansar -me dije a mi misma.
-Pero tengo que hacerlos por que luego me va a dar más pereza... -sonó el timbre y corrí hacia la puerta mientras gritaba -Voy yooo.

Giré en la curva del pasillo con dificultad por la velocidad que llevaba y frene estampandome contra la puerta.

-¿Si?- dije un poco sofocada por el acelerón.

-Holaaa soy Evelyn ¿sales?

-Siiii- respondí con entusiasmo -ahora bajo.

Colgué el telefonillo y salí disparada hacia mi habitación. Me puse los zapatos, cogí el móvil, dinero y las llaves. Corrí por el pasillo y me paré en la puerta de la cocina.

-Voy a la calle -les dije a mis padres.

-Vale cariño, hasta luego.

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