Cap. 3

1 1 0
                                    

Me siento tan a gusto a su lado. Adam y yo caminábamos cogidos de la mano, por el paseo que esta al lado del parque. Me encanta sentir sus dedos entre los mios, escuchar las palabras que me dedica. Paramos un momento enfrente de la fuente que esta al final del paseo. Los dos bebimos agua.

-Tienes una gota en la barbilla. -dije acercándome lentamente hacia su rostro.

Adam me miró sonriendo, yo acaricié su barbilla quitándole la gota de agua y como dos imanes, nuestros labios se juntaron. Una luz cegadora me obligó a abrir los ojos, la luz del sol que entraba por la ventana de mi habitación hizo que me despertase de uno de los miles de sueños que tenía con Adam. De nuevo estaba fantaseando, ya llevaba poco mas de un mes sin verle ya que se había ido de vacaciones de verano. Me levanté perezosa de la cama y fui a desayunar. Entré en la cocina, abrí el armario, no quedaban galletas, en el frigorífico tampoco había leche, que desastre.

-Mamaaaa no hay ni leche ni galletas -grité.

-Ayer le dije a tu hermano que bajase a comprar.

Me dirigí a la habitación de mi hermano, abrí la puerta con cuidado y allí se encontraba cual marmota en invierno. Aunque esa habitación parecía mas una pocilga que una madriguera de una marmota. Casi no se veía el color del suelo con los zapatos y toda la ropa sucia o limpia, quien sabe.

-Dan -susurré.

Un sonido producido por el me indicó que me escuchaba.

-¿Ayer compraste la leche y las galletas?

-No... se me olvidó... -balbuceó mientras se daba la vuelta dificultosamente para darme la espalda.

Rodee los ojos y salí de aquella pocilga.

-Mama, dice Adam que se le olvidó ir a comprar, voy a desayunar con Evelyn.

-Vale, pásalo bien.

Fui a mi habitación cogí el móvil y le mandé un mensaje a Evelyn. No tardó más de medio minuto en responderme.

-Vale guay, ¿puede venir Dylan con nosotras?

Evelyn y Dylan llevan saliendo desde hace ya unos 3 meses, poco después de que se fuesen al cine juntos. Desde entonces casi no se separan, incluso a veces necesito hablar con ella a solas y parece imposible con Dylan rondando cerca todo el rato. Pero me alegro mucho por ella, se le ve muy contenta.

-Claro, ¡que venga!

Quedamos en la entrada de nuestra cafetería favorita como siempre que necesitábamos hablar, desahogarnos, distanciarnos del mundo real un rato o simplemente pasar un rato juntas echándonos unas risas. A lo lejos vi acercarse una pareja adorable de adolescentes cogidos de la cintura.

-Buenos días parejita -dije dedicándoles una mirada pícara y una sonrisa.

Entramos a la cafetería y nos sentamos en nuestra mesa de siempre, la que estaba al fondo, al lado de la columna. Pedimos tres colacaos y un par de gofres con chocolate y nata. Evelyn y yo adoramos esos gofres, están buenísimos. Y como las camareras ya nos conocen, siempre nos dan una cucharilla con los gofres para que podamos comernos el chocolate que se queda en el plato, sí, somos las dos muy golosas.

Estuvimos hablando un rato, Evelyn nos contó que había tenido una bronca con su madre, yo les conté que no tenía leche y que por eso les había dicho de ir a desayunar y Dylan nos contó que había estado estudiando para el examen que tenía en septiembre ya que había suspendido ingles. Todo estaba bien, hasta que los tortolitos empezaron a ponerse cariñosos. Que no es que me enfade, pero es que cortan un poco el rollo, menos el suyo. También es un poco incomodo, pero hay que aguantarse. Mientras que ella sea feliz, podré aguantar a cualquier idiota que se atreva a cruzarse en el camino de mi mejor amiga.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 21, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mis Historias Donde viven las historias. Descúbrelo ahora