No tengo ni la más remota idea de como comenzar a hablar. Pero la cosa es así: ¡Soy un asco para causar buenas primeras impresiones!. Perfecto ya lo dije. Y es toda la verdad, creo es como una maldición, causar el peor ridículo de mi vida la primera vez que conozco a alguien. Lo último que me ocurrió fue el día en que mi madre me presentó a su novio, ese día tenía un resfriado terrible y cuando Josh apareció, le sonreí con todos los dientes... pero también con una larga y asquerosa hilera de moco colgándome de la nariz. Hoy temo por mi vida, ya que es el primer día de la Universidad, un día lleno de primeras impresiones, pero tengo un buen presentimiento...
🌈
Una variedad de prendas volaban atravesando la habitación desde el armario hasta esparcirse en el suelo de manera azarosa. Un miedo se apoderaba de él con cada vez más intensidad con forme los minutos pasaban.
—¿Donde está?, ¿Donde está? —se preguntaba así mismo rascándose la cabeza con desesperación.
Habían pasado cinco horas desde que había llegado a la habitación del campus donde viviría prácticamente durante toda la carrera universitaria, y desde que había desempacado, ordenado sus pertenencias en su lado del cuarto y tomado una ducha, se había dedicado a buscar una sudadera amarilla mostaza, la cual era su favorita, pero no podía encontrarla por ningún lado, por lo que la teoría de haberla olvidado en casa, se hacía más fuerte segundo a segundo.
Al darse por vencido, se viró a contemplar el desastre que había causado en el apartamento y soltando un sonoro bufido, se dispuso a guardar todo de nuevo en su lado del armario.
Su trasero, cubierto unicamente por el rostro de Jake el perro en la ropa interior que utilizaba, apuntaba directo a la puerta, mientras sus brazos se mantenían ocupados levantando y doblando las prendas del suelo. Repentinamente la puerta se abrió y al escuchar esto, se reincorporó velozmente con el rostro rojo a reventar en cuanto vio como un chico parado bajo el humbral de la puerta y con varias maletas junto a él, lo miraba con una expresión de susto mezclada con sorpresa.
—Si quieres... puedo pasar luego y mientras terminas... con lo que sea que haga Jake el perro en tu trasero... —Dijo manteniendo su expresión y retrocediendo lentamente por donde vino.
—¡No!, emm... lo siento, sólo estaba... buscando una sudadera —resolvió, tomando rápidamente una prenda al azar y colocándola para cubrir su delgado cuerpo expuesto ante el desconocido.
El chico se adentró con timidez a la habitación. En todo momento mantuvo su mirada directo en el suelo evitando ver de nuevo el rostro alegre de Jake el perro en el trasero ajeno. Le parecía por demás extraña la escena que había presenciando y la naturalidad de los calzoncillos de aquel chico, que causó en él, cierta gracia mezclada con un desconcierto.
Llegó hasta su lado de la habitación acarreando una variedad de maletas de distintos colores y tamaños, inclusive un estuche de guitarra. Las maletas fueron dejadas en el suelo sin intenciones aparentes de ser desempacadas, ya que, luego de un salto, el castaño se lanzó sobre su cama.
—¡Mi nombre es Spot!
De un momento a otro, su compañero de habitación ya se encontraba vestido, parado junto a su cama y con la mano extendida hacia él, mientras mantenía una amigable sonrisa. Luego de la penosa escena, no le quedó más remedio que poner su mejor cara a pesar de que la vergüenza lo estuviera comiendo lentamente.
El par de ojos color avellana del castaño, se posaron sobre aquel chico y lo escrutaron de pies a cabeza con cierta indiferencia. Los segundos pasaron, pero Spot mantenía su mano estirada dispuesto a recibir el saludo de su compañero de habitación.
Le parecía extraña la forma en que se comportaba, tal vez le había tocado por compañero de habitación una especie de robot o algo parecido, ya que cualquier otro hubiese quitado la mano y se hubiera alejado, pero el chico seguía allí.
Finalmente ambos estrecharon sus manos y Spot recibió una ligera sonrisa.
—¿Te llamas Spot?
El rubio suspiró torciendo la boca, olvidaba que lo primero que le preguntaban al conocer a alguien nuevo era a cerca de su nombre, pero es que ¿Quién en su sano juicio revela que su nombre es Spot? él había considerado en ocultarlo, en hacerse llamar "Michaelo" o "Doroteo", pero no, tenía que ser honesto, era algo que le habían inculcado desde pequeño, además sonaba hasta cierto punto adorable y único.
—Si, es complicado, ¿Has visto ese programa de "No sabía que estaba embarazada"?. Pues eso le ocurrió a mi mamá: primero, quería un perrito, escogió el nombre, compró los juguetes y hasta una placa con el nombre grabado; de camino a la perrera la fuente se le rompió y horas más tarde tuvo un bebé y doce kilos de comida para perro esperándola en casa.
—¿Por qué no te cambió el nombre?
—De verdad quería tener ese perro. Mira —Spot hurgó entre sus pertenencias y sacó una pequeña cadena con un dije en forma de hueso con el nombre de "Spot" grabado en él y se lo mostró al otro chico.
Luego de apreciar de cerca el inusual objeto, un incómodo silencio llenó el lugar. Spot le sonreía de una manera casi perturbadora, reforzando la teoría de ser un robot.
—Amm... mi nombre es Matt.
—Oh, adoro ese nombre.
—Si, mi madre quería un pez... —Bromeó y ambos chicos comenzaron a reirse —Bueno "trasero de jake", iré a dar una vuelta por el campus, escuché que tenemos un cine —Dijo Matt levantandose de la cama luego de que las risas cesaran.
—Amm... y ¿no planeas desempacar y ordenar tus pertenencias?
—¿Para qué?
La puerta se cerró tras el castaño en un golpe seco; Spot miró las maletas de Matt y el poco pero notorio desorden que éste había ocasionado en los breves minutos que llevaba viviendo con él; por todo lo demás, estaba feliz con la primer impresión que había causado.
—Sip, creo que lo hice bien...

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Gay Roommate
Roman d'amourLas diferentes personalidades de dos jóvenes convergen en la pequeña habitación que deberán compartir durante sus estudios universitarios. Todo marchará a la perfección hasta que uno cruce la delicada línea entre una gran amistad y el amor. *** #790...