Entre Tú Y Yo

Parte IV

- Adiós mamá. - Carter besó su mejilla y caminó rápido hacia la salida, pero se detuvo cuando sintió el brazo de su madre tirar de su muñeca. - ¿Qué? - preguntó, hoy iría a desayunar a la cafetería antes de ir a la preparatoria.

- no has desayunado, no estás comiendo, Carter.. - su madre la miró a los ojos, dejándole ver estos llenos de preocupación. - sólo come algo, porfavor hija. - pidió. Una de las mayores preocupaciones de Penelope era el solo hecho de imaginar que Carter volviera a estar en su estado de antes. Ahora ella era delgada, tenía una buena figura y ningún problema de salud, que ella supiera.

- está bien. - suspiró y comió un poco. - Ya terminé. - habló con la boca llena de comida. Y corrió a su habitación a buscar su abrigo aunque ya había dejado de nevar. Salió corriendo de casa, por suerte la panadería quedaba a unas pocas cuadras. Entró y sonó la campanilla de siempre.

- ¡Buenos días! - saludó Harry.

- Hola. - susurró, intentando calmar su respiración agitada por correr.

- ¿Qué vas a pedir?

- lo de siempre.

El chico se alejó un poco y comenzó a hacer el café. Ya acabado, se lo entregó a la chica. La cuál lo tomó con desesperación. - Mamá tenía razón, eres adicta a esa cosa.

- es mi droga.- confirmó. - ¿tu madre no está?

- ha salido a comprar algunas cosas, supongo que volverá más tarde, de hecho yo ya debo irme a la preparatoria..

Carter asintió con la cabeza.

Quitó su delantal y lo dejó en su lugar. Puso su beanie gris en su cabeza, desordenando sus rulos. Dejó algunas cosas en el fregadero para lavar después y tomó las llaves. Hizo un ademán para que Carter saliera y con ella afuera ya cerró la panadería con llave.

- lamento haberte sacado, no podía dejar abierto. - habló con su voz más ronca que de costumbre. Y comenzó a aclarar su garganta. - creo que tendré un resfriado. - susurró para si mismo.

Carter tomó camino a la derecha cuando él ya había tomado camino a la izquierda. Carter había decidido faltar a la primera clase al ver (por la hora) que ya había empezado y probablemente no la dejarían entrar. Ya en la preparatoria caminó a la terraza, como siempre se encontraba vacía. Soltó un suspiro de relajación y sacó un cigarrillo de su bolsillo trasero de su pantalón. Lo encendió y dio una calada, mirando al cielo con la mirada perdida. El lugar le traía muchos recuerdos, le recordaba un vacío que tenía en su corazón. Ya ni siquiera lloraba, únicamente veía el cielo con la mirada perdida, aunque realmente no la estaba viendo, no observaba como una estúpida el cielo. Ella recordaba, imaginaba, mil cosas pasaban por su mente.

"Te recordaré siempre como lo que más amé" - pensó y rápidamente negó con la cabeza, intentando alejar los recuerdos y callar a su propia mente.

- ¿Que hacés aquí? - pegó un brinco por el susto.