La Otra dimencion : [BULMA Y VEGETA]

Capítulo tres. Partida

3.Partida.

— ¿En dónde estamos, Vegeta?

La voz de mi pequeña madre me volvió a mi realidad. Mi padre miraba a su alrededor y su pequeña capa ondeaba.
El planeta era como un desierto. El aire estaba muy pesado al igual que la gravedad. Di un paso y me sentí como la vecina gorda que se mudó hace meses a un lado de la Corporación. Raditz levanto una roca y cuando está cayó. Se hizo un enorme hoyo donde había caído.

— En el planeta donde te van a comer, cosa azul.

Respondió Raditz riendo con mi padre.

— Eww. ¿Quien quisiera comerla? - Mi padre es demasiado burlón. Me gustaría decirle que " Esa cosa azul " es su esposa y madre de su hijo. Pero la leyes del tiempo no me lo permiten.

— ¡Tama! —Chilló mi madre y con sus tiernas manos me tomo del pantalón y escondió su rostro en mi pierna. Me puse a su altura y mire sus ojitos con lágrimas, con las yemas de mis dedos las limpie y le di un sonrisa. La cargue y la puse sobre mis hombros mientras ella se aferraba a mi cuello con delicadeza.

—Dejen a Bulma, ¡Joder! Es una niña muy hermosa. Ustedes son unos cobardes. ¿Vale?

Grité enojado.Raditz se cruzó de brazos y mi padre gruñó — Mal educado, A un príncipe no se le habla así. En cuanto llegue a mi planeta te aniquilaré.

—No, Tama es mi amigo y nadie lo va aniquila .

— ¡Pronuncia bien, Cosa !

Ahí va otra discusión de mis padres. Pongo los ojos en blanco y camino hacia una cueva , Los pequeños saiyajin me siguen a pasos lentos.

Me adentré. La cueva estaba muy oscura. Mi madre tembló. La baje de mis hombros y la puse a un lado de mi padre. Este hizo una mueca de molestia.
Ella le saco la lengua infantil.

Sentí un Ki. Frunciendo el ceño camino unos pasos hacia adelante.

— Son los de tentáculos asquerosos.

Siseo Raditz con asco. Mi padre sonrió y en su mano hizo una pequeña esfera de energía. La lanzó y tuve que esquivar.
Lo fulmine con la mirada. Este me ensanchó su sonrisa burlona. Maldoso.
Mi madre se mordía sus diminutas uñas.
Mi padre la empujo y ella cayó de Culo sobre un charco de un líquido negro. Su vestido rosa se manchó y comenzó a llorar aún tirada.

— ¡Bueno Basta, ¿Acaso crees que soy tu niñera? Vegeta eres el niño más frío y de malos sentimientos. Ni Raditz es tan grosero con Bulma . ¡ Deja ya de molestar a mi pequeña Bulma! con un Carajo.

Me había enfadado mucho con mi padre. A cada rato molestaba a mi mamá. Cargue a Bulma quien ya se estaba hiperventilando. Ella me dio una sonrisa y se limpió sus lágrimas.

—La cosa azul es muy molesta. Y llora de todo.

Se quejó.

— ¡Bah! Esto no volverá a suceder ¿Vale?
Ahora Dime Vegeta y Raditz. Los de tentáculos asquerosos son ¿Fuertes?

—No, son caníbales.

Rodé los ojos. —Bien. — Respondí

Y de repente un enorme tentáculo sale directamente hacia mí para atravesar mi cuerpo. Lo esquivo pero veo como va directo a mi madre. Ella cierra sus ojos fuertemente. No puedo moverme tan rápido.

Pero algo que jamás pensé . Paso.

Mi padre la tomó de la cintura y la pego a su pecho . Esquivaron juntos esa cosa
Raditz miro perplejo la escena. Al igual que yo , Mi madre estaba aferrada al cuello de mi padre. Se dio cuenta de nuestras miradas y la soltó bruscamente.

—Cosa azul,Tama nombre de Gato, Raditz ,esto fue para no tener que limpiar el feo cadáver de la azul.

Sonrió con Malicia. Pero borró mi sonrisa cuando unos monstruos salen de la profundidad de la cueva. Empujo a los tres niños hacia atrás . Saco mi espada de la funda donde estaba . Corto rápidamente los tentáculos.

—¡ Salgan de aquí!

Gritó, Mi padre gruñe pero carga a mi madre y con Raditz salen volando de la cueva.

Una luz ilumina la cueva. Siento como la energía recorre mi cuerpo. Hago una esfera de energía grande y la aviento contra esas cosas. La cueva explota pero logro salir de ahí. Mi padre, Raditz y mi mamá están afuera viendo todo.
Mi mamá corrió a abrazarme.

—¿Eres un saiyajin ?

Preguntó mi padre. « Súper saiyajin » me había convertido . El lo había visto.

— ¿Donde está Kakaroto? —Gritó Raditz .

¡Mierda! El señor Goku. Corrimos y lo observamos en un acantilado.

« ¡ Nooooooo! »