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Tomó el celular y abrió el mensaje.

«Tienes que venir a ensayar mañana Jully, Tomasa se lesionó y no podrá hacer su solo.»

Por un lado se sentía feliz, pero le molestaba que pensaran que el solo se lo regalase el instructor a ella. Cuando llegó e hizo el solo todas hablaron sobre qué tenía favoritismo, sabía que su madre tuvo la culpa al pedirle al instructor que le diese un solo cuando entró, pero también sabía que su madre lo había hecho para que viesen su potencial.
Aun así le molestaba. No podía decir no dado que su instructor no aceptaba "no" por respuesta.
Respiró ondo y respondió:

«Esta bien, nos vemos mañana.»

No espero ningún mensaje como de costumbre, conectó su celular al cargador y se fue a dormir, aunque fueran las ocho de la noche.

¡Jullyyyyyyyyyyy! —gritó su mamá desde abajo.
5:45 am, logró visualizar Jully en el reloj de a un lado de su cama. Se sentó en la orilla de la cama mirando hacia la nada. Todas las mañanas se preguntaba lo mismo.
«¿Realmente necesito ese título?»
Cuando volvió a escuchar los gritos de su madre se fue directamente a la ducha. Ahí tardó diez minutos sentada hasta que se dio cuenta de que se había dormido otra vez en el escusado. Se levanto y metió a la ducha, al abrir la regadera pareció gusano en comal caliente, estaba fría el agua.
Al terminar de bañarse se puso su uniforme. Como solía ser de costumbre buscaba sus zapatos como loca, no los encontraba. Bajó a la cocina y decidió preguntarle a su madre.
¿Has visto mis zapatos?
—Están en la azotea.
¿Qué rayos hacían ahí? —pensó.
Subió las escaleras y abrió la puerta de la azotea que se encontraba justo a la izquierda al subir las escaleras.
Los tomo y fue a su cuarto por calcetas. Recordó porque los zapatos estaban ahí. Se había quedado dormida en la azotea, era inevitable, corría bastante aire allí.
Cuando bajó su padre ya se estaba yendo, ni siquiera se despidió de ella, bueno, a decir verdad no era que lo viese seguido; él se va temprano y suele llegar tarde.
Abrió el refrigerador sacando el refresco que quedaba.
—Jully, no tomes refresco tan temprano —le reprendió.
Es adrenalina mamá.
—Adrenalina las polainas que no tengo, cuando estés muriendo de gripe no iré por ti para que sientas tu adrenalina.
Jully solo rió.
Su mochila estaba en la sala y sus libros desordenados encima del sofá.
A ver, este no, este tampoco, que flojera llevar libros —internamente eso es lo que pensaba Jully.
Se colgó un tirante de la mochila en el hombro derecho. En sus manos estaban las calcetas y los zapatos.
Agarró las llaves del coche que estaban en el mueble a un lado de la puerta y se dirigió hacia la puerta del copiloto para subirse. Su madre estaba cerrando la puerta con un maletín en mano.
¿Otra vez le haz hecho el trabajo a tu jefe?  —se quejó Jully.
Sabes que tengo que hacerlo, no hay de otra —respondió cansada.
Tú deberías ser su jefe, aunque dudo mucho que él te haga el trabajo bien hecho, contrabajo y puede estacionar bien su automóvil.
Hizo reír a su madre, era cierto, su jefe era un desastre.

—Ponte las calcetas rápido Jully, no sé porque tienes la maña de ponerte las calcetas llegando —le reclamó su madre.
Bueno pues, tú me acostumbraste ya que llegábamos tarde cuando iba en la primaria.
Se bajó del automóvil y cruzó la avenida donde se encontraba la secundaria a la cual asistía. Saco su credencial y se dirigió hacia su salón. Todavía era temprano, muy temprano. Por suerte su mejor amiga estaba ahí, metida en su celular, pero ahí estaba.
Kennedy —saludó Jully.
Hey hola —levanto la mirada para dedicarle una sonrisa.
Siempre llegas temprano.
—Pues, entre más pronto salga de casa para mamá mucho mejor —bromeó— es que, no todas las sillas están bonitas, y tengo que llegar temprano para apartar la tuya y la mía y la de Evelyn.
—Pero creo que Evelyn no va a venir.
—Solo eso me faltaba, luego se queja de la silla, pero la próxima vez pura ñonga.
Jully de rió ante el comentario. Todo el tiempo dice eso, y sin embargo, Kennedy le sigue apartando la silla a Evelyn.
Bueno, como no va a venir me sentaré en su lugar —respondió Kennedy.
¿Segura?
Kennedy odiaba estar al frente de todo, daba igual si se refería a un lugar, a un equipo o a cualquier otra cosa, lo detestaba. Y eso, era algo que Jully conocía de ella. No todos lo saben, Kennedy siempre es cerrada con respecto a lo que le molesta, es muy conformista, al menos eso era lo que Jully había notado durante tres años.
Bueno, mejor ponte tú ahí y yo atras —colocó su mochila en la silla que había apartado para Jully.
No respondió, solo se puso en la silla que era para Evelyn.
¿Quieres un jugo? –preguntó Jully a Kennedy.
Oh, sí. Vamos.
—Solo te pregunte, no te lo voy a comprar —dijo en un tono serio. Pasados de unos segundos se echó a reír.
Por un momento lo habría creido maldita.

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⏰ Última actualización: Jul 26, 2016 ⏰

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