Peter aparca fuera de mi casa, apaga el motor y se vuelve para verme.
- ¿Segura? - pregunta.
- Sí - afirmo, algo dudosa -. De todas maneras terminaremos discutiendo.
- ¿No quieres que me quede o te espere afuera? - noto algo de preocupación en sus ojos.
Siempre que discuto con mamá, terminamos peleando hasta la muerte. Nunca permite que tenga la razón sobre cualquier cosa.
No es que me encante discutir con ella, es agobiante, pero siempre termino con una jaqueca de muerte. Tomando en cuenta que apenas duermo por las noches, también tengo que agregar la repetición constante de los insultos de mi madre durante toda la noche.
Nunca me ha importado lo que opinen los demás sobre mí, es algo que aprendi gracias a mis dos padres. Mi padre me enseño a usar las emociones mínimas, mientras que por el lado de mi madre me enseño a ser insensible ante los insultos. Después de años de escuchar ofensas de su propia boca dirigidas a mí, dejo de doler, así que sirvió lo suficiente como para que los insultos de los demás apenas me moleste.
- Tranquilo. Si te necesito, te mando un mensaje ¿vale? - digo, con un poco de ánimo.
- Iré rápido a ducharme y vendré antes de la cena, ¿Okay?
- Okay.
Abro la puerta del auto y salgo tomando aire. Introduzco la llave en la cerradura, tomo el pomo de la puerta y entro. No oigo ni un sonido.
Genial no están.
Ole, un milagro.
Me relajo y camino por el pasillo que lleva al comedor, paso por la primera puerta que da a la sala de televisión y al notar que mi hermano no se encuentra ahí, estoy cien por ciento segura de que no hay nadie.
Mi hermano menor vive en esa habitación, ahí juega videojuegos, al igual que donde pasa tiempo con papá y mamá viendo películas o series. Sí, la mayor parte del tiempo mi hermano y mis padres pasaban tiempo junto, por mí parte casi siempre estaba en mi cuarto encerrada tratando de manejar el desequilibrio mental que me molestaba cada cinco minutos.
Paso por la puerta que da a la cocina y noto algo por el rabillo del ojo, más no le doy mucha importancia. Cuando voy a dar un paso para llegar al comedor y subir, la escucho.
- Alison Harrison Wilson.
Y...el milagro termino.
Ay mátenme.
La voz de mi madre se hace audible por toda la casa y su tono no es nada agradable.
Odio qué me llamen por mi nombre completo.
Doy media vuelta y la veo parada frente a mí a medio pasillo. Esta cruzada de brazos, con las cejas juntas y la mandíbula algo apretada. Se nota que ya me estaba esperando.
- ¿Qué?
- A la cocina – ordena y sin más se da media vuelta entrando a la cocina.
En serio dios no está de tú lado.
Cállate por una vez.
Apretando la correa de mi mochilá camino a la cocina, solo intento relajarme para no romper algo en este momento.
Inhala, exhala. Aún no puedes matar a nadie Alison.
Entro a la cocina y me siento en el banco más cercano. Al notar que en medio de la encimera hay un plato con uvas, me inclino para tomar algunas y empiezo a jugar con ellas. Doy gracias al cielo que la isla me da una distancia apropiada con mi madre que se encuentra del otro lado de la encimera.
ESTÁS LEYENDO
Bajo Tierra
Teen Fiction- ¿Cómo quieres que confié en ti, si todo aquel a que le he dado mi confianza me ha apuñalado por la espalda? -pregunto mirándolo directamente a los ojos. - Sencillo -responde dando un paso mas cerca de mi. - ¿Cómo? -vuelvo a preguntar. Dejo de mira...