Álvaro
Primer paso para conquistar a Nerea: llevarla a comer por ahí y enseñarle lo romántico que puedo ser. No sabía si le gustaban los chicos románticos pero bueno, ¿a qué chica no? Estaba nervioso, para que mentir. Nerea era la primera chica que me gustaba de verdad en mucho tiempo, ¿y si la cagaba? Eso ya no importaba, ya no podía echarme atrás. Estaba justo delante de la puerta de su casa y ya había llamado al timbre. Ahora no había vuelta atrás. La puerta de abrió y detrás de ella apareció un cuerpecito menudo, era Nerea. Iba con un vestido azul marino de encaje, con tirantes y cuello de barco. Estaba preciosa, bueno como siempre.
-Mmm... Ho-Hola.-Mierda, ya empezamos a tartamudear. Ella de rió.
-Hola Álvaro.-Sonrió Nerea.-¿Vamos?
-Cla-Claro.-Dije aún sin despegar la vista de ella. Sí que estaba guapa.
Nos subimos en el coche, en el que ayer esta misma situación se repetía, ella sentada en el asiento del copiloto y yo en el de al lado, solo que ayer yo la llevaba de vuelta a su casa.
-Bueno y, ¿a dónde vamos?-Preguntó curiosa fijando su penetrante mirada en mi, cosa que me puso más nervioso.
-Es que no te lo puedo decir. Es una sorpresa.-Ella se cruzó de brazos y frunció el ceño haciendo un puchero.
-Jo, ¿entonces no me lo vas a decir?-Dijo como una niña pequeña. Yo negué con la cabeza, sonriendo.-Eres malo.-Me reí.
-Lo sé, pero ya verás como te alegras de haber venido.
Aparqué el coche en un lugar donde ya no había carretera, sino un camino de tierra. Salí del coche y le abrí la puerta para que ella pudiera salir mientras yo le tendía mi mano y ella la aceptaba. Me acerqué al maletero del coche, y de él saqué una cesta de picnic, junto con una toalla, que había utilizado la última vez que fui a la playa con los chicos. Es que a mí lo del orden no me va.
-¿Te apetece picnic?-Le pregunté mostrándole la cesta. Ella cogió la cesta por el asa, cerca de donde yo la agarraba, rozando nuestras manos y haciendo que una corriente eléctrica me recorriera de arriba a abajo.
-Claro que me apetece.-Sonrió, sacándome de mis pensamientos.
-Pues no se hable más.-Dije guiándola por el camino para llegar al lugar donde haríamos el picnic.
El camino era irregular, lleno de baches y piedras, y de vez en cuando, Nerea pegaba un tropezón, por eso, a mitad de camino la agarré de la cintura, evitando así que ella se callera. Me lo agradeció sonriéndome un poco ruborizada, cosa que me enamoró aún más.
-¿Te han dicho alguna vez que estas preciosa sonrojada?-Ella se sonrojó más todavía y yo sonreí por dentro. Estaba consiguiendo el efecto que quería en ella.
-No... Gracias... Supongo.-Dijo en un hilo de voz, mirando al suelo. Le agarre del mentón haciendo que me mirara. Estuvimos unos segundos con la mirada fija en la de otro. Iba a besarla, pero me sorprendió que ella se adelantara. Colocó sus manos en mi cuello y empezó a acariciarlo. Yo tenía una mano en su cintura y con la otra empecé a jugar con los rizos de su pelo.
Estuvimos así varios minutos hasta que ella dijo:
-No me importaría quedarme así el resto del día pero es que tengo hambre ¿sabes?-Yo me reí ante su comentario y seguimos el paseo.
Llegamos al lugar donde quería hacer el picnic cinco minutos después. Pusimos la toalla en el suelo y nos sentamos, abrimos también la cesta y empezamos a comer. Debíamos tener mucha hambre por que la comida prácticamente desapareció en cuanto abrimos la cesta.
Después de comer estuvimos veinte minutos hablando y riendo hasta que Nerea cambió de tema.
-¿Es agua lo que estoy oyendo?-Preguntó, y no se equivocaba. Un poco más para adelante había un pequeño riachuelo. Ella se levantó y me tendió la mano para ir caminando hasta él. No nos dábamos cuenta, pero íbamos de la mano y muy pegaditos. Eso me gustaba. Me gustaba estar con ella, sentir su piel sobre la mía y escuchar su dulce voz. Cuando llegamos al riachuelo, Nerea se deshizo de sus manoletinas plateadas y se metió el el riachuelo. Como no era muy profundo, el agua le llegaba por los tobillos.
-¿Te metes conmigo?-Preguntó. Yo sonreí y asentí. Me descalcé igual que ella y me metí en el río. Sin darme cuenta ella había empezado a salpicarme y yo no me quedé lejos. Estuvimos así no se cuanto tiempo, entre risas y gritos, el tiempo pasaba volando cuando estaba con ella. Empezamos una batalla de agua hasta que estuvimos calados hasta los huesos.
-¡Vale! ¡Me rindo, tú ganas!-Dejé de echarle agua y me acerqué a ella. Rocé sus labios para luego besarle. Esta vez fue un beso más salvaje, más pasional.
Nos dieron las diez de la noche y decidimos volver a casa, ya que no se veía nada a esas horas. Cuando la dejé en su casa eran las diez y media. Volví a mi casa y me quedé dormido pensando en ella, en su voz, en sus suaves labios rosados, en el olor a chocolate de su pelo... Nerea era perfecta...
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ESTE CAP SE LO QUIERO DEDICAR A NEREA MI FIEL LECTORA Y NUEVA MEJOR AMIGA DEL WATTPAD!!! ESTE CAP ENTERITO PARA TI CHIQUIIII:*