Cap. 5

9.3K 484 174
                                    

Pude encontrar más información que parece tener algo que ver con el Señor Sonrisas.

Como dije, fui a visitar el viejo vecindario con mi amigo Dan.

Él es la única persona fuera de la familia con la que he hablado sobre el Señor Sonrisas, siempre ha sido más abierto a esto ya que a él le gusta este tipo de cosas de horror y fue él quien me introdujo a este tipo de historias.

Cómo lo esperaba, estaba completamente de acuerdo con el viaje al vecindario, incluso me pidió llevar una cámara Polaroid y una videocámara para documentar lo que ocurriera. Yo me negué a esto ya que a la gente no le gustaría hablar con una persona que les está grabando y tomando fotos a cada rato. Probablemente se veía invasivo y extraño.

Manejamos hasta el vecindario justo después de salir del trabajo, se veía tan tranquilo y pacífico como siempre. Alguien había pintado la vieja casa de un color amarillo pálido, haciéndola parecer menos amenazante de lo que se veía antes. Tocamos a la puerta de la casa y una mujer de más o menos mi edad con su hija detrás de ella nos recibió.

―¿Puedo ayudarles en algo?―nos preguntó con una gran sonrisa en su rostro.

―Sí, yo solía vivir en esta casa antes cuando era pequeña, sólo quería venir a ver la casa de nuevo. ¡Se ve muy bien!―le dije yo.

―¡Oh, gracias! Hemos estado viviendo aquí por un par de años ya y nos encanta.―respondió la mujer. La niña detrás de ella asintió tímidamente.

No sabía realmente qué decirles ya que se veían verdaderamente tranquilos y felices. Dan y yo sólo nos quedamos de pie ahí, asintiendo de manera tonta por un momento, murmurando:

―Bien, me gusta oír eso.

La mujer sonrió de vuelta, sin saber a lo que me refería realmente con eso.

―Es una casa muy hermosa, sabía que este iba a ser un buen hogar desde el momento en que la vi.―nos dijo la mujer poco después.

Luego me acordé la otra razón por la que había venido aquí.

―¿Acaso los Stein sigue viviendo al lado?―le pregunté―Solía jugar con sus hijos cuando vivía aquí. Me gustaría ir a saludarles.

La sonrisa de la mujer disminuyó un poco.

―Sí, ellos siguen viviendo al lado―dijo, luego bajó la voz un poco―Pero siempre han sido un poco... extraños. Ya sabes, después de lo que ocurrió.

Esto me intrigaba. Detrás de mí, Dan también se veía bastante interesado por esto. Ya tendría algo más de información sobre el caso, al fin.

―En realidad no sé lo que ocurrió. Nos mudamos del vecindario cuando yo tenía sólo ocho años, y en realidad no estuvimos en contacto con ellos después de eso. Recuerdo haber jugado con Maribel y Anna varias veces, pero nada más.―le respondí, tratando de conservar un tono calmado y vagamente interesado.

―Bueno, verás―dijo la mujer, bajando la voz cada vez más. ―Debió haber sido en el tiempo en el que la hija menor, Anna, desapareció. Tal vez por eso tus padres se mudaron.

Estaba algo sorprendida. Me quedé ahí sin hacer nada por un momento antes de preguntar lo primero que se me vino a la mente.

―¿Alguna vez supieron lo que ocurrió?

La mujer agitó su cabeza.

―No supe exactamente lo que ocurrió ya que fue mucho antes de que yo me mudara al vecindario, pero escuché que hasta la policía estaba impactada. Los padres se despertaron una mañana y su hija menor no estaba, sólo se había desvanecido en el aire. Alguien había roto la ventana con un tipo de palanca, pero nadie escuchó nada. La bebé, la sábana y su muñeca habían desaparecido por completo. Lo único que encontraron fue que habían unas rayaduras en la pared que decían "Gracias".

―No puedo imaginarme qué pasaría si algo como eso me ocurriera a mí― Dijo la mujer, temblando y acercando a su hija de lado.

―¿Entonces no debería de ir a ver a los Stein?―le pregunté, insegura de que debería hacer.

La mujer agitó su cabeza a manera de disculpa.

―Se han vuelto ermitaños, permanecen siempre adentro de su casa. Creo que la hija mayor se mudó del estado para alejarse de todo eso. A los padres sólo los he un par de veces desde que me mudé. Traté de presentarme cuando nos mudamos, pero ni siquiera querían abrir la puerta.

Nos quedamos ahí parados mirándonos el uno al otro de manera incómoda.

―Bueno, muchas gracias por su tiempo. Me agradó visitar el vecindario antiguo a pesar de que las cosas hayan cambiado tanto.―les dije finalmente, dirigiéndome junto a Dan al vehículo en silencio. Conducimos por un tiempo hasta que Dan exhaló ruidosamente.

―Mierda, por un momento creí que sólo mentías sobre lo de las cosas aterradoras que te habían pasado, pero parece que de verdad han ocurrido cosas extrañas en ese vecindario.―dijo Dan.

Suspiré. El dolor de cabeza me volvía a atacar, ahora más fuerte que nunca, y de alguna manera me sentía culpable por lo que le había ocurrido a la familia Stein. Estuve pensando en Anna, con dificultad puedo recordar cómo se veía, Maribel y yo nunca jugamos mucho junto a nuestras hermanas menores. Recuerdo que a veces Anna trataba de caminar con nosotras, pero siempre solía caerse al piso.

―Aún no tengo ni idea de lo que está pasando.―le respondí a Dan. Me sentía más perdida que antes.

***

Después del incidente en el que había encontrado nuestro cuarto destrozado, mis padres se volvieron muy atentos, vigilándome a mí y a Jessie todo el tiempo. No me dejaban ir caminar con mis amigos al colegio o salir de la casa sola; mi madre había cambiado su horario de trabajo para poder llevarme y traerme de la escuela todos los días. Jessica se quedaba en una guardería, pero mis padres comenzaron a dejarla en la casa de mis abuelos durante la semana.

Hubo un periodo en el que mis padres nos metían a mí y a Jessica en el auto y nos llevaban a diferentes vecindarios a ver nuevas casas en las que mudarnos. No recuerdo que tan seguido fue esto, parecía que era diario, pero creo que me estaría equivocando si lo afirmara.

Durante todo ese tiempo, nuestro dormitorio amanecía desordenado cada mañana por un visitante nocturno que no dejaba rastros de por donde entraba ni por donde había estado, todo lo que se veía era el cuarto destrozado.

No habían huellas, manchas ni nada. Nuestros padres ya no nos dejaban siquiera entrar a nuestro dormitorio.

Una vez fui al cuarto de huéspedes/oficina de mi papá en busca de un color rojo para terminar un dibujo para la escuela, lo que encontré en el escritorio fueron notas arrugadas en una escritura en letras grandes.

Las notas estaba en una carpeta que estaba titulada "Para la policía".

Todas eran notas que había dejado el Señor Sonrisas en nuestra habitación y mi padre había encontrado. Leí varias notas, cada una de ellas contenían algo aterrador y asqueroso que me hacía sentir un vacío en el estómago mientras las leía.

DEVUÉLVEME A LA NIÑA.

NO ME VOY A DETENER.

SAL, SAL, DONDE SEA QUE ESTÉS... JESSIE.

ELLA ME PERTENECE.

Luego encontré una nota que estaba escrita de forma diferente a todas las demás, también estaba escrita en un papel amarillo como las notas que mi padre usa cuando trabaja.

¿Qué es lo que quieres de nosotros? Nunca te daré a mi bebé, así que sólo dime que tengo que hacer para que te vayas.

Debajo de esa nota estaba otra en papel periódico con la escritura del Señor Sonrisas.

QUIERO TENER ESE TIPO DE PUREZA, QUIERO HACERLA MÍA.

El Señor Sonrisas [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora