La Reina Del Castillo De Lágrimas

La reina.

Ella era una princesa.
No, mejor que eso. Una reina.
Una reina demente. Sin súbditos. Ella reinaba su propio castillo construido por el llanto de todas las noches. No habían reglas, ya que nadie estaba allí. Una reina solitaria, sin un rey.

El rey que alguna vez tuvo, la había lastimado demasiado. Jugó con ella. Promesas que escondían dedos cruzados y mentiras. Promesas de que nunca la dejaría. Promesas de que ella era la única a la que amaba. Promesas de que ella era su mundo de felicidad, que sin ella no le veía sentido a la vida.
La reina descubre que la traiciona.
¿Con quién? Con una de las mujeres que vivía en el castillo en aquel entonces.

Luego de enterarse de lo que hizo el rey, todo el pueblo se enteró de esto.
"Se lo merece", decían unos. "Que se joda por ilusionarse". "Já, yo hubiese hecho lo mismo. Dime, ¿quién se aguanta a esa loca?"

A ella le llegaron todos estos comentarios.
El rey se marchó con aquella mujer. Ella enloqueció dando ordenes sin sentido. Todo el pueblo se fue de allí, rumbo al castillo que construyó el rey con, ahora, su reina.

Desde aquel entonces está sola. Sin apoyo. Preocupándose por cosas sin sentido. Llorando todas las noches. Culpa y vulnerabilidad.
Culpa por no saber porqué perdió a su rey. Y vulnerabilidad gracias a la soledad que la rodea.

Uno de estos días, no aguantará más, y... ¡Pluf! Desaparecerá de ese mundo de sufrimiento. Desaparecerá de la manera más cruel y dolorosa.

Nadie la extrañará, porque esta sola.