Capítulo 5: Del plato a la boca se cae la sopa.

118 12 4
                                    

Tenía que pensar en algo para evitar que "R" con ayuda de sus influencias me sacará del colegio. La mejor forma era tener que rogarle. Lo haría después.

Las clases habían terminado, estaba a punto de salir e ir al descanso, cuando una hermosa voz gritó.

-Oye, espera... ¿cuál era tu nombre? No lo recuerdo. Lo siento- me dijo "A". Era de esperarse que no se acordara de mi nombre, en cambio yo lo había memorizado tan bien.

-Es "I". Pero descuida.

-Lo lamento de verdad. En fin. Quería ver si me podrías ayudar con un tema de las clases, es que no entendí y se ve que eres alguien que no pierde el tiempo.

Dios me estaba pidiendo a mí que lo ayudara, a mí.

-Cla...claro. Es algo que podría hacer.

-Genial, entonces... ¿nos vemos en la biblioteca?

No puede ser, esto no está pasando. El chico que me gusta me esta pidiendo que nos veamos en la biblioteca. Mi corazón late con cada palabra.

-Si. En la biblioteca será.

-¿Después de clases?

-Después de clases- le confirmo y el se marcha. Camino en unos cuantos metros y me aseguro de que no haya nadie y empiezo a gritar de la emoción. Eso fue de lo mejor, me encanta ese chico. Suspiro su nombre.

-"A"...

Regreso al mundo real y recuerdo que tengo que ir con "R".

Las comienzo a buscar y ahí está "R" junto con "M". Las amigas inseparables.

-Mira nada más quién está aquí, pero si es "F" el que no pasa de perico perro.

-"R" vengo a pedirte una disculpa por no haberte entregado el trabajo.

-Para empezar hablame de usted- me dice y para no empeorar las cosas decido acceder.

-Señorita "R" perdón, pero es que de verdad se me hizo tarde pero no quiero que me heche de aquí, es una gran oportunidad para mí y...

-Si, si, si bla, bla, sabes que me aburres. Eso del trabajo está resuelto. El profesor se verá obligado a ponerme una buena calificación. Pero aún no te perdono.

-Señorita de verdad una disculpa.

-Está bien, te voy a perdonar, pero sólo con una condición...

Ay no, ahora de que se tratará.

-¿Si?

-Tienes que ser sirviente y asistente mio y de "M", ante cualquier cosa. ¿aceptas? O de inmediato hablo con mi tío para que te hechen de una buena vez.

Ni modo, no me quedaba de otra más que aceptar, no podía quedarme sin estudiar, todo sea por ese puesto.

-Está bien señorita. Gracias de verdad, no sabe cuanto se lo agradezco.

Aunque muy en el fondo no tenía nada que agradecerle

-Bien y como primer labor, ve por un par de ensaladas, y que sean las mejores- me dió la orden y de inmediato fui.

Terminé de comprar las ensaladas.

-Listo aquí están las ensaladas señorita.

-Que bien, aunque ya no tenemos hambre- me dijo muy irónicamente y abrió la charola y me vacío toda la ensalada encima. Todo lo que contenía la ensalada estaba en mi cabeza, y el aderezo escurría.
"M" tomo su ensalada y la tiro de igual manera en mí.
Todos comenzaron a reír, eso de verdad era injusto.

-Tienes una pequeña mancha aquí- me dijo "R" burlándose.

Salí llorando de ahí y me dirigí a los baños. Comencé a llorar, por todas las humillaciones que pasaba día con día, sentía tanta tristeza. Limpié mi cabello y subí al salón.

Cuando entré todos se rieron, no dí importancia y me fui a mi lugar.
Sentí como calló en mi rostro una bola de papel. Abrí la hoja y decía:

¿Rica ensalada?

Arrugé la hoja de papel y la tiré al suelo. Una lágrima cayó.

Para evitar caer en tristeza pensé en aquel chico de cabello negro y brazos marcados. "A".

Al final de las clases quedé de verme con él en la biblioteca, que emoción. De tener un rostro triste pasó a ser un completo rostro con una sonrisa de oreja a oreja. Pasaron las clases y seguía perdido en mis pensamientos hasta que sonó la última campana.

Era hora. Salí corriendo del salón y corrí directamente hasta la biblioteca, cuanto más me acercaba mi corazón se aceleraba aún más.
Entré y ahí estaba, en una mesa sentado esperandome.

-Ho... hola- dije nervioso.

-Por favor siéntate- me dijo y de inmediato hice lo que me pidió.

-Y, ¿en qué querías que te ayudara?

-Verás no paso gran parte en las clases porque la paso entrenando para los campeonatos y pierdo clases, y me gustaría que me enseñaras lo que todos han visto.

Eso explica el porque nunca lo había visto por ahí en el salón, pero claro le importa más su juego. Que lindo.

-Claro, podría ayudarte.

-Me parece bien, ¿empezamos?

-Claro.

Estuvimos ahí un par de horas enseñándole Química y Matemáticas.

-Que exausto estoy- me dijo y se veía muy agotado, debe de ser porque se la pasa entrenando.

-Bueno esto ha sido una parte de lo que hemos visto...

-¿Podrás hacer mañana lo mismo por mí?- me interrumpió.

-¿ma... mañana?

-Sí, a menos que no quieras.

-No, claro que quiero.

-Bien. No veremos aquí mañana a la misma hora- se levantó de su asiento y me dio la mano. Se la dí y pude de nuevo sentir ese suave tacto. Era increíble, lo miré a los ojos y me perdí en su mirada.

-Mañana entonces- me dijo regresandome de nuevo a ese lugar.

-Si- tomé mis cosas.

-Deberías ir algún día a algunos de mis partidos.

-Te aseguro que si- le dije y salí de ahí. Me fui en dirección a mi casa.

Aunque haya sido un pésimo día al final terminó bien.

Cada palabra y cosa que hacía "A" me encantaba, no podía dejar de pensar en él. No podía. Estaba empezando a ver sus defectos como algo lindo. Y mañana me volveré a encontrar con él. ¿Tendra novia? Seguramente sí. Dentro de todo es muy caballeroso y atento, me gustaba eso de él, de hecho todo él me gustaba.

Si Alguna VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora