Alguna vez un adulto te ha dicho: "Cuando seas más grande vas a querer regresar a la secundaria..."
A mí sí y cada vez que lo decían, internamente, yo respondía: "Si, claro!"
Hoy en día, cada vez que recuerdo esas situaciones pienso que me tomé demasiado literal esa frase. Porque siendo sincera no extraño la secundaria. Lo que extraño es poder pasar la mañana hablando, peleando, riendo e incluso en silencio con mi mejor amiga, tener tiempo para organizar una reunión con el resto de mis amigos, ir por la calle haciendo el tonto sin que me importe como la gente me miraba, no tener prisa, etc. Extraño las pequeñas cosas porque eso me bastaba para ser feliz.
Sin dudas, soy el tipo de persona que no cree que la felicidad es algo que se tenga que alcanzar sino que esta compuesta de momentos.
Actualmente, me encuentro en la Universidad y en busca de un trabajo.
La situación de mis amigos es más o menos la misma, con suerte nos vemos en vacaciones. No vivimos todos en la misma ciudad y aunque la distancia es de una a tres horas tampoco podemos reunirnos por la diferencia de horarios y responsabilidades.
Y te estarás preguntando porque escribo esto, buena pregunta, creo que yo tampoco lo sé.
Supongo que esto se podría tomar como un buen ejemplo de que no nos damos cuanta cuando estamos en un momento feliz de nuestra vida. A veces, los momentos de felicidad pueden calcularse en algo tan pequeño como las horas, minutos e incluso segundos. Tenlo en cuenta.
En fin, no sé si esto se entienda pero hazte un favor y valora más los momentos en los que te encuentras rodeado de personas a las que aprecias, en que tengas una sonrisa sincera en el rostro. Esos momentos que solo tú sabes que recordarás con alegría porque nos guste o no nadie detiene al tiempo y la vida pasa.
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Dedicado a Ti
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