Susurros.

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Un día más en este maldito hospital. Estoy cansada de estar aquí, las cosas solo empeoran. Este estúpido lugar no esta ayudando en nada. Ya empiezo a ahogarme en pensamientos. Mi nombre es Isabella Biersack. O como quieras llamarme. Tengo 17 años y sufro de esquizofrenia. Personas vienen todos los días a ver como estoy. Siempre les digo que estoy bien, no queda de otra. Si se enteran de que no lo estoy me dan medicamentos, no me gustan, tienen un sabor muy extraño. Me hacen sentir tonta e impotente. Mis familiares siempre vienen, actúan como si nada pasara. Mi hermano me mira a través de la puerta que me separa del mundo real. A veces pienso que tiene miedo de mi, mi madre dice que no es cierto, que es imposible que una persona tenga miedo de su propia hermana, pero yo sigo creyendo que es posible. Puedo sentir el miedo a través de sus ojos cuando me ve. Siempre mantiene la distancia, desde que me diagnosticaron esta estúpida enfermedad ya no habla conmigo. En algunas de sus visitas me siento mal, quisiera que no me tratara de esta manera. No estoy loca, o al menos, no tanto. Nunca le haría daño a mi propia familia, a excepción de mi padre. Ese hombre no merece nada de mi, ni un poco de respeto. El fue el que logró que me internaran en este maldito lugar. ¿Acaso merece él que lo quiera? No. ¿Qué tal si en realidad nunca me quiso? Que tal si, que tal si, que tal si. Me encantan esas tres pequeñitas palabras. Puedo crear tanto con tan solo eso. Que tal si un día logro huir de aquí. Que tal si mañana me dicen que mi enfermedad era solo una simple fantasía y soy alguien normal, como todos en mi familia. Que tal si...

Hace unas semanas me visitó una enfermera nueva. Mientras me daba mis medicamentos diarios le conté una de mis historias favoritas. La del pequeño niño sin cabeza. Una mujer estaba dando a luz un pequeño varón. El doctor era un inexperto, sacó primero los pies, luego las manos, pero al llegar el momento de sacar la cabeza se dio cuenta que su cuerpo no tenía. Había un pequeño cuello allí, pero ninguna cabeza. Lo peor de todo no es que no tuviera cabeza. ¿Quieren saber que era lo peor? Se podía escuchar el llanto del niño por toda la habitación. Es extraño, la enferma no ha vuelto desde entonces.

Últimamente estoy leyendo libros. Me ayudan mucho mientras estoy aquí, trato de no prestar mucha atención a todos los comentarios de que nunca saldré de aquí. Los libros me hacen pensar que todo es posible y que aún hay posibilidades de que salga de aquí, aunque hay aun más de que no. Los doctores dicen que no es bueno que lea libros de fantasía porque puedo confundir lo real con lo ficticio, pero son mis favoritos, mantienen mi fe viva. El último libro que leí se titulaba ''Más allá de las paredes''. Puedo asegurar que es mi libro preferido desde entonces. 

Hace días no cambio el color de mis uñas, ya estoy cansada del mismo rojo vino desgastado. Le dije a la enfermera que quería un color más alegre, amarillo o verde, quizás. Ella dijo que no era posible por el momento y me sentí muy enojada con ella desde entonces, ya no le hablo cuando me trae los tontos medicamentos. Dice que me comporto como niña pequeña pero no me importa, estoy enojada y me gusta demostrarlo.

Quiero un color de pelo nuevo, como azul o rojo, ya no me gusta el rubio claro que tengo, me recuerda a mi padre. La última vez que el doctor estuvo aquí le dije sobre lo que quería hacer y solo soltó una pequeña risita, no sé que significa eso realmente, pero le preguntaré otra vez. 

A veces las personas, en general, piensan que estoy loca, que en cualquier momento voy a atacarlos. Pero, puedo asegurar que no es así. Solo he tenido cuatro episodios de esa manera en todo el tiempo con mi enfermedad. No es divertido que piensen eso. Gracias a estos pensamientos y episodios no tengo amigos en el hospital. Ni siquiera los otros con esquizofrenia se quieren acercar a mi. He llorado mucho en mi habitación a causa de esto. Incluso uno de mis episodios ocurrió por este problema. 

La ultima vez que mi mamá estuvo aquí me dijo que las personas no siempre eran buenas y que por eso, debía prestar más atención a las que si lo eran. Trato de hacer caso a su consejo siempre, pero me di cuenta que hay muchas personas malas en el mundo. Más de las que deberían existir. 

Aun recuerdo la última vez que hablé con mi hermano. Yo tenia 15 y el 13. Estábamos en la heladería que queda cerca de casa. Cada uno con su helado preferido en la mano. Chocolate y caramelo para el; fresas y caramelo para mi. El me contaba sobre una chica que le gustaba y yo, como hermana mayor, le aconsejaba. Olvidé el nombre de la chica, pero aún recuerdo la manera en que los ojos de Jacob brillaban. Le prometí que siempre que me necesitara estaría ahí. El hizo lo mismo. Ninguno cumplió.

  Las personas siempre piensan que hablo mucho, pero son ellas que no están dispuestas a tratar de escuchar. Prefieren perder su tiempo en otras cosas. Es estúpido, no sabe  las maravillas que podría decirles si supieran lo que tengo para decir. Pero nunca me dejan. Es lo malo de las personas, prefieren negarte a reconocer tus mejores habilidades.  

No es fácil estar aquí, pero es mucho peor estar fuera. Detesto los martes, estos días debo salir de mi habitación y, según los médicos, tomar un poco de aire fresco. Odio estos paseos. Las personas siempre hablan en susurros cuando estoy cerca. Creen que no los escucho, pero son gritos en mi cabeza. 



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⏰ Última actualización: Feb 19, 2017 ⏰

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