8

38 5 0
                                    

Moría de ganas por sacar a Rambo a pasear y que la gente mire tremenda belleza que tengo. Pero al parecer no se podía: primero necesita tener las dos primeras vacunas, vaya fastidio. Según yo iba ir al veterinario para que le vacunen...pero no lo hice, sólo fui una vez y me arrepiento.

En aquel entonces yo era tan estúpida, como ahora, pero más aún, tan necia yo. Lo saqué a pasear, SIN TENER ALMENOS LA PRIMERA VACUNA. Si pudiera regresar al tiempo y darme una bofeta, dios.

Bueno, tampoco era mi culpa porque mis padres al ver que se meaba en casa y rompía cosas al ponerse nervioso, pues me regañaba mi madre: Lili desde que está este perro tengo que limpar cada día, huele mal, tengo que comprar cargadores cada dos por tres... Me sé sus palabras de memoria jaja. Asumía la culpa evidentemente hasta que me harté.

-Lili, pasa la fregona que se ha meado.

-voy...-suspirando.

-ya comienzas. Sólo te estoy diciendo. -con voz ronca.

-y yo sólo te respondo. -le sonrio.

-Todo lo tienes que hacer con mala gana de verdad Lili.

-y tú siempre tienes que discutir por nada. Sólo te dije voy, ¿ok? Enserio, no se puede contigo...-le miré enfadada y fui fregar.

Entre mi madre y yo se volvió cada vez más costubre discutir pero a mi no me gustaba, así que intentaba reponder de una manera agradable, daba lo mismo mi progenitora no colaboraba. Nuestra relación se volvía más distante, no hablábamos, no me quedaba con ella, la ignoraba, me portaba mal...Casi éramos desconocidas. Al igual pasaba eso con mi padre, ¿por qué? Simple, sólo me importaba James, todos eran invisible ante mis ojos.

Las mañanas se me hacían eternas sino fuera por hablar con él moría de aburrimiento. Esperaba con ansias estar con él y despejarme. Jomi era mi soporte de apoyo por eso me aferré tanto. Al salir de la puerta de mi casa todos mis problemas quedaban atrás de esta. Mi único deseo era meterme en sus brazos, en ellos me sentía tan protegida.

Las cinco de la tarde, salgo de casa pero antes:

-MÁ, ya me voy.

-¿A quién has pedido permiso señorita? -su mirada me fulminó.

-Dije que me voy, sólo te estoy avisando. -le sonreí falsamente. -adiós.

Cerré la puerta y la dejé con la palabra en la boca. En mi mente decía: La que me espera esta noche... reí nerviosa y al salir de mi portal lo vi. A él. Mi James. Estaba tan lindo como siempre, con una camiseta negra que se le marcaba su cuerpo, un pantalón gris ajustado un poco bajo de su cadera con un cinturón negro. Lo miré tan embobada casi se me cae la baba jaja. Nuestras miradas se encontraron y en su cara se dibujó una sonrisa tan agradable.

-Hola. -lo abracé y le di un beso super tierno.

-Hola. -me cojió de la cintura y me besó delicadamente.

-¿Dónde vamos?

-Ya veremos...

Seguimos caminando agarrados de la mano tan sonrientes cuando me encontré con esa persona. Se me borró drásticamente la sonrisa y solté la mano a James. No supe si saludarle, bueno, al menos por educación...COMO ODIO ESOS MOMENTOS. :(

Miles De Caminos Un destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora