✔Scenario

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Shibata Kai & Fujimoto Kento

El ambiente era apacible y silencioso, tanto que fácilmente podrías quedarte dormido en medio de esa burbuja de paz, tal como lo había hecho Kento, acurrucado al costado de una Kai que se mantenía leyendo Orgullo y Prejuicio; el primer libro que había leído con Ken, uno que le estuvo leyendo minutos antes de que se quedara dormido, abrazando su cintura mientras balbuceaba cosas ininteligibles entre sueños.

Fujimoto tenía el torso desnudo, como la mayoría de las veces que iba a su casa (cuando esta estaba sola) y tenía una respiración tan lenta, ella leyendo a su lado y haciéndole mimos distraídamente sobre las pecas que pintaban su piel. El ambiente tranquilo se interrumpió cuando él se despertó de un salto, con una cara que ella desearía haber grabado porque estaba segura que se volvería la cara predilecta para las películas de terror, gracias al pánico que demostraba en un momento de lucidez.

Una vez calmado, parpadeando un par de veces y mirando al infinito, murmuró:

— Yo tenía que ir a la academia hoy…— volvió a tirarse pesadamente sobre la cama, apartándose el cabello de la cara y tomando su celular que estaba encima de la mesa de noche. Estaba a reventar de llamadas de su hermano—. Tengo que ir, tengo que ir a Tae Kwon Do hoy.

Se levantó tambaleándose mientras buscaba su camisa y se la ponía, Kai simplemente mirándolo de reojo y aguantándose una risita graciosa. Al final dejó el libro a un lado y se incorporó, viendo al despeinado con cara de dormido Kento. Terminando, abrió la puerta de la habitación y salió a paso rápido, siendo seguido por la chica a solo unos metros.

— Ve con cuidado— antes de abrir la puerta, lo detuvo—. Y hazme el favor de no romperte todo en el entrenamiento.

— No prometo nada— se encogió de hombros y la tomó del mentón para atraerla a su rostro y darle un largo beso de despedida—. Nos vemos.

— Nos vemos.

— Sí, mira, está bien que quieras darte a la fuga con tu Julieta, pero al menos ten la dignidad de llegar a tiempo a la práctica— era Takeshi, estaba indignado y lo miraba con reproche y las manos en jarras. Era de público saber que el Tae Kwon Do era de las cosas más importantes para los Fujimoto.

Kento gruñó de frustración pasando a los vestidores en donde gracias a Dios seguían todos. Eso quería decir que no había empezado la clase.

— ¡Eh, Fujimonstruo! ¡Llegas tarde!

— ¡Es culpa de Takeshi!

— ¡Kento!

Hubo un silencio en general en la sala cuando el gemelo se quitó la camisa para ponerse el dobok.

Fujimonstruo— uno de sus compañeros se acercó, aguantándose la risa—, ¿qué tienes en la espalda?

El pecoso alzó una ceja y fue a mirarse en un espejo, sin molestarse en esconder la sorpresa en el rostro al ver los rayones en su espalda. Él no los identificó con exactitud a la primera, pero cualquier persona que supiera algo de astrología podría fácilmente reconocer la Osa Mayor, la Osa Menor y Orión como principales constelaciones dibujadas entre las pecas de su espalda, entre otras varias, pero esas eran las más resaltantes.

Oh, Kento. Nota mental: no volverte a quedar dormido y menos sin camisa con Kai a un lado. Todavía menos si ella tiene un marcador en la mano. Sí, exactamente eso.

Se tensó cuando notó que ya tenía demasiado tiempo sin responder y dijo lo primero que se le ocurrió.

— ¡Fue Takeshi!

— ¿¡Qué!?— sí, el grito de su hermano no se hizo esperar, mientras se acercaba al contrario y le hablaba bajo entre dientes—, puedes decirles que es tu novia, idiota, ellos no la conocen.

Al mayor de los Fujimoto se le descompuso el gesto, se pegó a la pared y gritó entre exagerados llantos.

— ¡Ese es el problema! ¡No es mi novia!

No es KiKai pero el KenKai es vida y amor para mí y lo quiero compartir con ustedes, be happy (?)

Book of (not so) brilliant ideasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora